Capítulo 17: «Decisión Precipitada»

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Sungmin sintió que la angustia y el miedo la abrumaban. Miró a Namjoon, que estaba a su lado, y en un momento de desesperación, tomó una decisión. Sin previo aviso, se soltó de su agarre y corrió hacia la dirección donde había dejado a los chicos.

—¡Sungmin, no! —gritó Namjoon, pero ya era demasiado tarde.

Ella se había lanzado hacia el caos, con las lágrimas corriendo por sus mejillas.
La noche oscura era un mar de sombras, y los ecos de los aullidos resonaban en sus oídos. Sungmin corrió con todas sus fuerzas, su corazón palpitando fuertemente en su pecho.

Sabía que debía llegar a ellos, que no podía dejarlos solos en medio de la batalla. Cada paso que daba estaba impregnado de la determinación de no perderlos. Cuando finalmente llegó al claro, el espectáculo que encontró fue devastador. Los chicos estaban rodeados de lobos, su furia y ferocidad desbordando. Hoseok estaba luchando, pero un corte profundo en su brazo lo había debilitado. Jungkook se defendía, aunque su rostro mostraba signos de dolor, mientras que Yoongi trataba de mantener a raya a un par de lobos, su postura firme pero visiblemente cansada.

El miedo se apoderó de ella al ver a sus amigos heridos, pero lo que más la aterrorizó fue el hecho de que su presencia había cambiado la dinámica de la batalla. Sungmin sintió una energía vibrante dentro de ella, un poder que hasta ese momento no había comprendido del todo. Sin saber por qué, se dejó llevar por esa energía, y cuando miró hacia los lobos, sus ojos se oscurecieron hasta volverse completamente negros.

—¡Basta! —gritó con una fuerza que resonó en el aire, llena de un poder desconocido que parecía emanar de su interior.

El sonido de su voz era como un trueno, y los lobos, que antes estaban decididos a atacar, se detuvieron en seco. Sus ojos brillaron de miedo ante la presencia de Sungmin, y con un movimiento casi automático, comenzaron a retroceder, temerosos y confundidos. Fue como si una fuerza invisible los empujara hacia atrás, hasta que finalmente dieron la vuelta y huyeron hacia la oscuridad del bosque.

Los chicos, atónitos, observaron cómo los lobos se dispersaban. Namjoon, Jimin y Jin, que habían llegado justo a tiempo para ver la transformación de Sungmin, no podían creer lo que veían. La chica que siempre habían querido proteger había desatado algo increíble.

Pero la adrenalina y el poder que la habían impulsado a actuar pronto comenzaron a desvanecerse. Sungmin se sintió débil, como si toda la energía que había acumulado la hubiera dejado de golpe. Las lágrimas brotaron de sus ojos mientras el mundo a su alrededor comenzaba a oscurecerse. Se tambaleó, luchando por mantener el equilibrio, pero fue en vano. Con un grito ahogado, se desmayó, cayendo al suelo.

Namjoon fue el primero en reaccionar, corriendo hacia ella mientras los demás lo seguían. Cuando llegó a su lado, se arrodilló y la sostuvo en sus brazos, sintiendo la fragilidad de su cuerpo.

—¡Sungmin! —exclamó, su voz llena de pánico. —¡Despierta!

Jin se inclinó, revisando a su lado, y su rostro se tornó serio al ver que estaba inconsciente.

—¿Qué le pasó? —preguntó Jimin, claramente preocupado.

—No lo sé, pero no puede estar así.  —respondió Namjoon, sintiendo la urgencia de actuar. —Debemos llevarla a un lugar seguro.

Mientras los chicos se movían para ayudar a Sungmin, Hoseok se levantó con dificultad, su brazo herido aun sangrando. Aunque estaba débil, su preocupación por ella lo mantenía en pie.

—¿Qué fue eso? —preguntó Hoseok, todavía asombrado. —Ella… ella los ahuyentó.

—No tengo idea de cómo lo hizo, pero ahora tenemos que cuidarla. —dijo Taehyung, mirando a Sungmin con una mezcla de admiración y temor.

Jin y Jimin levantaron a Sungmin, llevándola entre ellos con cuidado. Mientras caminaban, Namjoon los dirigía, manteniendo un ojo alerta en los alrededores por si los lobos decidían regresar.

El camino de regreso a la casa parecía eterno. La adrenalina que antes sentían había sido reemplazada por la ansiedad. Sungmin, a pesar de su inconsciencia, seguía siendo el centro de todo.

—¿Creen que esté bien? —preguntó Jimin, mirando a Jin con preocupación.

—No lo sé, pero tiene que estarlo.  —respondió Jin, con su voz firme. —No podemos permitir que esto termine así.

Finalmente, llegaron a la casa, donde la luz se filtraba a través de las ventanas. Una vez adentro, Namjoon se dirigió rápidamente a una habitación y los demás lo siguieron. Colocaron a Sungmin sobre la cama, y Namjoon se inclinó sobre ella, sintiendo su pulso.

—Está viva. —dijo aliviado, pero aún preocupado. —Solo necesita descansar.

Hoseok se sentó en el borde de la cama, mirando a Sungmin con tristeza. La imagen de su amiga desmayada era desgarradora. Sentía un profundo deseo de protegerla, de asegurar que nunca volviera a estar en peligro.

—¿Qué vamos a hacer? —preguntó Taehyung, incapaz de ocultar su frustración. —No podemos seguir así esto está más allá de cualquier cosa que hayamos enfrentado.

—Necesitamos entender lo que pasó. —dijo Namjoon, mirando a los demás. —Sungmin desató algo esta noche, y no podemos ignorarlo debemos descubrir por qué pudo ahuyentarlos y cómo podemos ayudarla.

Mientras los chicos debatían, Sungmin comenzó a moverse lentamente, abriendo los ojos. La habitación era confusa, y las caras de sus amigos estaban llenas de preocupación.

—¿Qué… qué pasó? —murmuró, aún débil.

—Estabas increíble. —dijo Jimin, su voz llena de admiración. —Hiciste que los lobos se fueran.

Sungmin parpadeó, recordando la ráfaga de energía que la había impulsado. La sensación de poder había sido abrumadora, pero ahora todo se sentía distante.

—No sabía que podía hacer eso. —dijo con voz temblorosa. —Solo… quise protegerlos.

Namjoon la miró intensamente, sintiendo que había algo más que necesitaba compartir.

—Tienes un poder dentro de ti, Sungmin. —Namjoon suspiró. —Necesitamos descubrir qué es y cómo podemos controlarlo, no solo por ti, sino por todos nosotros, esto no ha terminado.

Sungmin sintió el peso de sus palabras y asintió lentamente. Sabía que no podía volver a ser solo la chica que necesitaba protección. Tenía que aprender a luchar, a ser parte de la batalla que se avecinaba.

—Lo haré. —dijo con determinación. —No puedo dejar que me protejan eternamente, quiero ser fuerte, para todos nosotros.

Namjoon sonrió, sintiéndose orgulloso de su respuesta. Los demás también compartieron miradas de aliento. Estaban juntos en esto, y aunque el camino por delante era incierto, sabían que tenían que enfrentarlo como un equipo.

La noche aún era joven, y los ecos de la batalla resonaban en sus corazones, pero en ese momento, en esa habitación iluminada por la esperanza y la amistad, entendieron que estaban listos para enfrentar cualquier desafío que se les presentara.

Blood Heirs [K.NJ][Book #1] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora