Bajo Vigilancia
El trayecto hacia la casa de Sylus fue un silencio incómodo, pero no pude evitar observar lo imponente y lujosa que era su residencia. El diseño era moderno y minimalista, con ventanales enormes que permitían la entrada de luz, y muebles que parecían salidos de una revista. Sin embargo, lo que más me inquietaba no era lo lujosa que fuera su casa, sino la última frase que había pronunciado antes de llegar: "Seguiré vigilándote."
Hasta ahora, no le había dado mucha importancia a sus palabras, pero cuando me guió a una habitación para descansar, comprendí que la vigilancia a la que se refería era mucho más literal de lo que había imaginado. La habitación era amplia, con muebles oscuros y elegantes, pero lo que captó mi atención fue el ambiente que desprendía: ese espacio claramente le pertenecía a Sylus.
Mis ojos recorrieron los detalles. El escritorio a un costado, lleno de dispositivos que no entendía, la cama perfectamente tendida, las luces suaves que daban una sensación de intimidad. El lugar estaba impregnado con su esencia, tan inconfundible como él mismo.
—Puedes dormir aquí —dijo Sylus, señalando la cama—. Tómate tu tiempo. Necesitas descansar.
Me volví hacia él con los ojos entrecerrados. Esto no podía ser cierto. ¿Dormir en su habitación? La incomodidad se instaló en mi estómago, y no pude evitar retroceder un paso.
—Dormiré en la sala —dije, con una voz que pretendía ser firme, aunque temblaba un poco.
Di media vuelta, dispuesta a salir, pero antes de que pudiera dar otro paso, sentí su mano en mi cintura. Sylus me detuvo con una suavidad que contrastaba con la firmeza de su agarre. El calor de su mano atravesó mi ropa y se asentó en mi piel, causando que mi corazón latiera con más fuerza de la que quería admitir.
—Eres demasiado brillante —murmuró cerca de mi oído, con una voz profunda y tranquila que me erizó la piel—. Más de lo que pensé. Te dije que estaría vigilándote de cerca.
No me atreví a girarme por completo, pero intenté apartarme de su mano con delicadeza. Él no cedió.
—No creí que te referías a esto —respondí, tratando de sonar tranquila—. Puedo dormir en otro lado, Sylus. Además, en una casa tan grande como esta, seguro tienes otra habitación disponible.
Una pequeña sonrisa apareció en sus labios, aunque sus ojos no reflejaban ninguna emoción evidente.
—No están disponibles —dijo, sin soltarme—. Están llenas de muebles y cajas.
Fruncí el ceño. Algo en su tono me hizo dudar de sus palabras. Podía sentir que mentía, aunque su expresión permanecía inalterable. Esta casa, tan enorme y llena de espacio, no podía estar tan abarrotada como él decía. Pero estaba cansada, demasiado cansada para discutir más.
—No pongas más resistencia, Nina —continuó, su voz tan suave que me sorprendía lo autoritaria que sonaba—. Lo que más necesitas ahora es un descanso. Mira tu cuerpo, estás demasiado lastimada... y delgada.
Sentí sus dedos moverse levemente contra mi cintura, subiendo un poco hasta que apenas rozaron mis costillas. El contacto fue suficiente para que mi piel se estremeciera, no solo por la incomodidad física, sino también por lo vulnerable que me sentía en ese momento.
—Bien... —acepté finalmente, bajando la guardia y soltando un suspiro—. Pero mañana dormiré en la sala. Esta habitación es muy pequeña para los dos.
A pesar de mi intento por mantenerme firme, mi comentario debió de parecerle ridículo, porque Sylus dejó escapar una leve risa. Un sonido bajo, casi imperceptible, pero lo suficientemente evidente como para que yo lo notara.
—¿Pequeña? —repitió, con una sonrisa que hizo que mis nervios aumentaran.
Me quedé en silencio, incómoda, aunque sabía que tenía razón. La habitación era todo menos pequeña. Era al menos tres veces el tamaño de la mía, con una cama lo suficientemente grande como para que dos personas durmieran cómodamente, sin siquiera rozarse. El espacio entre los muebles estaba cuidadosamente planeado para que la habitación pareciera aún más espaciosa.
—No te preocupes, Nina —dijo Sylus, soltando mi cintura lentamente—. Esta noche será tranquila. Nadie te molestará aquí.
No pude evitar sentir el doble significado en sus palabras. Aunque sabía que estaba físicamente a salvo, algo en la manera en que lo dijo me hizo sentir como si estuviera atrapada bajo su vigilancia constante. Sylus no era del tipo que hacía promesas vacías, y cuando decía que estaría vigilándome, lo decía en serio.
Sin decir más, me dirigí hacia la cama, sintiendo cada paso como si estuviera cruzando una línea invisible. Me senté en el borde, insegura de si debía relajarme o mantener la guardia en alto. Mientras tanto, Sylus se quedó de pie, observándome con esos ojos rojos e impenetrables que parecían ver más allá de lo que yo podía ocultar.
—Descansa —dijo, finalmente, y con un movimiento ágil se dio la vuelta para dirigirse hacia la puerta—. Te veré en la mañana.
Pero justo cuando estaba a punto de salir, me miró por encima del hombro y añadió:
—Ah, y no intentes escaparte. Este lugar está diseñado para que nadie entre o salga sin que yo lo sepa.
Me quedé en silencio, sin saber cómo responder. El sonido de la puerta cerrándose detrás de él resonó en la habitación, y de pronto me encontré sola, en un espacio que me resultaba tanto lujoso como opresivo.
Me dejé caer sobre la cama, sintiendo cómo el peso del cansancio me arrastraba hacia abajo. El colchón era sorprendentemente cómodo, lo que hizo que, a pesar de mis preocupaciones, mis párpados se volvieran pesados. Pero incluso mientras el sueño comenzaba a envolverme, no podía dejar de pensar en lo que Sylus había dicho: "Seguiré vigilándote."
Las luces en la habitación se atenuaron automáticamente, y el suave zumbido de algún dispositivo electrónico llenaba el espacio con un ruido blanco que debería haber sido relajante, pero que solo me hacía más consciente de mi entorno. Mi mente estaba agotada, pero aún así se negaba a desconectarse por completo.
Sabía que debía descansar. Mi cuerpo lo necesitaba desesperadamente, pero la presencia de Sylus, aunque no física en ese momento, seguía acechándome. ¿Qué quería realmente? Desde el principio, su curiosidad hacia mí había sido un misterio. Parecía estar en conflicto con el rol que el juego le asignaba, como si sus acciones estuvieran dictadas por algo más profundo que un simple código de programación.
Quizás era eso lo que me inquietaba más que cualquier otra cosa: la sensación de que Sylus estaba más allá del control del juego, y por lo tanto, más allá de cualquier comprensión que yo pudiera tener sobre este mundo. ¿Qué significaba para él vigilarme? ¿Y cuánto tiempo estaría dispuesto a hacerlo?
Aun así, mi cuerpo cedió finalmente al cansancio, y antes de darme cuenta, me quedé dormida, arrullada por una extraña mezcla de miedo y agotamiento.
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si si si, tengo dos historias de Sylus en proceso y una de Ken Sato pero, quería su opinión, no se si lo sepan pero mi genero favorito para escribir aparte de los fan fics es el genero de fantasía de reinos y caballeros, y cruzó una idea, hacer una historia de reyes y emperadores con los protagonistas de LOVE AND DEEP SPACE, obviamente la ruta romántica principal será Sylus, pero lo imaginaba como que los otros tres sean los príncipes más cotizados de 3 reinos vecinos y el futuro emperador Sylus solo podía ascender al trono luego de casarse y no lo logra porque o lo consideran feo o le temen por su reputación sanguinaria en el campo de batalla. que opinan, lo leerían si escribo algo así?
aprovechen mi inspiración al mil lectores nuevos, porque por si alguien no lo sabia, hace dos meses regresé de un hiatus de 4 años jejeje
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𝐇𝐀𝐔𝐍𝐓𝐄𝐃 | ꜱʏʟᴜꜱ
FanfictionNina, tras morir en un accidente automovilístico, reencarna en su videojuego favorito Love and Deep Space como un personaje secundario. Sin embargo, su nueva vida tiene un costo: está atrapada en un ciclo de misiones imposibles de rechazar y, mientr...