ೀMiradas

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La semana había comenzado de manera agobiante para Hyunjin. Después de múltiples sesiones de estudio con Yongbok, las matemáticas no parecían hacer clic en su mente, y eso le generaba una mezcla de frustración y culpa. Yongbok, con su paciencia inagotable, se tomaba el tiempo para explicarle una y otra vez las mismas ecuaciones, pero Hyunjin apenas lograba retener la información. Aunque quisiera culpar a los números, sabía que no eran las matemáticas lo que realmente lo distraía.

Eran los momentos en que sus miradas se encontraban. Eran las risas suaves de Yongbok cuando lograba entender alguna fórmula, los gestos relajados y la cercanía constante. Hyunjin se había dado cuenta hace tiempo de que lo que sentía por Yongbok iba más allá de la simple gratitud o admiración, pero cada día se le hacía más difícil manejarlo.

"¿Cómo puedo estudiar en paz si ni siquiera puedo concentrarme estando tan cerca de él?", se preguntaba a menudo, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza cada vez que se aproximaba la hora de otra sesión de estudio.

La tarde del miércoles, Yongbok llegó a la casa de Hyunjin puntualmente como siempre. Su sonrisa fácil, su mochila colgando de un hombro y su aire despreocupado contrastaban con el estado mental de Hyunjin, que sentía cómo se le formaba un nudo en el estómago al verlo cruzar la puerta.

-¿Listo para otra sesión? -preguntó Yongbok, mientras se sentaba en la mesa del comedor y sacaba los libros de matemáticas de su mochila.

Hyunjin, sentado frente a él, apenas pudo asentar con la cabeza. Quería estar listo, quería concentrarse, pero la presencia de Yongbok hacía que todo en su cabeza se volviera borroso. Era como si cada ecuación y fórmula matemática se transformara en una maraña de pensamientos sobre cómo se sentía al estar tan cerca de él.

Yongbok comenzó a explicar una serie de problemas algebraicos, pero Hyunjin apenas podía procesar lo que decía. En su lugar, se encontraba concentrado en los pequeños detalles: el tono calmado de la voz de Yongbok, la manera en que se inclinaba hacia él para mostrarle los pasos, la cercanía de sus manos sobre el cuaderno. "No es justo...", pensó Hyunjin. "No debería sentirme así. Es solo mi tutor, el amigo de Miyeon."

Pero, por más que intentara convencerse, su corazón no dejaba de acelerarse cada vez que Yongbok le dirigía una mirada o una sonrisa. Hyunjin sentía que estaba a punto de perder el control de sus emociones.

-¿Lo entiendes, Hyunjin? -preguntó Yongbok, señalando una ecuación en el cuaderno.

Hyunjin lo miró fijamente, pero su mente estaba en blanco. "Entiendo que me gustas", pensó, pero lo único que salió de su boca fue un torpe: -Uh... sí, más o menos.

Yongbok sonrió, aunque había un leve rastro de duda en su expresión. -Vamos a repasarlo de nuevo. No hay problema.

Hyunjin asintió, tragando con dificultad. Sabía que no podía seguir así para siempre, pero ¿qué opción tenía? Contarle a Yongbok lo que sentía estaba completamente fuera de cuestión. El simple hecho de imaginar la reacción de Yongbok lo aterraba. Si le confesaba sus sentimientos y no eran correspondidos, ¿qué pasaría con sus sesiones de estudio? ¿Y su amistad? Todo podría cambiar de una forma que Hyunjin no estaba dispuesto a enfrentar.

La tarde pasó lentamente, y cada minuto parecía pesar sobre Hyunjin como una carga imposible de soportar. Cuando finalmente terminaron la sesión, Hyunjin se sintió exhausto, tanto física como mentalmente. Se despidió de Yongbok con una sonrisa forzada, deseando que se fuera lo antes posible para poder respirar en paz.

Pero cuando Yongbok se levantó para irse, se detuvo junto a la puerta, mirándolo con una expresión preocupada.

-Hyunjin, ¿estás bien? -preguntó suavemente-. Has estado... distraído últimamente. Si hay algo que te preocupa, puedes decírmelo.

Hyunjin sintió cómo su corazón se detuvo por un segundo. No podía responder. No sabía qué decir. La mirada de Yongbok era tan intensa, tan llena de cuidado, que por un momento casi pensó en soltarlo todo, en admitir lo que estaba sintiendo. Pero el miedo lo detuvo. El miedo a que todo se arruinara, a que Yongbok lo viera de forma diferente.

-Solo estoy estresado por las matemáticas -mintió, esbozando una sonrisa nerviosa-. Gracias por preocuparte, pero estoy bien.

Yongbok lo observó por un largo momento, como si intentara descifrar si decía la verdad o no. Finalmente, asintió y sonrió de nuevo, aunque esta vez su sonrisa parecía un poco más tenue.

-De acuerdo. Pero si necesitas hablar de algo, ya sabes que puedes contar conmigo -dijo antes de salir.

Cuando la puerta se cerró detrás de él, Hyunjin se dejó caer sobre la mesa, cubriéndose el rostro con las manos. "Qué tonto soy", pensó. Había tenido la oportunidad de ser honesto, de sacar todo lo que estaba guardando, pero el miedo lo había paralizado una vez más. ¿Cuánto tiempo más podría seguir fingiendo que todo estaba bien?

Esa noche, mientras estaba acostado en su cama, Hyunjin no podía dejar de pensar en la mirada preocupada de Yongbok. "¿Se habrá dado cuenta?", se preguntaba. Quizás su nerviosismo había sido demasiado obvio. Tal vez Yongbok ya sospechaba algo, pero no quería decir nada para no incomodarlo. La incertidumbre lo atormentaba, pero más que nada, lo aterraba el hecho de que cada vez se hacía más difícil ocultar lo que sentía.

Pasaron los días, y Hyunjin seguía atrapado en su propia confusión. Las sesiones de estudio con Yongbok continuaban, pero cada una de ellas era una tortura silenciosa para él. No importaba cuánto lo intentara, no lograba concentrarse en las matemáticas. Las palabras de Yongbok parecían perderse en el aire cada vez que lo miraba a los ojos, y su mente se llenaba de pensamientos que nada tenían que ver con ecuaciones o fórmulas.

Finalmente, una tarde, durante otra de sus sesiones, Yongbok lo miró directamente, con esa mezcla de paciencia y ternura que solo complicaba más las cosas para Hyunjin.

-Hyunjin, si sigues así, nunca vas a mejorar. No estás concentrado -dijo suavemente, pero su tono dejaba claro que estaba preocupado por él.

Hyunjin abrió la boca para responder, pero se encontró incapaz de decir nada. Sus manos temblaban ligeramente, y el aire en la habitación parecía volverse pesado. Sentía que estaba a punto de estallar, que no podía seguir reprimiendo sus sentimientos, pero tampoco podía permitir que Yongbok lo viera de esa manera.

-Lo siento... -murmuró finalmente, desviando la mirada.

Yongbok suspiró y se inclinó un poco más cerca, poniendo una mano en el hombro de Hyunjin. Ese simple gesto hizo que todo el cuerpo de Hyunjin se tensara. El contacto de la mano de Yongbok, aunque breve, fue suficiente para hacer que su mente se desmoronara por completo.

-No te presiones tanto -dijo Yongbok, con una sonrisa cálida-. Todos tenemos días difíciles. Tómate un descanso si lo necesitas.

Hyunjin asintió débilmente, sin ser capaz de mirar a Yongbok a los ojos. Sabía que si lo hacía, no podría seguir ocultando lo que sentía. Y eso era lo más aterrador de todo.

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𝓨𝓸𝓾𝓻 𝓕𝓸𝓻𝓶𝓾𝓵𝓪 𝓞𝓯 𝓛𝓸𝓿𝓮  •𝓛𝓲𝔁𝓳𝓲𝓷 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora