Capítulo 33

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Observé desde la entrada de mi pequeña choza, la inquietante agitación que se apoderaba del campamento. Guerreros y mujeres se movían con prisa, sus rostros reflejaban una mezcla de preocupación y determinación. Cada día que pasaba, las humanas, incluyéndome, nos adaptábamos más a este extraño pero fascinante lugar. Sin embargo, el ambiente de hoy era diferente; una tensión palpable flotaba en el aire.

De repente, vi a Kalum acercarse, su porte sereno y firme contrastando con el caos que nos rodeaba. Su presencia siempre traía consigo un aire de calma y seguridad.

—Agatha —dijo, al llegar a mi lado, sus ojos intensos y decididos—. Tengo noticias.

Tragué saliva, mi corazón latiendo con fuerza.

—¿Jazz está bien? —pregunté de inmediato, recordando a mi hermana menor y el temor que había sentido por ella en los últimos días.

Kalum asintió, una leve sonrisa asomándose en sus labios.

—Sí, tu hermana está bien. No he podido venir a verte antes porque está en un lugar seguro, un espacio destinado para las mujeres más jóvenes. Allí está en proceso de aprendizaje, recibiendo la atención que necesita para adaptarse y crecer en este mundo.

Un suspiro de alivio escapó de mis labios. Saber que Jazz estaba a salvo me reconfortó, pero la preocupación no se desvaneció del todo.

—¿Y qué está pasando aquí? —pregunté, el temor comenzando a aferrarse a mi pecho—. Veo a todos tan intranquilos.

Kalum se enderezó, su expresión tornándose más seria.

—Ha habido un altercado en la frontera. Una pequeña invasión. Apolo está organizando a los guerreros para intervenir y defender nuestra tierra —explicó, su voz firme y clara, aunque su mirada revelaba una preocupación subyacente—. Es esencial que todos estén preparados.

Mi corazón se hundió al escuchar esas palabras. La idea de que Apolo, el líder que había llegado a representar tanto para mí, estuviera en peligro, me llenó de miedo.

—¿Está en peligro? —pregunté, mi voz temblando.

—No si todos cumplen con su deber —respondió Kalum, tratando de infundirme un poco de confianza—. Apolo es fuerte y su liderazgo es fundamental en este momento. Debemos confiar en que sabe lo que hace.

A pesar de sus palabras, no podía evitar la sensación de inquietud que se extendía por mis venas. Miré hacia el campamento, donde las mujeres y guerreros se preparaban, y el peso de la incertidumbre me presionaba el pecho.

—¿Y qué pasará si las cosas no salen como esperamos? —pregunté, mi voz apenas un susurro.

Kalum se inclinó hacia mí, su mirada intensa.

—Debemos mantener la calma y estar unidas. La fortaleza de nuestra comunidad reside en nuestra conexión y apoyo mutuo. Recuerda que Apolo no luchará solo; todos estamos aquí para protegernos unos a otros.

Asentí, aunque la ansiedad seguía latente. Sabía que debía ser fuerte, no solo por mí, sino también por Jazz, por Apolo y por todas las mujeres que habían llegado a ser parte de mi vida en este lugar.

—Gracias, Kalum —dije finalmente, sintiendo un poco de la determinación que ella irradiaba—. Haré lo que pueda para ayudar.

Kalum sonrió, su expresión suave.

—Esa es la actitud correcta. Ahora, quédate cerca y mantente alerta. Pronto podríamos necesitar que todas las manos estén en acción.

Observé cómo se alejaba, sintiendo un extraño alivio al saber que no estaba sola en este momento de crisis. A medida que me preparaba para enfrentar lo que vendría, la imagen de Apolo apareció en mi mente, fuerte y decidido. Sabía que haría lo necesario para proteger a su gente, y por ello, no podía rendirme.

Apolo ArsenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora