• Capitulo 21

53 5 1
                                    

Capitulo largo ❤️
∞———————————————∞
Narrador omnisciente
∞———————————————∞

El auditorio estaba sumido en un silencio expectante. Las luces habían bajado de intensidad, envolviendo la sala en una atmósfera de misterio. Todos los ojos estaban puestos en el escenario, donde Leonardo, el hipnotizador, hablaba con voz suave y rítmica, guiando a los diez voluntarios hacia un estado de relajación.

—Sientan cómo su mente se libera... cómo cada pensamiento se desvanece... —dijo mientras caminaba lentamente alrededor de los voluntarios, todos visiblemente relajados, excepto uno.

Kai, sentado al borde del escenario, tenía los brazos cruzados y una expresión de absoluto desinterés en su rostro. Mientras el resto parecía sucumbir al hechizo de la voz de Leonardo, Kai observaba con una mezcla de aburrimiento y escepticismo.

Leonardo no tardó en percatarse. Se acercó a Kai, inclinándose ligeramente hacia él con una sonrisa inquisitiva.

—Parece que tenemos a alguien que no se deja llevar —comentó Leonardo, su tono ligero pero desafiante.

—No es que no me deje llevar —respondió Kai, encogiéndose de hombros—. Es que esto me parece una farsa.

El público rió en voz baja, entretenido por la actitud desafiante de Kai. Leonardo, sin perder la compostura, sonrió.

—¿Te gustaría ponerlo a prueba? —preguntó Leonardo, con un brillo de astucia en los ojos.

—Si quieres perder el tiempo, adelante —dijo Kai, reclinándose en su silla, visiblemente cómodo con la situación.

—Muy bien —dijo Leonardo, comenzando a moverse alrededor de Kai—. Vamos a ver cuánto tiempo puedes resistir.

Leonardo comenzó a susurrar de nuevo, pero esta vez concentrando toda su energía en Kai. Sus movimientos eran fluidos, calculados, mientras su voz suave se envolvía alrededor de Kai como una serpiente.

—Relájate... siente cómo cada músculo se suelta... tus párpados se sienten pesados... muy pesados...

Kai simplemente rodó los ojos, claramente poco impresionado. El público contenía la risa ante el intercambio cada vez más absurdo entre el escéptico y el hipnotizador.

—Vamos... cierra los ojos... estás a punto de dormirte —insistió Leonardo.

—No me siento cansado —respondió Kai, con una sonrisa burlona.

Leonardo frunció el ceño, visiblemente frustrado. Sin embargo, no estaba dispuesto a rendirse tan fácilmente. Cambió su postura y adoptó un tono más firme.

—A la cuenta de tres, caerás en un sueño profundo —dijo con seriedad—. Tres... dos... uno... ¡duerme!

Pero Kai seguía despierto, sin inmutarse.

—Nada —comentó Kai con satisfacción, disfrutando del fracaso de Leonardo.

Leonardo suspiró profundamente y, sin previo aviso, gritó con fuerza:

—¡DUÉRMETE!

El grito resonó por todo el auditorio, sorprendiendo a todos. Y entonces, para asombro del público, los ojos de Kai se cerraron de golpe, y su cuerpo se desplomó en la silla, cayendo en un aparente estado de hipnosis. El público estalló en carcajadas y aplausos, impresionado por la repentina victoria de Leonardo.

29 razones para quedarme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora