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Una Verdad Inesperada

—La verdad, no estoy completamente consciente de que soy autónomo ahora —empezó Sylus con calma, como si la revelación que acababa de compartir no fuera algo impactante—. Pero si lo que dices es cierto, y puedo hacer lo que yo quiera... eso es bastante interesante. ¿Qué se supone que debería hacer ahora?

Me quedé en silencio por un momento. Mi mente luchaba por procesar lo que estaba ocurriendo. ¿Era posible que Sylus no entendiera lo que realmente estaba pasando? Había asumido que él, como uno de los personajes principales del juego, estaba al tanto de todo, que era consciente de que se había desviado del camino predeterminado por la historia. Pero al parecer, ni siquiera él lo comprendía del todo.

—Se supone que deberías capturar a la MC después de que alguien intentara robar su enter core —dije, tratando de recobrar la compostura.

Sylus frunció el ceño, como si mi respuesta no tuviera ningún sentido para él.

—¿La MC? ¿Por qué querría capturar a una persona tan ordinaria? —preguntó con incredulidad, inclinándose un poco hacia mí—. No tiene sentido que me interese en ella.

Su reacción me sorprendió. A pesar de que el Sylus del juego estaba programado para enamorarse perdidamente de la MC, el Sylus que tenía frente a mí no parecía ni remotamente intrigado por ella.

—Bueno, así funciona el juego —respondí, mi voz un tanto vacilante—. Los personajes principales se sienten atraídos por ella. En la historia, hacen todo por protegerla... incluso morir por ella.

—¿Y la MC quién es en tu mundo? —Sylus ladeó la cabeza, su curiosidad palpable en su mirada intensa.

Me quedé un segundo pensando en cómo explicarlo de la mejor manera posible.

—La MC es el personaje que los jugadores controlan. En mi mundo, los jugadores toman su papel. Yo... yo era la MC en mi mundo.

Sylus arqueó una ceja, sus ojos estudiándome con una mezcla de sorpresa y diversión.

—Sería mucho más entretenido si la MC tuviera una pizca de tu carácter —comentó con una leve sonrisa—. Supongo que no es el caso, ¿verdad? Ya que tú estás aquí... ¿y los otros protagonistas? ¿Están todos detrás de ella?

Asentí con la cabeza, confirmando su sospecha. Los otros protagonistas del juego estaban programados para seguir a la MC, protegerla y, en muchos casos, enamorarse de ella. Pero desde que yo había llegado a este mundo, todo parecía haberse desviado. Sylus había roto con su programación, había empezado a tomar sus propias decisiones, y ahora estaba frente a mí, cuestionando la naturaleza de su existencia.

Sin embargo, había algo más. Algo que me hacía sentir incómoda. No estaba segura de si Sylus realmente creía en lo que le estaba diciendo. Sus respuestas eran tranquilas, demasiado despreocupadas para la magnitud de lo que estábamos discutiendo. Mis manos comenzaron a temblar ligeramente, una mezcla de miedo e incertidumbre apoderándose de mí. ¿Y si pensaba que todo esto era una broma? ¿Y si, en cualquier momento, decidía que había perdido la paciencia y me echaba de su casa? La simple idea me aterraba.

Sylus notó mi tensión. Se inclinó hacia adelante y, para mi sorpresa, se puso de rodillas frente a mí. Sus grandes manos tomaron las mías, envolviéndolas con una calidez inesperada. Mis ojos se encontraron con los suyos, y por primera vez desde que lo conocía, vi algo diferente en su mirada. No había burla ni indiferencia, solo una preocupación genuina.

—¿Por qué estás temblando? —preguntó en voz baja—. ¿Tienes frío?

Negué con la cabeza, pero las palabras se me atoraban en la garganta. La situación, toda la conversación, me parecía una locura. Un remolino de emociones me envolvía, desde el miedo hasta la incredulidad.

—Porque... porque todo esto parece una broma, una locura —logré decir finalmente, mi voz apenas un susurro—. Es difícil de creer, incluso para mí, que todo esto sea real.

Sylus apretó ligeramente mis manos, su expresión suavizándose mientras sus ojos me sostenían con una intensidad que me hizo sentir expuesta, pero segura al mismo tiempo.

—Yo confío en tu verdad —dijo con firmeza—. Aunque no lo entienda del todo, creo en lo que dices. Y eso debería ser suficiente para ti.

Lo miré, incrédula. ¿Realmente confiaba en mí? ¿En todo lo que le acababa de contar? Su respuesta no era la que esperaba, pero de alguna manera, sus palabras me tranquilizaron más de lo que podía admitir.

—Si solo aquí estás segura, entonces puedes quedarte para siempre en este lugar. No tengo ningún problema con eso —agregó, su voz llena de una calidez que jamás había percibido en él.

Mi respiración se detuvo por un segundo al escuchar sus palabras. No era solo lo que decía, sino la manera en que lo decía. No estaba haciendo una broma ni intentando manipularme. Sylus, de alguna forma, me estaba ofreciendo un refugio, un lugar en el que no tendría que huir ni esconderme.

—¿Por qué haces esto? —pregunté con cautela, mis manos todavía atrapadas entre las suyas.

Sylus sonrió levemente, una sonrisa que parecía sincera, aunque en sus ojos siempre había algo que me costaba descifrar.

—Porque, Nina, tú eres diferente. Especial. Y yo siempre he sido alguien que busca lo extraordinario.

La respuesta me dejó en silencio. Sabía que en parte me veía como algo raro, tal vez incluso como un desafío, pero había algo más detrás de sus palabras. Sylus nunca había sido del tipo que daba respuestas directas o fáciles de interpretar, pero esta vez su tono tenía una sinceridad que no podía ignorar.

Respiré hondo, intentando calmar el torbellino de pensamientos que giraban en mi mente. El hecho de que Sylus confiara en mí y me ofreciera su apoyo era algo que nunca habría esperado. Aún no entendía del todo por qué se había desviado de su programación ni qué lo hacía diferente de los otros personajes del juego. Pero una cosa era clara: por ahora, estaba segura bajo su protección, y eso era más de lo que había tenido desde que llegué a este extraño mundo.

—Gracias —murmuré finalmente, aún sorprendida por el giro de la conversación—. No sé qué habría hecho sin ti...

—No tienes que agradecerme nada —dijo, soltando lentamente mis manos y poniéndose de pie—. Esto es tan interesante para mí como lo es para ti. Y, además... —añadió con una sonrisa maliciosa—, no voy a dejar que nadie te quite de mi lado. Ni siquiera el propio juego.

Me estremecí, pero esta vez no de miedo, sino de una extraña mezcla de emociones que no podía terminar de comprender.

𝐇𝐀𝐔𝐍𝐓𝐄𝐃 | ꜱʏʟᴜꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora