Capítulo 30: «Familia de ocho»

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Jin discutía con Namjoon, la preocupación evidente en su rostro.

—El olor de Sungmin ya no se puede cubrir. —dijo Jin, su tono grave reflejando la seriedad de la situación. —Cada vez es más fácil que nos encuentren.

Namjoon asintió, consciente del peligro que representaba.

—Hoy tenemos que movernos aún más rápido. —respondió, su voz firme y decidida. —No podemos permitir que nos descubran.

Ambos sabían que el tiempo se estaba agotando. Cada día que pasaba, más personas se volvían conscientes de la presencia de Sungmin y del poder que llevaba dentro. La presión de su situación crecía, y sabían que debían actuar antes de que fuera demasiado tarde.

—Organicemos todo, necesitamos un plan claro y rápido. —dijo Jin, tratando de mantener la calma. —No podemos quedarnos aquí por mucho más tiempo.

—Es hora de que cambiemos de lugar, necesitamos encontrar un refugio donde podamos protegerla y, al mismo tiempo, entrenarla. —Namjoon miró por la ventana, contemplando el horizonte.
—Ella debe aprender a manejar su poder antes de que otros lo hagan por ella.

Con una determinación renovada, comenzaron a preparar la partida, sabiendo que cada decisión contaría en su lucha por mantener a Sungmin a salvo.

Jin miró a Namjoon, su expresión tensa.

—Lo que más me preocupa es que los lobos que atacaron no fueron obra de Shin, sino de otro aquelarre. —dijo, frunciendo el ceño. —Eso significa que el rumor sobre Sungmin ya se ha esparcido.

Namjoon sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sabía lo que eso implicaba: otros grupos ya estaban al tanto de su poder y, lo que es peor, podrían intentar aprovecharse de ella.

—Si han llegado a oídos de otros aquelarres, debemos actuar rápidamente. —respondió Namjoon, su mente trabajando a mil por hora. —No solo tenemos que movernos, también necesitamos asegurarnos de que Sungmin esté preparada para lo que vendrá.

—Exactamente, no podemos permitir que la conviertan en un objetivo. —añadió Jin, decidido. —Ella necesita entender la magnitud de su poder y cómo defenderse.

Ambos sabían que el tiempo estaba en su contra. Con el peligro acechando, cada segundo contaba.

Los lobos, guiados por el intenso aroma de Sungmin, llegaron al lugar donde ella y los chicos se habían refugiado. Sin previo aviso, comenzaron a atacar, sus aullidos resonando en la noche.

Sungmin, al ver el caos que se desataba, sintió un instinto de supervivencia. Se preparó para defenderse, pero antes de que pudiera actuar, dos lobos la atraparon del brazo. El dolor la recorrió, y no pudo evitar gritar mientras sentía cómo la arrastraban, alejándola de sus amigos.

—¡Sungmin! —gritó Namjoon, su voz llena de desesperación mientras luchaba contra un lobo que se le abalanzó.

Los chicos se movieron rápidamente, tratando de ayudarla, pero los lobos eran implacables. La confusión reinaba, y Sungmin se debatía entre el miedo y la rabia, sintiendo que el poder dentro de ella comenzaba a despertar, pero no sabía cómo liberarlo.

—¡Déjenme ir! —gritó, luchando contra los dos lobos, pero su fuerza era abrumadora.

Mientras la arrastraban, pudo ver a sus amigos luchando, cada uno haciendo lo posible por defenderla. La adrenalina y el pánico comenzaron a nublar su mente, y, en medio del caos, una chispa de poder la iluminó. Era hora de que dejara de ser solo una víctima.

Sungmin sintió una oleada de energía surgiendo dentro de ella, como si el poder de su herencia finalmente la estuviera respondiendo. A medida que los lobos la arrastraban, su determinación creció, y con un grito de desafío, cerró los ojos, enfocándose en esa energía.

De repente, una luz intensa comenzó a emanar de su cuerpo. Las manos de los lobos se detuvieron, sorprendidos por la repentina explosión de poder. Sungmin abrió los ojos, brillando con una intensidad que no había sentido antes.

—¡Suéltame! —gritó, y con un movimiento de su mano, una onda de energía se desató, empujando a los lobos hacia atrás.

El forcejeo la liberó, y cayó al suelo, pero su poder ya estaba activo.

Namjoon, Jimin y el resto de los chicos se dieron cuenta del cambio en la atmósfera. La energía que emanaba de Sungmin no solo era palpable, sino que también iluminaba el área.

—¡Eso es, Sungmin! —exclamó Jin, animándola mientras enfrentaba a un lobo que se acercaba. —¡Usa tu poder!

Recuperando el aliento, Sungmin se levantó lentamente. Sintió la conexión con cada uno de los chicos a su alrededor, el lazo que los unía fortaleciéndose. Sabía que no estaba sola en esta lucha.

Con un gesto decidido, extendió las manos y comenzó a concentrarse. Una esfera de energía brillante se formó entre sus palmas, y, al instante, la lanzó hacia el grupo de lobos. El impacto fue poderoso, desatando una onda de choque que los hizo caer.

Los lobos, aturdidos, comenzaron a retroceder, conscientes de que estaban lidiando con algo más que solo una simple chica. Sungmin, ahora llena de confianza, se preparó para enfrentarlos de nuevo, decidida a proteger a sus amigos y demostrar que no era una víctima.

Los lobos, aturdidos por el poder que Sungmin había desatado, no tuvieron más opción que retroceder, huyendo de la fuerza que acababa de demostrar. Sungmin los vio alejarse, una mezcla de alivio y adrenalina corriendo por sus venas.

Una vez que el peligro se disipó, giró rápidamente y buscó consuelo en los brazos de Namjoon. Él la envolvió con fuerza, su abrazo era cálido y protector.

—Estás a salvo.  —susurró Namjoon, acariciando su cabello. —Lo hiciste increíble, Sungmin, nunca dudamos de ti.

Sungmin respiró hondo, sintiendo cómo su corazón comenzaba a calmarse mientras se aferraba a él. La emoción y el miedo aún la envolvían, pero el apoyo de Namjoon y el resto de los chicos la ayudaban a recuperar la compostura.

—No sé qué me pasó… —dijo, su voz temblorosa. —Pero no quería que me llevaran.

—Lo entendemos. —respondió Jin, acercándose. —Lo importante es que te defendiste y mostraste lo poderosa que eres.

Los otros chicos se unieron a ellos, formando un círculo de apoyo alrededor de Sungmin. La sensación de unidad y conexión era palpable, y poco a poco, su confianza comenzaba a regresar.

—Esto solo es el comienzo. —dijo Jimin, sonriendo. —Aprenderás a controlar ese poder, y juntos seremos invencibles.

Sungmin sonrió débilmente, sintiendo que, a pesar de los desafíos que vendrían, ya no estaba sola. Tenía una familia que la respaldaba, y eso le daba fuerzas para enfrentar lo que sea que el futuro le preparará.

«Fin»

Blood Heirs [K.NJ][Book #1] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora