ᴛʜᴇ ʙʟᴜᴇ | ᴀʟᴇx ᴋᴀʀᴇᴠ

Capítulo 1 🧠

Temporada 4 Episodios 1 y 2

Narrador omnisciente:

Jennifer observa la ficha que tiene en sus manos y recuerda su primer día como interna, parece que hubiera sido ayer. Lo único que lamenta de este año es que George no aprobó y tendrá que repetir el internado.

—Thompson, Davis, Dawson y Walker —lee un residente, los cuatro se acercan—. Ustedes están con la Dra. Sloan.

—Lo siento —murmura Nina Thompson—. ¿Cuál de de las cuatro la Dra. Sloan?

—La pelirroja sexy —responde el residente distraído.

Era obvio que Jennifer no pasaba desapercibida en el hospital, los cuatro internos comienzan a caminar hasta el mesón de enfermeras donde está ella. La pelirroja se da vuelta justo cuando ellos se detienen y los mira con seriedad logrando que ellos traguen saliva.

—Está bien —Jen suspira—. Nina Thompson —mira a la castaña delgada—. Kim Davis —una rubia alta—. Ryan Dawson —es pelinegro y cuerpo atlético—. Hailey Walker —ella también es rubia pero más baja—. Soy la doctora Jennifer Sloan.

Una enfermera se acerca para que Jen firme un acta de alta de paciente y ella lo hace rápidamente. Los cuatro internos se quedan de pie esperando alguna instrucción, no se atreven a decir nada más ya que es algo intimidante.

—Tengo seis reglas que quiero que memoricen. Uno, no se molesten en adularme porque no los llevará a nada, solo aumentarán mi ego, lo cual aprecio bastante pero no les sirve a ustedes para aprender medicina.

La pelirroja toma una caja cercana y la deja sobre el mesón de enfermeras para que los internos puedan ver su contenido.

—Estos son sus protocolos de trauma, lista de teléfonos y buscapersonas. Contestarán cada llamada en seguida, incluso si creen que no es importante. Esa fue la regla número dos.

Jennifer señala la caja distraída y se dispone a caminar, los cuatro internos sacan un buscapersonas chocando entre ellos y se apresuran a seguirla.

—Bienvenidos a su primer turno, el cual comienza ahora y dura 36 horas. Los internos son la base de la cadena alimenticia quirúrgica, hacen pruebas, toman nota y trabajan cada dos noches hasta morir, y regla número tres no se quejan porque no soy su mejor amiga —niega Jennifer—. Pero si sienten que su estado perjudicara la atención al paciente me lo hacen saber para evitar una atención deficiente.

Caminan por el gran pasillo hasta doblar en la esquina, Jennifer saluda brevemente a Isaac Cooper y señala el puesto de enfermeras.

—Estación de enfermeras donde siempre pueden encontrar información de los pacientes y pedir por ayuda de forma amable —señala—. Regla número cuatro, nunca tratar a una enfermera como asistente personal, porque no son mejores que ellas, de hecho sin ellas no haríamos ni la mitad del trabajo. Y no deben faltarle el respeto a nadie, si lo hacen es porque carecen de educación.

Los labios rojos de Jennifer se curvan en una sonrisa para luego seguir su camino hasta una sala de descanso, la cual gracias al cielo está vacía.

—Esta es una sala de guardia, hay muchas en este lugar y son bastante requeridas —menciona Jen relajada—. Duerman cuando y donde puedan, pronto van a valorar cada segundo de descanso. Lo cual me lleva a la regla cinco, si estoy durmiendo no me despiertan a menos que un paciente se esté muriendo, y recen para que siga vivo cuando llegué, porque si no es así tendremos un paciente muerto y una familia a la cual arruinarle el día. ¿Alguna pregunta?

—Uhm... —Nina levanta la mano—. Solo van cinco reglas y dijo que eran seis.

—Lo hice —su buscapersonas suena—. Regla número seis, cuando yo me muevo, ustedes se mueven.