ೀ Pequeño descuido

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El reloj en la pared marcaba las tres de la tarde, y el sol de otoño iluminaba la habitación de Hyunjin con un suave resplandor dorado. Los libros de matemáticas estaban apilados sobre la mesa, las hojas llenas de fórmulas y ecuaciones dispersas. A pesar de la aparente concentración que debería reinar en una tarde de estudio, Hyunjin no podía dejar de observar de reojo a Yongbok, quien hojeaba tranquilamente el libro, concentrado en una de las ecuaciones que Hyunjin había intentado resolver durante más de una hora.

-Aquí es donde te estás equivocando -dijo Yongbok, señalando una parte de la fórmula-. El valor de la incógnita debe ser multiplicado antes de restar el resultado.

Hyunjin miró la pizarra improvisada que habían colocado sobre su escritorio. La explicación de Yongbok parecía clara, pero su mente estaba en otro lugar. Cada vez que la voz tranquila de Yongbok llenaba la habitación, cada vez que se acercaba a él para mostrarle algo, Hyunjin sentía un nudo en el estómago. Sabía que debía concentrarse en los números, en las ecuaciones, pero la presencia de Yongbok lo distraía como nada más lo hacía.

-Ah... claro, eso tiene sentido -murmuró Hyunjin, intentando seguir la explicación pero sintiendo cómo su corazón latía cada vez más rápido.

Yongbok lo miró de reojo y sonrió ligeramente.

-¿Estás seguro de que estás prestando atención? -preguntó con una risa suave-. Pareces distraído.

Hyunjin se rió nerviosamente, rascándose la nuca.

-Sí, claro... solo que... las matemáticas no son lo mío -dijo, intentando desviar el tema-. Pero gracias por la paciencia, Mariposa.

El apodo "Mariposa" hizo que Yongbok levantara la vista de la hoja y lo mirara directamente, con una sonrisa divertida en su rostro.

-Ya te acostumbraste a llamarme así, ¿eh? -respondió Yongbok, inclinándose sobre la mesa para corregir la ecuación.

Hyunjin asintió, aunque su mente estaba a kilómetros de distancia de los números en la pizarra. El ambiente entre ellos, aunque cargado de momentos serios de estudio, estaba lleno de pequeños gestos y miradas que hablaban más que cualquier palabra. Cada vez que sus manos se rozaban al intercambiar los papeles, cada vez que Yongbok se inclinaba para ayudarle a resolver un problema, Hyunjin sentía esa tensión que, hasta ahora, había logrado mantener bajo control.

-Listo, creo que ya lo tienes -dijo Yongbok después de resolver la ecuación-. Ahora intenta hacer la siguiente por tu cuenta.

Hyunjin asintió, tomando el lápiz con firmeza, aunque su mano temblaba ligeramente. Se concentró en la ecuación, tratando de ignorar cómo cada vez que Yongbok se acercaba, su cerebro parecía entrar en corto circuito.

-¿Qué haces cuando no entiendes algo en matemáticas? -preguntó Yongbok, inclinándose sobre la mesa, su rostro más cerca de Hyunjin de lo que era habitual.

Hyunjin soltó una pequeña risa nerviosa.

-Supongo que intento... concentrarme más -dijo, aunque sabía que en ese momento, la concentración era lo último que tenía.

Yongbok lo miró fijamente por un momento, con esa intensidad característica en su mirada, y luego sonrió.

-Tienes que relajarte más, Flor -dijo en un tono suave-. Las matemáticas no son tan aterradoras.

Hyunjin soltó una pequeña risa, nervioso por el uso del apodo en un momento tan íntimo.

-Sí, pero lo que me aterra no son solo las matemáticas -murmuró, sin pensar demasiado en lo que decía.

Yongbok lo miró por un segundo más largo del necesario, como si estuviera intentando descifrar el significado oculto detrás de sus palabras. Hyunjin, dándose cuenta de lo que acababa de decir, se sonrojó y rápidamente intentó volver a centrarse en la ecuación, aunque sabía que ya era demasiado tarde. La tensión en la habitación se había hecho palpable.

Después de un par de segundos incómodos, Yongbok decidió romper el silencio.

-¿Entonces qué es lo que te asusta? -preguntó en tono ligero, aunque Hyunjin podía notar una sutil curiosidad en su voz.

Hyunjin tragó saliva, sabiendo que la conversación estaba tomando un giro peligroso. No podía decirle la verdad, no ahora, no cuando apenas estaba empezando a manejar sus propios sentimientos.

-No lo sé... supongo que me asusta no mejorar nunca en esto -dijo finalmente, señalando los libros, intentando alejar la conversación de lo que realmente pasaba por su mente.

Yongbok asintió lentamente, aunque parecía haber captado algo en el aire. Se acercó un poco más, inclinándose hacia Hyunjin.

-No te preocupes, Flor. Estoy aquí para ayudarte -dijo con una sonrisa, que hizo que el estómago de Hyunjin se revolviera.

El tiempo parecía detenerse por un momento. Estaban demasiado cerca, y Hyunjin podía sentir el calor de Yongbok a su lado, su respiración pausada mientras lo miraba. La tarde de estudio, que debía ser tranquila y productiva, se había convertido en un campo de tensión.

Finalmente, Hyunjin logró apartar la mirada y se centró de nuevo en la pizarra. Sus pensamientos eran un torbellino, pero sabía que no podía dejarse llevar. No ahora, no cuando todavía no había resuelto lo que sentía por Yongbok.

-Gracias -dijo al fin, con una sonrisa suave.

Yongbok se levantó de su asiento y se estiró.

-De nada. ¿Qué te parece si hacemos una pausa? -sugirió-. La verdad es que tú también mereces un respiro, Flor.

Hyunjin asintió, agradecido por la oportunidad de escapar de la creciente tensión. Ambos salieron al pequeño balcón que daba al jardín de la casa de Hyunjin, y por un momento, solo disfrutaron del aire fresco de la tarde. El estudio había quedado atrás, pero el aire entre ellos seguía cargado de algo que ambos, aunque no lo decían en voz alta, sentían cada vez con más fuerza.

Y así, entre fórmulas sin resolver y corazones que latían con fuerza, la tarde de estudio se convirtió en una más de esas sesiones donde, poco a poco, Hyunjin y Yongbok comenzaban a acercarse de maneras que ni las matemáticas podían explicar.

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𝓨𝓸𝓾𝓻 𝓕𝓸𝓻𝓶𝓾𝓵𝓪 𝓞𝓯 𝓛𝓸𝓿𝓮  •𝓛𝓲𝔁𝓳𝓲𝓷/𝓗𝔂𝓾𝓷𝓵𝓲𝔁 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora