Capítulo 21: Deep as the ocean.

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Dianna abrió los ojos lentamente, la luz proveniente del ventanal junto a su cama le producía un ligero dolor en los ojos.

-Qué demonios...- Murmuró al sentir algo mojado y cálido junto a ella.
Se talló los ojos tratando de enfocar mejor. Observó que todavía llevaba el vestido. Sin embargo, los adornos dorados en sus muñecas y en su pelo ya no estaban. Recorrió la habitación con la mirada. -Ah, ahí están.- Susurró al ver las halajas sobre la mesita de noche.
Luna descansaba plácidamente en su cama, roncando suavemente.
Intentó apoyarse en las manos para levantarse. Pero sintió su mano impregnarse por la sustancia. 
-POR EL AMOR DE DIOS.- Exclamó horrorizada.

Escuchó un golpe del otro lado de la habitación.
-Cielos santo, qué pasa?- Preguntó Luna angustiada levantándose del piso mientras se restregaba el rostro.

El líquido era nada más y nada menos que sangre mezclada con una sustancia babosa.
Bajo las cobijas encontró a la gata totalmente empapada, con algo que parecía un alien feo y calvo cubierto en baba, adherido a ella como un parásito.

-La gata me acaba de dar a luz en la cama.- Exclamó Dianna cuya expresión reflejaba el más puro horror.

Luna, quien había logrado regresar a su cama levantó la cabeza entusiasmada. -No lo puedo creer, déjame ver.- Dijo incorporándose emocionada.

Ambas jóvenes contemplaron el espectáculo: Marina les miraba desde la cama ronroneando con los ojos entrecerrados, claramente orgullosa de su trabajo.

-Por la panza gigante que se cargaba pensé que serían al menos cinco criaturas.- Dijo Luna tomando al pequeño fenómeno en sus manos. El gatito era tan pequeño que parecía un ratoncito. Aún un poco calvo y cubierto ligeramente por una pelucilla blanca, empezó a emitir sus primeros tenues y agudos maullidos.

Las amigas se miraron entre sí sonrientes. -Feliz navidad.- Enunció Vlach pasando el brazo por encima del hombro de su amiga.

-Déjame recapitular. Entonces dices que cuando llegaste yo ya estaba aquí dormida?- Inquirió Dianna, echándose el pelo para atrás con las manos.
Todavía trataba de unir las piezas de lo que había pasado anoche, pues, como era de esperarse, el vino había hecho lo suyo, dejándole un rompecabezas mental.
Luna asintió con la cabeza.
Tratar de recordar sólo le producía un fuerte dolor de cabeza. -A qué hora fue eso?- Preguntó confundida.
La joven rubia meditó. -Para ser honesta, no tengo idea. Un par de horas después de media noche, quizá.- Dijo distraídamente mientras intentaba desenredar los nudos en su cabello.

Dianna guardó silencio mientras su mirada se perdía en el vacío. Por más que lo intentase, no recordaba haber llegado a su habitación anoche. Ni caer dormida.

Empezó a dudar qué parte de los acontecimientos habían ocurrido. O si siquiera alguno había sido real.
Podía simplemente haber llegado a su habitación después de un par de copas de vino, y haber soñado el resto. Tal vez la tristeza después del evento le había abrumado tanto que no pudo soportarlo y prefirió dormir el resto de la noche.

Pero entonces lo recordó. -Las cintas.- Dijo Tomando sus pies entre sus manos. -Ahí están. No estoy loca.- Se dejó caer sobre la cama feliz.- No estoy loca.- Pronunciaba riendo mientras sujetaba su pie.

Luna miraba la escena considerablemente preocupada. Se acercó suavemente a la cama de su amiga y se sentó junto a ella.
-Las cintas.- Murmuró a su amiga.

Dianna se incorporó y le miró. -Si, las cintas. Snape me las puso.- Se mordió la lengua y su rostro se puso colorado como una manzana.
Luna frunció el seño y le miró desconcertada.

Vlach se apresuró contestar. -Los zapatos me sacaron ampollas y el profesor me puso el vendaje.- Dijo Vlach señalando sus pies. -Todo esto tiene una explicación. Creo. -Suspiró y dejó caer su cabeza entre sus rodillas.

Fix me (Severus Snape).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora