Capítulo 10

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El bullicio resonaba a nuestro alrededor mientras Jazz y yo seguíamos a Kalum hacia una vasta área al aire libre. Un ambiente vibrante se extendía ante nosotras, lleno de Wrellyn que se movían con gracia y fuerza. A medida que nos acercábamos, la energía se tornaba palpable; algo importante estaba a punto de suceder, y mi corazón latía con anticipación.

—Bienvenidas al corazón de nuestra comunidad —dijo Kalum, señalando a un grupo de Wrellyn reunidos en círculo, listos para exhibir sus habilidades. Sus rostros mostraban una mezcla de orgullo y camaradería, y el aire estaba impregnado de un aroma fresco y terroso, característico de su entorno. Sentí cómo la atmósfera vibrante nos envolvía, como si el aire mismo estuviera cargado de promesas.

Los Wrellyn, altos y musculosos, se movían con una confianza innata. Cada uno de ellos era una obra de arte viviente, adornado con tatuajes tribales que narraban las historias de sus ancestros. Sus cabellos, entre blanco y gris azulado, brillaban bajo la luz, y su piel clara contrastaba con las tonalidades oscuras de sus cuerpos. Era una mezcla hipnótica que me hacía sentir pequeña e insignificante en comparación con su presencia imponente.

Los murmullos de emoción comenzaron a crecer mientras uno de los Wrellyn, un gigante de porte impresionante, se adelantó al centro del círculo. Con una energía desbordante, comenzó a realizar acrobacias que combinaban agilidad y fuerza bruta, levantando pesadas rocas con facilidad y desafiando las leyes de la gravedad. La multitud de Wrellyn estalló en vítores y aplausos, resonando como un canto ancestral que reverberaba en mi pecho.

—Esto es parte de nuestra cultura —explicó Kalum, mirándome con orgullo—. Estos eventos celebran nuestras habilidades y mantienen viva nuestra tradición. La competencia es una forma de unirnos y recordarnos quiénes somos. Me sentí honrada de ser parte de este momento, de ver cómo su comunidad se unía a través de la celebración.

Mientras el Wrellyn continuaba su espectáculo, noté a otros machos alfas preparándose para mostrar sus propias destrezas. Un grupo de ellos comenzó a realizar una danza ritual, sus movimientos fluidos y sincronizados, una celebración de su fuerza y agilidad. Era un espectáculo cautivador que hablaba de unidad y respeto entre ellos, y me encontré sonriendo involuntariamente ante la belleza del momento.

La atmósfera era eléctrica, y me sentí atraída por la energía que emanaban. Observé cómo los Wrellyn se animaban unos a otros, una camaradería palpable que parecía trascender la competencia. Todo ello me hizo reflexionar sobre la soledad que sentía al ser una de las pocas humanas en este lugar; era un recordatorio de cuán distante me sentía de mi propia familia.

A medida que el evento avanzaba, el Wrellyn que había liderado la acrobacia se acercó al borde del círculo, sus ojos fijos en mí. Podía sentir la intensidad de su mirada, un aire de desafío que despertaba tanto temor como curiosidad en mí. Era evidente que la conexión entre nuestras razas no se limitaba a lo físico; había una especie de energía que los unía de una manera que nunca había experimentado.

Kalum, viendo mi interés, se inclinó hacia mí.

—¿Ves cómo se apoyan mutuamente? —preguntó, gesticulando hacia el grupo—. La fuerza de los Wrellyn radica en su unidad. Cada uno aporta su talento, pero juntos son invencibles. Sus palabras resonaban en mí, recordándome que incluso en mi soledad, la comunidad de los Wrellyn era una fuerza imparable.

Mientras el evento llegaba a su clímax, un Wrellyn más joven, con tatuajes en forma de espiral, se destacó por su destreza en el uso de una lanza. Ejecutó movimientos rápidos y precisos, dejando a todos boquiabiertos. El ambiente se llenó de vítores y risas, un recordatorio del poder de la comunidad, pero también de lo que me faltaba.

Sin embargo, a pesar de la belleza de la escena, no podía evitar sentir un vacío en mi corazón. La angustia por mi hermana Jazz y la incertidumbre de nuestro futuro pesaban en mi mente como una sombra persistente. Este lugar podía ser deslumbrante, pero la tristeza por nuestras familias nos acompañaba a cada paso, como una melodía agridulce que no podía ignorar.

Al finalizar el evento, Kalum se acercó de nuevo a nosotras.

—Es hora de que se preparen para la noche. Habrá una ceremonia especial que implica una conexión más profunda entre ustedes y nosotros, los Wrellyn. Necesitan descansar y prepararse. Su voz tenía un aire de solemnidad que me hizo sentir la importancia de lo que estaba por venir.

Las palabras resonaron en mi mente mientras miraba a Jazz, quien sonreía aún emocionada por el espectáculo. Pero en el fondo, sabía que la conexión que estábamos a punto de experimentar era solo el comienzo de una nueva etapa en nuestras vidas. La mezcla de emociones en mi interior era abrumadora: la fascinación por la cultura Wrellyn y el temor por lo que nos esperaba, un crisol de sentimientos que me dejaba sin aliento.

Mientras caminábamos de regreso, el murmullo del evento aún resonaba en mis oídos. Este nuevo mundo era un laberinto de posibilidades, y aunque me sentía perdida, también había una chispa de esperanza que iluminaba mi camino. La vida estaba a punto de volverse aún más complicada, y no podía ignorar la mezcla de emoción y miedo ante lo desconocido que se avecinaba.

Apolo ArsenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora