El amor es amor (JoongDunk)

🌻Dunk🌻

Esta cafetería es alucinante. Tiene un aire de librería, con muchos espacios para compartir tanto la lectura como una bebida, ya sea en compañía o a solas. El mobiliario tiene un aspecto vintage, pero es exquisito; no se ve ninguna imperfección, como suele suceder con los muebles antiguos. Y el olor... una mezcla de libros y aroma a café.

—Joong, gracias. Este sitio es espectacular.

—Es un placer compartirlo contigo.

Si tenía alguna duda, en este momento acaba de resolvérmela.

—¡Hola chicos! Pasen y siéntense donde quieran. Cuando decidan qué quieren tomar, me avisan, ¿de acuerdo?

—¿Qué te parece aquel sofá de dos plazas?

—Mmmm.

—¿Sabes qué vas a tomar?

—Con este aroma, me apetece café, pero que sea dulce.

—Bien, ve adelantándote mientras le digo lo que queremos.

Voy hacia el sofá de dos plazas, y al sentarme, veo que se acerca muy decidido un hombre trajeado.

—Hola, bonito. ¿Puedo acompañarte?

Antes de que pueda responder, lo veo sentarse a mi lado, orientando todo su cuerpo hacia mí. Me siento incómodo y enseguida le digo que no estoy solo.

—Lo siento, pero no he venido solo y te has sentado en el lugar de mi acompañante.

—¡Oh! Claro, en cuanto llegue me levanto. Quizás tengamos tiempo de conocernos. ¿Quieres que intercambiemos nuestros contactos, bonito?

—No va a darte ningún contacto, y vas a marcharte ahora mismo, ¿verdad?

Ese tono de voz... Joong está realmente enfadado. ¿Es normal que me atraiga aún más? Es tan varonil.

El hombre se levanta inmediatamente, se disculpa y se marcha del local.

Joong se sienta, pero no me habla ni me mira. Lo veo muy tenso, y se me ocurre que un poco de contacto físico podría relajarlo. Mi mano masajea su hombro más cercano, y como veo que está funcionando, continúo hasta su cuello y empiezo a masajearle la nuca.

—Lo siento, Dunk. No quería molestar, pero hemos venido juntos y...

—No has molestado, todo lo contrario, más bien me has salvado.

Gira la cabeza para mirarme, y mi mano termina en su mejilla. Es inevitable que le sonría. Estoy casi seguro de que debe ser una sonrisa tonta, porque me siento cada vez más enamorado de él.

—Aquí traigo su pedido, parejita.

Retiro mi brazo muerto de vergüenza, y cuando se marcha, le pregunto a Joong qué ha pedido.

—Un café vienés. Es café, chocolate y nata. Pruébalo y dime qué te parece.

—Esto está exquisito, Joong. Gracias por todo. Si quieres, puedes venir a casa y destrozar todas mis camisas.

—Jajaja... No hace falta, te traeré aquí sin tener que destrozarte ninguna camisa más. Pero no lo prometo.

—¿Que me traerás o que destrozarás otra de mis camisas?

¿Soy yo o esta conversación parece tener un doble sentido?

—Dunk, haría cualquier cosa por ver esa sonrisa que tienes ahora mismo en la cara.

Joong, me vas a matar si sigues soltando esas frases.

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