—Bienvenidas al corazón de nuestra comunidad —dijo Kalum, señalando un círculo de Wrellyn reunidos, todos esperando su turno para demostrar sus habilidades. Había algo en el aire, una energía cruda que vibraba en mi pecho, como si cada movimiento estuviera impregnado con el peso de siglos de historia.
Los Wrellyn, con su porte imponente y su musculatura definida, dominaban el espacio. La luz reflejaba en sus tatuajes tribales, que contaban historias de batallas y victorias ancestrales. Sus ojos, intensos y decididos, brillaban con una fuerza que parecía desbordar cualquier comprensión humana. Sus cabellos, en tonos entre blanco y gris azulado, fluían como cascadas de plata bajo el sol. Aunque su apariencia era feroz y sus músculos parecían estar hechos para la guerra, algo en sus movimientos me dejaba claro que había más en ellos de lo que su agresividad inicial sugería.
Los murmullos emocionados crecieron de inmediato cuando un Wrellyn, un gigante que apenas cabía en el círculo, se adelantó. Su figura era como la de una montaña, y, al dar un paso, la tierra tembló bajo su peso. Con una mezcla de fuerza bruta y agilidad sobrenatural, comenzó a levantar enormes rocas con una facilidad que me dejó sin aliento. Sus movimientos parecían imposibles, desafiando las leyes de la gravedad, mientras su mirada fija en el horizonte irradiaba pura concentración. La multitud de Wrellyn estalló en vítores, su canto resonando en cada rincón, mientras los ecos de su alegría reverberaban en mi cuerpo.
—Esto es parte de nuestra cultura —explicó Kalum, con una sonrisa llena de orgullo—. Estos eventos celebran nuestras habilidades y la unidad de nuestra gente. La competencia es tanto una prueba de poder como una manera de conectarnos con nuestros ancestros. Cada uno de ellos demuestra lo que es capaz de hacer por el bien del grupo.
Mientras el gigante terminaba su demostración, observé a otros machos alfas posicionándose en el círculo. Uno de ellos, más joven, comenzó una danza ritual de pasos rápidos, fluidos, casi etéreos, como si su cuerpo no tuviera límites. La coordinación entre ellos era impresionante, como una coreografía ancestral que solo ellos comprendían. Cada movimiento parecía reflejar un entendimiento profundo de la vida, de la energía que los rodeaba, de la fuerza y la suavidad al mismo tiempo. Mientras danzaban, sus ojos brillaban con una mezcla de poder y respeto. No era solo competencia, era una celebración de su ser, un recordatorio de lo que significaba ser un Wrellyn.
La atmósfera estaba cargada de una vibración tan palpable que casi podía verla, como una neblina dorada flotando en el aire. Me sentía absorbida por la energía que emanaban, pero al mismo tiempo, esa misma energía me hacía sentir pequeña, aislada. Aquí, entre ellos, parecía que el poder y la calma coexistían de una manera desconcertante.
De repente, un Wrellyn se adelantó más allá del círculo. Era de los más imponentes, con tatuajes que cubrían sus brazos, su rostro tan marcadamente fuerte que podría haber intimidado a cualquiera. Sus ojos se clavaron en mí, y, por un momento, sentí como si el aire alrededor se volviera denso. El simple hecho de mirarme parecía una declaración silenciosa de fuerza, de dominio. Era fascinante y aterrador al mismo tiempo. A pesar de su aura agresiva, había algo profundamente cálido en la forma en que los demás lo respetaban.
Kalum, al ver mi incomodidad, se inclinó hacia mí, sus palabras suavizando el ambiente tenso que se había formado.
—¿Ves cómo se apoyan mutuamente? —preguntó, señalando al grupo que animaba al Wrellyn desafiante—. A veces, nuestra apariencia puede ser intimidante, pero los Wrellyn jamás dañamos a una mujer. Nuestro poder no está en la violencia, sino en la unidad. Cada uno aporta algo único, y juntos somos más fuertes que cualquier amenaza. Los lazos entre nosotros van más allá de lo físico. La fuerza está en la hermandad, no en la agresión.
Mis ojos se fijaron en el grupo que, sin perder la energía de la competencia, mantenía una calma sorprendente. En medio de toda esa potencia, no había agresión hacia las mujeres, solo una tranquila determinación. Era como si todo lo que mostraban al mundo externo fuera solo una fachada, una representación de su cultura. Pero cuando observabas más de cerca, entendías que su verdadera fuerza radicaba en su capacidad de compartir, de unirse.
El evento continuó, con otro Wrellyn tomando su lugar, demostrando destreza en el manejo de una lanza. Cada giro y lanzamiento estaba calculado con una precisión letal, pero de alguna manera, la belleza de sus movimientos no podía ser ignorada. El aire estaba cargado con risas y vítores, la comunidad celebrando como un solo cuerpo.
Mientras la competencia llegaba a su fin, un vacío empezó a formarse en mi pecho. Aunque la energía de los Wrellyn era envolvente, algo dentro de mí sentía una desconexión. La angustia por mi hermana Jazz, por lo que nos esperaba, me perseguía, haciéndome sentir como una extraña en este lugar, una mujer entre gigantes.
Al concluir, Kalum se acercó nuevamente a nosotras.
—Es hora de prepararse para la noche —dijo con tono solemne, como si el momento estuviera marcado por un destino mayor—. Habrá una ceremonia especial que implicará una conexión más profunda entre ustedes y nosotros. Necesitan descansar y prepararse para lo que está por venir.
Mientras caminábamos hacia nuestra cabaña, el murmullo del evento seguía retumbando en mis oídos, pero ahora, el peso de lo que estaba por venir comenzaba a aplastarme. Este mundo estaba lleno de maravillas y horrores, y no podía predecir si me perdería en él o si, por fin, encontraría mi lugar.
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Apolo Arsen
RomansaCuando los humanos se niegan a entregar a sus mujeres a una raza alienígena irresistible y poderosa, Apolo Arsen, líder de los invasores, desata una brutal guerra. Los extraterrestres, dominantes y seductores, no aceptan un 'no' como respuesta. Agat...