Capítulo 20: Christmas Eve.

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Dianna bajó la mirada. Su mano reposaba inconscientemente sobre el pecho del profesor. El alcohol no la eximía de la vergüenza que pudiera experimentar en ese momento, pero si parecía haberla desinhibido.

-No debería estar aquí afuera.- Pronunció finalmente Snape.

-Usted tampoco.- Exclamó Vlach, retirando la mano como si quisiese evitar quemarse.

Snape rió. -Creo que olvida que yo soy el profesor aquí.- Dijo levantando las cejas, divertido por las incoherencias que salían de la boca de la joven.
-De cualquier manera, sabe que mi deber es llevarle de regreso al castillo.- Pronunció mientras le ofrecía su brazo a Dianna para que se sujetase. -Ningún alumno debería a estar a estas horas fuera del castillo. Y menos solo.- Miraba alrededor con desconfianza.

El profesor avanzaba a través del campo con Dianna aferrada a su brazo como un gato mojado, caminando a tropezones.-No me lleve con Luna, no quiero arruinar su cita.- Murmuró abrazándose al antebrazo del profesor.

Se encontraban en medio del prado cuando Dianna apreció de pronto un copo de nieve solitario que se posicionaba delicadamente sobre la punta de su nariz, y todos aquellos que le siguieron a éste. De un momento a otro el campo entero comenzó a pintarse con parches blancos de nieve.

Snape respondió apresurando el paso. -Me parece que la cita de Lovegood es lo de menos, hay que llevarle a la enfermería para que le bajen el alcohol en la sangre.- Exclamó Snape volteando los ojos.

-No bebí tanto como usted cree.- Se defendió Vlach torpemente.

-Calle, en dónde están sus zapatos?- Preguntó mirando alrededor, tratando de vislumbrarlos en la penumbra. -Sus pies se van a congelar.- Observó los pies pálidos de la joven sobre el pasto ahora cubierto de nieve.
-Accio!- Exclamó, atrayendo el par de tacones desde la oscuridad.

-Ahora espere un momento.- Severus se hincó frente a la joven. -Sosténgase de mis hombros.- Pronunció tomando el pie de Vlach para introducirlo en la zapatilla y abrochar las correas alrededor de su tobillo.

Dianna intentaba mantener el equilibrio recargando sus manos sobre los hombros del profesor.

-Ya está. Puede caminar?- Pronunció al terminar de abrochar la correa de la otra zapatilla.

Vlach asintió con la cabeza.

Se encontraban por llegar al castillo cuando la joven se detuvo abruptamente. -Espere, no quiero ir a la enfermería.- Dianna puso resistencia al llegar al pie de las escaleras.

-No se trata de sus deseos, señorita Vlach. Estoy seguro de que está cerca de una congestión alcohólica.- Exclamó el profesor avanzando a través de los escalones. Pero la joven no le siguió. En cambio, permanecía de pie como una estatua, inamovible, mientras su cabello se llenaba lentamente de copos de nieve.

Severus suspiró exasperado y regresó sobre sus pasos. -Qué es lo que quiere? No quiere ir al salón, y no quiere ir a la enfermería. La llevo a su habitación?- Preguntó el profesor cubriéndose con el brazo, pues lo que empezó como una suave brisa, había arreciado con fuerza hasta convertirse en una verdadera tormenta polar.

La joven meditó apretando los labios. No quería regresar al salón principal, a la vergüenza de ser la única que no había conseguido pareja, ni a la soledad de su habitación. Sabía que sería la noche más deprimente de su vida. Y mucho menos estaba en sus planes pasar la nochebuena en la enfermería.
-Lléveme con usted.- Dijo finalmente.
Sentía la vergüenza subiéndole al rostro, pero se sacudió para que ésta no la detuviese. No hoy.

-A dónde?- Preguntó el profesor confundido.

Dianna se quedó en silencio. Le avergonzaba pronunciarlo en voz alta.

Fix me (Severus Snape).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora