A las seis de la tarde, el aire frío ya comenzaba a colarse por la ventana, y yo, por fin, había terminado de escoger mi ropa. No es que tuviera mucho de dónde elegir, pero aun así me tomé mi tiempo, más por evitar pensar en la noche que tenía por delante que por otra cosa. Sabía que en el restaurante me darían un uniforme, pero mientras tanto, el frío no perdonaba. Me envolví en un suéter beige de cuello alto, lo más abrigador que tenía a mano, y unos jeans oscuros, cómodos pero ajustados. No estaba precisamente emocionada por el trabajo, pero al menos mañana podría comprarme esos zapatos. El simple pensamiento de verlos en mis pies me daba un poco de energía para seguir.
Cuando fui a ponerme las zapatillas, me acordé de las medias. Al ponerme las primeras, mis dedos rozaron el moretón que me había dejado el día anterior el maldito taco. Me miré el tobillo, y ahí seguía la curita que Kai me había dado. Me lo había puesto esta mañana, y aunque el moretón no había empeorado, seguía ahí como recordatorio de que, tal vez, no estaba hecha para esos zapatos.
No me va a doler
me dije mientras cruzaba la habitación saltando en un pie para cambiar la curita por una nueva. Mejor ser precavida. Tras eso, me puse las zapatillas, ya con una sensación de alivio, agradeciendo la comodidad. No más tacos por un buen tiempo.
Terminé de arreglarme con un maquillaje leve, apenas algo de corrector, un poco de rubor y brillo de labios. Lo justo para no parecer un zombie. Metí el maquillaje en mi cartera junto con lo esencial: celular, cargador, labial, una barra de caramelos para calmar el hambre y algo de efectivo. Revisé mi reflejo en el espejo una vez más antes de salir. "Bien, nada mal", pensé mientras caminaba hacia el cuarto de Tatiana.
Cuando abrí la puerta de su habitación, no pude evitar soltar una pequeña risa. Ahí estaba Tatiana, con maquillaje de fiesta, casi lista para un carnaval, pero con el cabello alborotado como si acabara de levantarse de la cama.
— ¡Tati! —exclamé, tratando de mantener una sonrisa neutral—. ¿Qué haces? No estás ni cerca de estar lista.
Tatiana se dio la vuelta en su silla de maquillaje, mirándome como si yo fuera la que estaba en falta.
— ¿Cómo que no? Solo me falta plancharme el cabello, y listo. —Dijo eso como si fuera la cosa más simple del mundo.
Levanté una ceja, cruzando los brazos.
— ¿Y el maquillaje? Parece que vas a una boda, no a trabajar de mesera.
Tatiana me lanzó una mirada traviesa, sus labios pintados de rojo brillante.
— Pues hoy pienso ligar con algún cliente. —Sonrió, haciendo una pequeña pose frente al espejo, como si estuviera en la alfombra roja.
No pude evitar reírme mientras sacaba la plancha para ayudarla con el desastre que tenía por cabello.
— Dios mío, Tati. Al menos déjame ayudarte con eso, no puedes ir así —dije entre risas mientras conectaba la plancha y me preparaba para luchar contra su maraña de pelo.
Tatiana, siempre con el celular en la mano, me mostró su pantalla mientras comenzaba a deslizarse entre fotos de Instagram.
— ¡Sophi! Mira esto —dijo, levantando el teléfono frente a mí—. ¡Tengo mi primer hater en Instagram!
Me acerqué para ver mejor. Había una publicación reciente suya, una foto en la que lucía una de sus típicas combinaciones extravagantes de ropa. Pero el comentario debajo me dejó boquiabierta: “No sé por qué te esfuerzas, esa ropa no te queda bien”.
— ¿Y por qué te hace feliz tener un hater? —le pregunté, confundida—. Esa chica solo está siendo grosera.
Tatiana, sin perder la sonrisa, se encogió de hombros.
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29 razones para quedarme
Storie d'amore"A veces, el corazón te pide quedarte justo donde más peligro corres." .. Sophia nunca imaginó que conocer a Kai cambiaría su vida de forma tan inesperada. Lo que parecía un encuentro casual en medio de una aventura, se transforma en un viaje emocio...