Capítulo 13

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La ceremonia vibraba a mi alrededor, una mezcla de luces y sonidos que me hacían sentir como si estuviera atrapada en un hermoso sueño. Las mujeres danzaban con gracia, sus vestidos traslúcidos brillando como espejos bajo el cielo amarillo-naranja. Sin embargo, a pesar de la belleza que me rodeaba, mi mente seguía atrapada en lo que había perdido, en Jazz y en la incertidumbre que pesaba sobre nuestro destino.

Buscando un rincón más tranquilo para despejar mis pensamientos, me acerqué a Kalum. Su presencia era como un bálsamo en medio del caos, y necesitaba ese alivio.

—¿Qué piensas de todo esto? —le pregunté, observando cómo las mujeres alrededor parecían entregarse al momento, disfrutando de cada risita y cada giro sin reservas.

Kalum se rió suavemente, su mirada iluminándose con una mezcla de sorpresa y diversión.

—Las humanas son todo menos dóciles —respondió, moviendo la cabeza en señal de asombro—. Tienen personalidades fuertes y diversas. Es fascinante ver cómo interactúan entre sí. Nunca había visto a tantas mujeres mostrando su poder de esta manera.

Me reí suavemente, sintiendo que tenía razón. Las mujeres aquí parecían liberadas, disfrutando de su fuerza y de la música que llenaba el aire, como si cada nota les recordara su propia grandeza.

—Es diferente, ¿verdad? —asentí, sintiendo un aire de camaradería entre nosotras. Miré a mi alrededor y noté que algunas mujeres se agrupaban, formando lazos que resonaban en sus risas, creando un tejido de amistad y complicidad.

Kalum me miró detenidamente, como si intentara ver más allá de mi apariencia y alcanzar lo que realmente era.

—Eres realmente hermosa, Agatha. Tu piel trigueña y esos ojos oscuros... tu cabello cobrizo contrasta con todo lo demás. Tienes una presencia única —me dijo, y mis mejillas se sonrojaron, sintiéndome un poco incómoda bajo su escrutinio, pero a la vez halagada.

—Gracias —respondí, intentando desviar la atención—. Pero, dime, ¿qué sabes de Apolo?

Su rostro se iluminó con una sonrisa juguetona, y no pude evitar sentir un escalofrío de anticipación recorrer mi espalda.

—¿Apolo? ¿Te parece atractivo? —se burló, jugando con la idea. —Mira cómo las mujeres lo llaman, como si fuera un imán.

Mire hacia donde él se encontraba, rodeado de mujeres que parecían caer a sus pies, danzando y riendo a su alrededor. Mi corazón dio un vuelco al verlo sonreír, y una oleada de rubor me invadió.

—Es... sí, es atractivo —admití, sintiendo la calidez en mis mejillas—. Pero no puedo acercarme. No sé cómo hablarle, y todas esas mujeres...

Kalum se inclinó hacia mí, su voz se tornó más suave, casi conspirativa.

—Agatha, las mujeres son fuertes y tienen diferentes maneras de expresar su interés. No necesitas seguir a la multitud. Sé auténtica. Si realmente sientes algo por él, no dejes que la timidez te detenga.

Una mezcla de inseguridad y deseo burbujeaba dentro de mí. Mientras observaba a Apolo, con su porte imponente y su cabello blanco grisáceo que brillaba a la luz, me di cuenta de que mi corazón anhelaba conocerlo. Pero la idea de acercarme era aterradora, como si un abismo se interpusiera entre nosotros.

—Es que no sé cómo hablarle, Kalum. Me siento fuera de lugar entre tantas mujeres. Algunas están bailando con él, y parece que se están divirtiendo. No quiero ser una más en la multitud.

Kalum soltó una risa musical y me miró con una mezcla de simpatía y desafío, como si estuviera intentando empoderarme con su mirada.

—No seas tan dura contigo misma. Tienes algo que ofrecerle. Pero si prefieres, podemos regresar.

Mientras dudaba, observé a varias mujeres acercándose a Apolo, cada una con su propio encanto, sonrisas coquetas y movimientos fluidos que desbordaban confianza. Pero en el fondo de mi corazón, sabía que no quería ser una más en la fila de admiradoras. Quería ser yo misma, y eso me llenaba de temor.

—Quizás deberíamos volver a la recámara. Me siento cansada y todo esto es... abrumador —sugerí, sintiéndome un poco derrotada, como si el peso de la situación me aplastara.

Kalum frunció el ceño, pero luego asintió, comprendiendo mi necesidad de un respiro.

—Está bien, volvamos. Pero solo porque lo pides tú. La ceremonia seguirá, y habrá otras oportunidades para brillar. No olvides que tienes algo especial, Agatha.

Mientras caminábamos de regreso, las luces danzantes y las risas comenzaron a desvanecerse detrás de mí, pero en mi corazón había una chispa de curiosidad y anhelo que no podía ignorar.

—Kalum, ¿cómo es que sabes tanto sobre Apolo? —pregunté, mirando de reojo, intrigada por la conexión que parecía tener con él.

Ella sonrió con complicidad, como si compartiera un secreto que solo unas pocas privilegiadas conocían.

—Los Wrellyn hablan de él con reverencia. Es un líder poderoso, y su búsqueda de su alma gemela es algo que todos sienten. Se espera que traiga unidad y fortaleza a nuestra raza. Pero su conexión con las humanas es un nuevo territorio para ellos.

—¿Crees que yo podría... ser parte de eso? —pregunté, sintiendo que cada palabra era un paso hacia lo desconocido, un deseo que emergía desde lo más profundo de mi ser.

Kalum se detuvo y me miró intensamente, sus ojos profundos como el océano.

—No lo sé, Agatha. Pero la conexión con las mujeres humanas es algo que todos anhelan. Hay algo en el aire hoy, algo diferente. Tal vez deberías explorar ese deseo dentro de ti.

Su aliento cálido en mi rostro me hizo sentir un cosquilleo, una sensación electrizante que me dejaba sin aliento. Pero, en el fondo, seguía sintiendo la sombra de Jazz, y eso me frenaba, como un ancla en medio de una tormenta.

Al llegar a la recámara, Kalum se volvió hacia mí, su expresión más seria.

—Descansa, pero recuerda lo que te dije. Tu esencia es única. No dejes que el miedo te detenga.

Con esas palabras resonando en mi mente, cerré los ojos, anhelando que mañana me atrevería a ser la mujer que realmente soy, la que sueña, la que ama y, sobre todo, la que no teme a lo desconocido.

Apolo ArsenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora