Capítulo 38

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La luz del nuevo día iluminaba la habitación, y mientras me preparaba para lo que sería una jornada importante, sentía una mezcla de nerviosismo y emoción burbujear dentro de mí. Este encuentro con las mujeres de la comunidad no era solo una reunión; era una oportunidad para abrir un espacio de sanación y empoderamiento. 

Kalum llegó temprano, como siempre, con su energía contagiosa. La conocí poco después de mi llegada a este mundo, y su apoyo había sido invaluable. Ella era más que una guía; se había convertido en una amiga.

—¡Agatha! —exclamó Kalum, su cabello brillando bajo la luz—. ¿Estás lista para el gran día?

Sonreí, aunque sentía un ligero temblor en las manos. —Intento estarlo, pero hay tanto en juego. Quiero que esta reunión sea un éxito.

Kalum se acercó y puso una mano en mi hombro. —Lo será. Confía en ti misma y en las mujeres que vendrán. Ellas necesitan escuchar tu voz y saber que no están solas.

Tomé una respiración profunda. —Tienes razón. Hoy no se trata solo de mí; se trata de todas nosotras.

Nos dirigimos a la sala de reuniones, un espacio amplio con ventanas que dejaban entrar la luz del sol y una vista impresionante del paisaje. Mientras caminábamos, Kalum y yo comenzamos a discutir los detalles de la reunión.

—¿Crees que deberíamos empezar con una oración o algún tipo de ritual? —sugerí, recordando cómo las tradiciones podían fortalecer los lazos.

—Es una gran idea —asintió Kalum—. Podría ayudar a romper el hielo. Tal vez algo que represente la unión entre las mujeres de ambas culturas.

La sala se iba llenando gradualmente, y las mujeres comenzaron a llegar, cada una con su propia historia y carga. Cuando vi a algunas de ellas cruzar la puerta, sentí un nudo en el estómago. Eran mujeres fuertes, pero habían soportado tanto dolor.

Cuando todas las mujeres se acomodaron, sentí que el ambiente se tornaba más íntimo. Tomé un respiro y comencé a hablar, el eco de mi voz llenando el espacio.

—Gracias a todas por venir hoy. Este es un momento muy importante para nosotras, y quiero que sepan que este espacio es suyo. Estamos aquí para compartir, escuchar y apoyarnos mutuamente.

Algunas mujeres intercambiaron miradas, y yo pude ver destellos de interés en sus ojos. La mujer de cabello rizado, a quien había conocido antes, levantó la mano.

—¿Y si alguien no se siente cómoda compartiendo su historia? —preguntó, con un tono de vulnerabilidad.

—Eso es completamente válido —respondí con suavidad—. No hay presión. Podemos comenzar con algo simple, como presentarnos y compartir un poco sobre nosotras mismas. Si alguien desea hablar de su historia, será bienvenido, pero no es obligatorio.

Con cada presentación, el ambiente se fue relajando. Las mujeres comenzaron a compartir anécdotas, a reír, incluso a llorar juntas. Sentí cómo mi corazón se expandía con cada relato. Cuando llegó el turno de la mujer con cabello rizado, ella se levantó, y su voz tembló.

—Mi nombre es Lira, tuve un esposo maltratador en la tierra, me trataba muy mal hasta que Grill me trajo aquí, el wrellyn solo me ayudo a sanar mis heridas...él se convirtió en mi ángel guardián.— se río— no fue fácil porque era muy brusco y no sabía lo que era el cariño ni los besos — volvieron a reírse las mujeres — no extraño la tierra ni sus golpes, Grill me ha tratado como una reina. 

Las palabras de Lira resonaron en mi corazón

La sala estaba cargada de emociones cuando Kalum tomó la palabra.

Apolo ArsenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora