• Copitulo 35

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El suave rayo de sol que se colaba por la ventana me despertó. Abrí los ojos lentamente, acomodándome entre las sábanas. Al darme cuenta de que era la única despierta, decidí bajar al primer piso. Sentía la casa tranquila, en silencio, pero un poco de desorden se colaba entre la quietud. Bajé las escaleras, descalza, escuchando el leve crujir de la madera bajo mis pies.

Al entrar en la sala, lo primero que vi fue a Kai dormido sobre la mesa principal. Tenía la cabeza apoyada en sus brazos, y delante de él había un montón de papeles desordenados, algunos tirados al suelo. Se veía incómodo, con el cuello doblado de una manera que me hacía doler solo de verlo. Di un paso más cerca, observando cómo su pecho subía y bajaba lentamente, completamente ajeno a mi presencia.

Me acerqué despacio y, cuando estaba a punto de tocar su hombro para despertarlo, de repente abrió los ojos.

—¡Ah! —exclamé, saltando hacia atrás del susto.

Kai soltó una pequeña risa burlona, con esa media sonrisa que siempre lograba desarmarme.

—¿Te asusté, princesa? —su voz sonaba un poco ronca por haber estado durmiendo, pero eso no le quitaba el tono juguetón. Se estiró en la silla, como si nada, mientras yo me cruzaba de brazos.

—No te hagas el listo. Podrías haberme avisado que estabas despierto —murmuré, tratando de calmar mi corazón acelerado.

Kai se levantó lentamente, recogiendo los papeles de la mesa sin demasiado apuro.

—¿Qué haces despierta tan temprano? —me preguntó, ignorando mi comentario.

Antes de que pudiera responder, sentí algo húmedo en mi tobillo. El sobresalto fue mayor esta vez.

—¡Ahhh! ¿Qué es eso? —grité, dando un pequeño salto hacia atrás. Miré hacia abajo y vi una pequeña bolita de pelo, un cachorro mediano que intentaba subirse a mis pies.

Kai soltó una risa, esta vez más fuerte, mientras se inclinaba y recogía al perrito.

—Tranquila, no es un monstruo, solo es Nyx —dijo, acariciando al cachorro con suavidad.

—¿Nyx? —lo miré con una ceja levantada—. ¿En serio lo llamaste así?

Kai me miró con una sonrisa traviesa.

—Lo vi en Pinterest —dijo, como si fuera la cosa más normal del mundo. Su respuesta me hizo reír.

—Típico de ti... ¿Un nombre sacado de Pinterest? —le devolví la sonrisa mientras el cachorro intentaba saltar de nuevo hacia mis piernas. Lo recogí, y no pude evitar sonreír al ver lo adorable que era.

Nyx me lamió la mejilla, moviendo la cola emocionado.

—Creo que le gustas —comentó Kai, observando la escena con una leve sonrisa, esos raros momentos en los que lo veía más relajado.

Poco a poco, el resto comenzó a despertar. Tatiana fue la primera en aparecer, bostezando mientras caminaba hacia la cocina. Mario y Daniel llegaron después, aún medio dormidos, pero no tardaron en comenzar su habitual sesión de bromas.

—Vaya, vaya... —dijo Mario, mirando a Kai con una sonrisa pícara—. El gran Kai cuidando de un cachorrito. Nunca pensé que vería el día.

Daniel se unió de inmediato:

—Debo decir que te ves bastante adorable con un perro en brazos —se rió, lo que provocó que Tatiana le diera un golpe suave en el hombro para que dejara de molestar.

—Ya, ya... Dejen de molestarme, ¿sí? —respondió Kai, manteniendo su tono despreocupado.

El ambiente en la sala era ligero, como si el día anterior no hubiera pasado nada importante. No hubo preguntas sobre lo que ocurrió la noche anterior ni sobre las amenazas. Todos parecían más enfocados en disfrutar del momento, mirando la casa de Kai con ojos curiosos, observando cada detalle de su decoración. Había algo en el ambiente que me hacía sentir extrañamente tranquila, aunque no podía dejar de preguntarme si esa calma duraría.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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