• Capítulo 29

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Capitulo largo porque narra por primera vez mi poderosisimo Kai 🙆🏻
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Horas antes

KAI

Estoy en la cocina, preparándome un sándwich. Algo simple: pan, queso, y quizá un poco de jamón si me siento aventurero. Todo está en silencio, justo como me gusta. Mientras corto el pan, escucho que tocan la puerta. No espero a nadie, y mucho menos a esta hora. Apuesto a que sé quién es.

Suspirando, dejo el cuchillo sobre la mesa y camino hacia la puerta. La abro, y ahí está mi madre, sonriendo con una bolsa en la mano.

-Kai, traje tu disfraz para esta noche -anuncia, entrando sin que le dé permiso.

Por supuesto, ¿por qué me molestaría en decir que no entre? Es su casa... en su cabeza.

-No voy a ir -digo, volviendo a la cocina sin ni siquiera mirarla. La fiesta de Halloween es la última cosa en mi lista de prioridades, justo después de "ver crecer el césped".

-¿Cómo que no vas a ir? -me sigue, como si no hubiera escuchado lo que acabo de decir-. Te dije que es importante. Todos estarán ahí.

-No soy "todos" -replico, colocando una rodaja de queso sobre el pan con la calma de alguien que no tiene ninguna intención de moverse esta noche-. Y no me interesa fingir ser un fantasma. Ya hay suficientes rondando por ahí.

Ella deja la bolsa sobre la mesa con un gesto exasperado.

-Kai, no puedes seguir así, encerrado en tu casa como un ermitaño. La vida está afuera, no aquí haciendo... ¿sándwiches?

-El sándwich está bien -murmuro, dándole una rápida ojeada-. No veo el problema.

-El problema es que no haces nada más. -Su tono pasa de frustrado a serio, algo que reconozco muy bien. El típico "discurso de madre preocupada"-. Necesitas salir, conocer gente, dejar de actuar como si el mundo te fuera indiferente.

Levanto la vista hacia ella por un segundo, y luego vuelvo a mi sándwich. Mi silencio le da vía libre para continuar, cosa que ya me imaginaba.

-No puedes aislarte del mundo, Kai. -Ella toma asiento en la barra, cruzándose de brazos-. No es sano. Sé que no te importa lo que piensen los demás, pero... la vida no es solo trabajo. Es disfrutar, es experimentar cosas.

-¿Experimentar cosas? -Repito con una ceja arqueada, sin detener mi preparación-. ¿Cómo fiestas con disfraces y fingir que me interesa?

-Exactamente. -Me lanza una mirada que deja claro que no va a rendirse fácilmente-. A veces, tienes que hacer cosas que no te gustan para... bueno, para recordar que no todo en la vida es tan serio.

Tomo un pedazo de jamón y lo coloco cuidadosamente sobre el queso. Todo esto me parece más entretenido que la conversación en curso.

-Mamá, en serio. Estoy bien. No necesito ir a una fiesta para eso.

Ella suspira profundamente, frustrada, pero su mirada se suaviza. Se acerca un poco y me mira fijamente.

-Sé que piensas que estás bien. Pero no quiero que termines solo, Kai. A veces parece que... no dejas que nadie se acerque. Y eso, eventualmente, te va a hacer más daño del que crees.

Dejo el sándwich a un lado por un momento, mirándola. ¿Debería decirle que no se preocupe tanto? ¿Que esto es solo una fase, o que no tiene por qué dramatizar? Pero la conozco. A estas alturas, es más fácil ceder.

-Está bien -digo, levantando la bolsa con el disfraz-. Me pondré esto, iré a la fiesta, y me quedaré exactamente lo suficiente para que pienses que estoy "experimentando cosas". Pero no esperes que disfrute.

29 razones para quedarme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora