Capítulo 22: «Grupo sanguíneo»

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La noche había caído, envolviendo el lugar en una atmósfera misteriosa y cargada de expectativa. Sungmin se encontraba en el centro de la sala, sentada sobre un cojín, observando cómo los chicos se movían alrededor de ella, preparando todo con una precisión casi ritual. Jin encendía velas en diferentes puntos de la habitación, sus llamas titilantes proyectando sombras danzantes en las paredes. El ambiente era solemne, lleno de simbolismo y de una energía palpable.

Cada uno de los chicos tenía una tarea, y sus movimientos eran silenciosos, casi ceremoniales. Hoseok, con cuidado, colocó una rosa roja en el centro del círculo que habían formado alrededor de Sungmin, su color brillante resaltando en la penumbra de la habitación. Esa misma rosa que había sido el inicio de su destino vampírico ahora sería parte crucial del despertar de Sungmin.

Sungmin los observaba con el corazón acelerado. No podía evitar sentir nervios. Sabía que esto era necesario, pero la incertidumbre y el miedo a lo desconocido pesaban sobre ella. Mientras los veía moverse en silencio, se preguntaba si todo esto la cambiaría para siempre, si seguiría siendo la misma después de que su lado vampírico despertara.

Jimin, con su característica suavidad, se acercó a ella con una copa en la mano. La colocó frente a Sungmin, sus ojos buscando los suyos con una leve sonrisa de apoyo.

—Todo estará bien. —murmuró, tratando de calmar sus nervios. —No estás sola en esto.

Sungmin asintió lentamente, aunque la ansiedad no desapareció del todo. Jimin se unió a los demás, quienes ahora se encontraban a su alrededor. Entonces, uno a uno, los chicos hicieron un pequeño corte en sus palmas. La sangre comenzó a fluir lentamente, y uno a uno, dejaron caer su sangre en la copa que ahora reposaba frente a Sungmin.

Cada gota que caía en la copa parecía resonar en la habitación, como si todo el mundo se hubiera detenido en ese momento. La sangre se mezclaba, fusionando las esencias de cada uno de ellos en una única sustancia que ahora formaba parte del ritual.

Sungmin observó el líquido rojo oscuro que se iba acumulando en la copa. Sabía lo que venía después, y aunque sus manos temblaban ligeramente, no apartó la mirada. Los chicos la miraban con expectación y apoyo, conscientes de que este era un momento crucial para ella.

Cuando el último de ellos, Namjoon, dejó caer su sangre en la copa, el ambiente se volvió aún más pesado. Sungmin sintió el peso de la decisión que estaba a punto de tomar. Esta era la llave para despertar esa parte dormida de su ser, pero también sabía que no había vuelta atrás una vez que bebiera de esa copa.

—Choi Sungmin. —dijo Jin, con voz suave pero firme. —Cuando estés lista, debes beber, esto marcará el verdadero inicio de tu viaje.

Sungmin tomó aire profundamente y cerró los ojos por un momento, reuniendo el coraje necesario para dar ese paso. Sentía el apoyo de los chicos, el lazo que compartían, y eso le dio la fuerza para seguir adelante. Con una última mirada de determinación, tomó la copa con ambas manos, su corazón latiendo con fuerza.

Sabía que este era el momento que cambiaría su vida para siempre. Con las manos temblorosas y el corazón latiendo con fuerza, Sungmin levantó la copa hacia sus labios. El líquido rojo oscuro, mezcla de la sangre de los chicos, parecía brillar bajo la tenue luz de las velas. Respiró hondo, tratando de controlar el miedo que se agitaba en su interior, y finalmente bebió.

El primer sorbo quemó como fuego líquido al bajar por su garganta, recorriendo su cuerpo con una intensidad insoportable. Trató de resistir, pero el dolor creció rápidamente, invadiendo cada parte de su ser. Su respiración se aceleró, sus manos se aflojaron, y la copa cayó al suelo, vacía.

De repente, Sungmin sintió que perdía el control de su cuerpo. Sus piernas fallaron, y antes de que pudiera entender lo que sucedía, cayó al suelo convulsionando. Los chicos reaccionaron al instante. Jimin y Hoseok la sujetaron para que no se lastimara, mientras Taehyung, Jungkook y Yoongi observaban con preocupación, listos para intervenir si era necesario. Namjoon se arrodilló junto a ella, llamándola con desesperación.

—¡Sungmin! —gritó Namjoon, su voz llena de angustia, mientras la tomaba por los hombros. —¡Sungmin, resiste!

Pero ella no podía responder. Su cuerpo estaba atrapado en una tormenta de sensaciones abrumadoras. En su interior, sentía una oleada de poder descontrolado que se despertaba, un poder que no podía controlar.

Y entonces, comenzaron los recuerdos.

Como si una corriente de energía fluyera dentro de ella, Sungmin comenzó a ver escenas de las vidas de los chicos. Los recuerdos de Jimin, su dolor y sacrificio; las risas de Taehyung y su oscuro pasado; la responsabilidad que Namjoon había llevado en silencio durante tanto tiempo. Cada uno de los chicos le transmitía sus experiencias, sus emociones, sus miedos. Era como si todo lo que ellos habían vivido ahora se conectara con ella, compartiendo sus almas con la suya.

Sungmin sintió esa conexión crecer dentro de ella, como si cada uno de los chicos estuviera ahora ligado a ella a un nivel mucho más profundo. En su mente, podía ver un fino hilo rojo que la unía a ellos, un lazo que no se rompería, que la mantendría siempre conectada a los siete. Cada hilo vibraba con la esencia de su protector, y Sungmin sintió que ahora, más que nunca, su destino estaba entrelazado con el de ellos.

A través del caos de su mente y cuerpo, Sungmin intentaba procesar todo. La sensación de la sangre vampírica, su parte bruja despertando aún más, y la poderosa conexión que tenía con los chicos, todo se mezclaba en una tormenta de emociones y sensaciones. Podía sentir el peso de su responsabilidad, pero también la fuerza que ellos le otorgaban.

Finalmente, después de lo que parecieron horas, su cuerpo comenzó a calmarse. Las convulsiones disminuyeron, y su respiración se estabilizó. Los chicos seguían sujetándola con cuidado, sus miradas llenas de preocupación.

—Sungmin… —Namjoon la llamó de nuevo, su voz más suave esta vez. —¿puedes oírnos?

Lentamente, Sungmin abrió los ojos, respirando profundamente. Estaba agotada, pero una nueva fuerza palpitaba dentro de ella. Se sentía diferente, más fuerte y más conectada a los chicos que nunca. Cuando miró a Namjoon, vio el alivio en sus ojos, y luego, uno a uno, los demás rostros que la rodeaban, todos unidos por ese hilo invisible que ahora compartían.

—Estoy… aquí —susurró, su voz débil, pero firme y en ese momento, supo que había cruzado un umbral del que ya no había vuelta atrás.

Blood Heirs [K.NJ][Book #1] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora