Capítulo 16. Dragones y vals

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El público se encontraba a la expectativa. Los minutos pasaban desde que Potter había desaparecido en el cielo, perseguido por un Colacuerno.
Dianna se encontraba recargada en el barandal de las gradas mientras hacía bombas con su goma de mascar. -No puedo creer que me convencieras de usar esto.- Miró su atuendo: una falda tableada que intercalaba los colores rojo y dorado le cubría apenas el frío de las piernas, e iba a juego con un ajustado suéter rojo de cuello alto con el emblema de Gryffindor. -Al menos tengo los calentadores.- Suspiró refiriéndose al par de peluches que le cubrían los tobillos.
-Dónde está tu entusiasmo?- Preguntó la rubia mientras jugaba con sus pompones.
-Al menos tu atuendo no te va a causar bronquitis.- Se refirió molesta a su amiga, quien usaba un suéter holgado tejido en lana con la insignia de Hufflepuff.
-Calla, creo que veo algo.- Luna miraba a través de un par de binoculares.
-Rápido, los pompones!-.
Dianna suspiró exasperada. -Vamos Gryffindor!- Exclamó dando saltos.
El público enloqueció cuando vio surgir a Potter de entre las nubes como a un muerto regresando del abismo. -No lo puedo creer!- Las amigas saltaban abrazándose, eufóricas, entre empujones y gritos.

Potter se encontraba sosteniendo el huevo de dragón con júbilo en medio de la multitud, que vitoreaba a sus campeones.

Draco Malfoy miraba la escena a la distancia entre los Slytherin. -Lindo atuendo, Mouse.- Draco Malfoy rió burlón, antes de recibir un codazo en las costillas por parte de Snape.

-Silencio, Malfoy.- Masculló el profesor, quien se abría paso entre el mar de alumnos.
Dianna miró fijamente al profesor, expectante, pero éste siguió su camino sin detenerse.
Aunque las pesadillas se habían ido, la  sensación permanecía en su pecho, un remanente de melancolía y de búsqueda. Algo que pudiese llenarla, aliviarla.

-Los chicos se llevan la celebración para Gryffindor, vamos?- Luna interrumpió sus pensamientos.
Dianna regresó en sí misma. -Sólo si me dejas cambiarme esto.- Dijo suplicante a su amiga.
-Déjame pensarlo.- Respondió la rubia juguetona, llevándose a Vlach del brazo entre la multitud.

-Quieren que lo abra?- Exclamó Harry levantando el huevo en brazos.
Dianna y Luna sonrieron entre sí al escuchar el estruendo de los Gryffindor afirmando con frenesí.

Momentos después la sala entera se encontraba tapándose los oídos, el artefacto emanaba un chillido infernal que casi les reventaba los tímpanos.
Harry lo cerró apresurado, y un silencio repentino invadió la habitación, antes de que los gritos y el frenesí regresaran.
Las chicas miraron impresionadas cómo Lavender Brown le plantaba a Ron Weasley un beso en la mejilla que le tomó por sorpresa. Dianna se llevó la mano a la boca tratando de ahogar su risa. -Shh!- Luna intentaba ocultar su risa con todas sus fuerzas.

La sala se fue vaciando paulatinamente, hasta dejar únicamente a las chicas reunidas con Hermione y Ginny Weasley.
-No puedo creer que se fuera con Lavender la tonta Brown.- Exclamó Granger, quien no podía ocultar su frustración.
-Te estás poniendo roja, Granger.- Dijo Dianna con tono juguetón mientras la abrazaba.
Hermione se aclaró la garganta. -Pues... Claro! No puede ser que nos haya dejado solas por irse con... Quién sabe quién.- El grupo rió.
Hermione miró al suelo.- Ustedes... Han besado a alguien?- Preguntó en voz baja.
-Quieres decir, en los labios?- Preguntó Luna quien jugueteaba con Marina. Granger asintió con la cabeza.
-No, nunca. No podría dormir sabiendo la cantidad de bacterias nuevas que mi boca tiene gracias a eso.- Exclamó mientras besaba a la gata en las mejillas.

Dianna lo pensó. Había recibido un par de besos en su corta existencia. Los recordaba claramente.
Su primer beso se lo había dado Daniel Cervantes, un joven que vivía a unas calles de su residencia en México. El beso había sido bastante extraño, ella creía que le había gustado, pues el joven era bastante apuesto. Con su piel bronceada por el sol y los ojos aceitunados. Pero no tenía demasiadas referencias como para diferenciar un buen beso de uno malo. Su segundo beso fue por Brooke Everett, una compañera de Ravenclaw. Ocurrió durante una reunión nocturna en la sala común, donde jugaron al popular juego de la botella. Sus labios apenas se tocaron, pues ambas se encontraban bastante avergonzadas, así que no podía contarlo oficialmente.
-Un par de veces.- Murmuró Dianna.- Pero fue por retos, así que no creo que cuente.
-No cuenta.- Las miradas se centraron en Ginny Weasley.- Es distinto cuando estás enamorada de la otra persona.
-Cómo lo sabes?- Preguntó Hermione impresionada.
-Me lo imagino.- Dijo la pelirroja mirando al vacío mientras sus mejillas se ponían del color de un tomate.
Sus compañeras rieron.
-Y tú?- Preguntó Vlach llegando al fin del círculo.
-No, jamás.- Granger hizo un ademán de desagrado sacando la lengua.
-Nunca digas nunca.- Dijo Dianna mirando a Hermione divertida. -Qué hay de Krum?
Granger sentía que la cara le ardía. -Qué hay con Krum?- Preguntó ella de regreso.
-Escuché que te invitó al baile de Navidad.- Dijo haciendo ademanes de bailar.
-Bueno... Es una posibilidad. Todavía no sé si asistiré. -Dijo mirándose las manos.
-Cómo puedes decir eso!- Exclamó Ginny.- Es el evento más importante en Hogwarts en años. No puedes dejarnos plantadas.-.
-Lo dice porque ella ya consiguió acompañante.- Dianna recargaba su rostro triste sobre sus manos.- Las mortales todavía no tenemos con quién ir.
El resto de las chicas miraron directamente a Ginny, quien finalmente cedió ante la presión. -Michael Corner.- Suspiró.
El grupo gritó conmocionado.
-Shh!- Uno de los cuadros exclamó. -Hay gente tratando de dormir por aquí.

Fix me (Severus Snape).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora