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Antes de comenzar este capítulo déjenme decirles algo, primero que nada, gracias por leer esta historia, es de las primeras de Sylus y me resultó increíble hacer dos historias parecidas pero diferentes, mis lectoras entenderán que hablo de Always been you. 

Además he estado pensando como finalizar la historia, si, ya va a terminar, la decision que tomaron en comentarios de que decision tomara Nina era en realidad la ruta para el final.

Ahora bien, yo quería hacer borrón y que se reencontraran pero voy hacerles caso y lo que por mayoría de votos se decidió es que haya una pelea, aquí quieren ver golpes jaja. Normalmente los escritores o hacen lo que quieren sin importar lo que los fans digan (como con Jujutsu, no soy fan pero supe lo que ocurrió con el final) o hacen lo que los fans dicen aquí tengo el poder de hacer ambos, porque no? así que el final oficial será el que ustedes decidieron pero también publicaré el final que yo tenia pensado para la historia. Así que menos bla bla y a lo que vinieron, disfruten el doble maratón y ultimo de esta hermosa historia.

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Una decisión imposible PART 1

Después de aquella experiencia en el jardín, regresé a la casa de Sylus con los hombros caídos y la mente en un torbellino de pensamientos. Apenas podía asimilar todo lo que había escuchado de esa voz fría y sin emociones. El juego había puesto tres opciones ante mí, y cada una parecía más aterradora que la anterior.

Por eso, pasé el día en la biblioteca, buscando un respiro, aunque sabía que no podía escapar de esa decisión. Cada libro a mi alrededor se sentía como un peso que me recordaba las palabras de aquella voz: "Eres un virus... serás eliminada". No importaba cuánto tratara de entender mi lugar aquí, el juego me consideraba una amenaza y estaba dispuesto a tomar medidas extremas para que desapareciera.

Abrí un libro sin leer realmente las palabras. En cambio, comencé a trazar una lista en mi mente, sopesando los pros y los contras de cada opción que me ofrecían. La primera opción, eliminarme a mí misma... descartada. No podía imaginarme haciendo eso. La segunda opción, esperar y permitir que atacaran a Sylus... tampoco, jamás pondría en riesgo su vida por mi causa. Eso solo dejaba la tercera opción: aceptar la reprogramación, borrar mi memoria y mis emociones, y convertirme en una cazadora más del juego. Sería libre de la amenaza, pero... perdería todo lo que soy, incluyéndolo a él.

Mientras me hundía en esos pensamientos, la puerta de la biblioteca se abrió. Al levantar la mirada, vi a Sylus de pie en el umbral, con el ceño fruncido. Parecía haber notado mi expresión abatida.

—¿Nina? —su voz era suave, pero sus ojos mostraban una mezcla de preocupación y firmeza.

No pude evitarlo: me derrumbé en cuanto escuché mi nombre en sus labios. Las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas, y él cruzó la habitación rápidamente, arrodillándose frente a mí.

—¿Qué pasó? —preguntó, tomando mis manos entre las suyas—. ¿Por qué estás así? ¿Qué ha pasado?

—Sylus, necesito contarte algo... algo importante —le dije, mirando hacia el suelo. Sentía que mis palabras eran una carga insoportable, pero necesitaba compartirlas con él.

—Estoy aquí, Nina. Sea lo que sea, quiero escucharlo —respondió con seriedad, sin soltar mis manos.

Con un nudo en la garganta, le conté lo que había sucedido en el jardín. Cada palabra era como una daga, y al ver su expresión endurecerse a medida que hablaba, sentía que el peso de mi decisión se hacía aún más insoportable.

—El juego me considera un error, Sylus. Un virus que debe ser eliminado o... reprogramado —dije, y al pronunciar la palabra "reprogramado" me tembló la voz—. Me ofrecieron tres opciones, y... he estado pensando en cuál de ellas sería la menos dolorosa.

—¿Cuáles son esas opciones? —Su tono era frío, como si le doliera escuchar las palabras, pero seguía mirándome intensamente, esperando a que terminara.

—Puedo eliminarme a mí misma, dejar que el juego destruya el escudo y envíe a los cazadores contra ti, o... aceptar la reprogramación y perder todos mis recuerdos, toda mi identidad —dije, sintiendo cómo mis labios temblaban al decirlo en voz alta—. Creo que... creo que esa última opción sería lo mejor, Sylus. Al menos no te pondría en peligro, y... podrías seguir adelante sin que el juego te controlara por mi causa.

Hubo un momento de silencio, y luego Sylus soltó mis manos, solo para levantarse con un gesto enfadado y caminar hacia la ventana. Podía sentir su frustración, el peso de su respiración, la tensión que irradiaba de cada músculo de su cuerpo.

—¿De verdad crees que esa es la solución? —preguntó en voz baja, pero su tono era afilado.

—No lo sé, Sylus —respondí en un susurro—. No sé qué hacer. Siento que todo lo que elijo termina hiriéndote de alguna manera.

—Nina... —Sylus se dio la vuelta, su mirada intensa me atravesó como una llama ardiente—. No vuelvas a considerar esa opción. No permitas que el juego te haga creer que tienes que sacrificar todo lo que eres. ¿Cómo crees que me sentiría si desapareces de esa forma? ¿Crees que podría simplemente seguir adelante sabiendo que no recuerdas nada de nosotros?

Mis palabras se ahogaron en mi garganta, y lo miré, sin saber cómo responder a la fuerza en sus palabras. Sylus continuó, acercándose a mí lentamente, hasta que estuvo frente a mí nuevamente.

—No permitiré que te olvides de ti misma, y mucho menos de lo que hemos compartido —dijo, con una dureza en su voz que jamás había escuchado antes—. Y no estoy dispuesto a regresar a ser un esclavo del juego, solo porque a ellos les moleste que pueda pensar y sentir por mí mismo.

—Sylus, pero... —traté de interrumpir, sintiendo el peso de su determinación.

—No. No hay peros, Nina —dijo, poniendo una mano firme sobre mi hombro—. No voy a dejar que te pierdas en el olvido. Vamos a pelear juntos, sin importar el riesgo. Yo te protegeré, Nina, a toda costa.

Su determinación me hacía temblar. Nunca antes había visto a alguien tan decidido a proteger a alguien como él lo estaba conmigo, y el peso de esa decisión me hacía sentir a la vez aliviada y aterrada.

—No me importa lo que tenga que hacer para que estés a salvo. No soportaría olvidarte, Nina —confesó, y sentí que su voz se volvía más suave, más vulnerable—. No... no quiero que pienses que solo eres un problema. Porque... —sus palabras se volvieron un susurro—, Nina, yo... me he enamorado de ti.

Mis ojos se abrieron de par en par al escuchar esas palabras. Sylus había sido el único en ofrecerme un refugio, el único que me había ayudado cuando todo parecía perdido, pero jamás había pensado que sus sentimientos fueran más allá de una alianza para protegerme. Me sentía atónita, abrumada, pero también... algo en mi interior floreció al escucharlo.

—Sylus... —murmuré, sin saber realmente qué decir. No encontraba las palabras para expresar lo que sentía, pero él no esperó a que hablara.

Sylus se inclinó hacia mí y, con una delicadeza que nunca imaginé de él, me abrazó. Su presencia era fuerte, cálida, y sentí cómo toda la angustia y la desesperación que había cargado se disolvían en sus brazos.

—No quiero que tengas que tomar esa decisión sola, Nina —susurró contra mi cabello—. Yo estoy aquí contigo. No importa lo que decidan, no importa lo que el juego intente. Lucharemos juntos, y yo haré todo lo que esté en mi poder para protegerte.

Mis brazos lo rodearon, y apoyé mi cabeza en su pecho, escuchando el latido de su corazón. Sentí la seguridad y el calor que siempre me había ofrecido, y el amor que él me confesaba era una fuerza que me hacía sentir más viva que nunca.

Finalmente, levanté la cabeza, mirándolo a los ojos, y sin decir una palabra más, nos acercamos. El beso fue suave, delicado, y con una promesa silenciosa: la de protegernos el uno al otro, de seguir adelante juntos, sin importar el precio.

𝐇𝐀𝐔𝐍𝐓𝐄𝐃 | ꜱʏʟᴜꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora