ೀ Cuando esté listo?

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˚ ༘ ೀ⋆。˚

Hyunjin nunca se había considerado alguien fácil de impresionar, pero allí estaba, observando a Yongbok con una mezcla de admiración y algo más, algo que no lograba identificar del todo. Las tardes de estudio en la casa de Felix se habían vuelto una constante en su rutina, pero ese día se sentía diferente. Quizás era la forma en que los rayos del sol de la tarde se colaban por la ventana, proyectando sombras suaves en el rostro de su amigo, o el silencio cómodo que llenaba la habitación mientras trabajaban en los problemas de matemáticas.

Yongbok se inclinó hacia él, sus ojos serenos y enfocados en las fórmulas que habían estado tratando de resolver. El brillo en su mirada era tan intenso que Hyunjin sintió un ligero escalofrío recorriéndole la espalda. "Concéntrate", se reprendió a sí mismo, sacudiendo la cabeza como si pudiera disipar la sensación de vértigo que lo invadía cada vez que Felix estaba tan cerca. Pero era inútil; su corazón latía más rápido, y las palabras en el papel comenzaban a perder sentido.

—Hyunjin, ¿estás escuchando? —preguntó Yongbok, con un toque de diversión en la voz. Lo miró con una ceja arqueada, como si supiera que su amigo estaba a miles de kilómetros de distancia.

—Ah… sí, claro —respondió Hyunjin rápidamente, enderezándose en su asiento y sintiéndose estúpido. ¿Cuántas veces le había pasado eso últimamente? ¿Cuántas veces se encontraba distraído, mirando a Felix cuando debería estar prestando atención a las lecciones?

Felix no pareció convencido. Sus labios se curvaron en una sonrisa suave, casi burlona.

—¿Seguro? Porque juraría que te perdiste todo lo que acabo de explicar sobre la función cuadrática. —Felix se inclinó un poco más cerca, y Hyunjin contuvo la respiración. El rostro de su amigo estaba apenas a unos centímetros del suyo, y la proximidad hizo que sus sentidos se dispararan. El aroma fresco de su colonia, el calor que irradiaba… todo lo abrumaba—. ¿Qué pasa por tu cabeza, Flor?

"Tú", pensó impulsivamente, pero se mordió la lengua. No podía decirlo, no podía ni siquiera insinuarlo. No estaba seguro de cuándo su relación había empezado a cambiar, cuándo la amistad cómoda que compartían se había transformado en algo más complicado. Pero ahora, cada gesto, cada mirada parecía cargada de una electricidad que Hyunjin no sabía cómo manejar.

—Nada… estoy bien —respondió con torpeza, apartando la mirada hacia el libro abierto frente a ellos.

Felix suspiró y se dejó caer de nuevo en su silla, cruzando los brazos y mirándolo con una expresión evaluativa. Esa mirada siempre había sido su mayor fortaleza y debilidad: la forma en que Felix parecía ver a través de él, como si supiera exactamente lo que estaba pensando.

—De acuerdo, dejemos las matemáticas por ahora —dijo finalmente, cerrando el libro con un golpe suave—. Hablemos.

El tono de su voz dejó claro que no era una petición. Hyunjin sintió un nudo formarse en su estómago. Se aclaró la garganta, incómodo.

—¿Hablar de qué?

—De nosotros —dijo Felix con total naturalidad, y el corazón de Hyunjin dio un vuelco—. Últimamente te he notado… extraño. ¿Algo te está molestando? ¿O acaso he hecho algo que te incomoda?

Hyunjin se tensó, sintiendo que cada célula de su cuerpo se congelaba bajo la intensidad de la mirada de Felix. "De nosotros", había dicho. ¿Qué significaba eso? Hyunjin luchó por encontrar palabras, pero su mente estaba en blanco. Quería decir algo, cualquier cosa que pudiera desviar la conversación, pero sus labios no parecían cooperar.

—No es eso, Yongbok —dijo al fin, usando su nombre coreano en un intento de recuperar algo de control—. Es solo… he estado estresado con la escuela y… bueno, tú sabes cómo soy.

Felix mantuvo la mirada fija en él, como si estuviera esperando más. Cuando Hyunjin no dijo nada, suspiró y sacudió la cabeza, su expresión cambiando a una mezcla de preocupación y algo más, algo que Hyunjin no pudo identificar.

—Tú no eres así, Hyunjin —dijo con suavidad—. Siempre eres directo, sincero. Pero últimamente siento que te estás alejando. ¿Hay algo que no me estás contando?

Hyunjin sintió una punzada en el pecho. "No es que me aleje, es que estoy demasiado cerca", pensó con desesperación. ¿Cómo podía explicarle a Yongbok que cada vez que estaban juntos sentía que el suelo desaparecía bajo sus pies? ¿Cómo podía decirle que se estaba enamorando de él, que esos sentimientos no eran simples dudas pasajeras, sino algo que lo devoraba desde dentro?

—No es nada —insistió, forzando una sonrisa—. En serio, Yongbok, no te preocupes por eso.

Pero Felix no se rindió. Se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en la mesa, y su voz se volvió más baja, más intensa.

—¿Por qué no puedes confiar en mí? —preguntó con un tono que casi sonaba herido—. ¿No se supone que somos amigos?

La palabra "amigos" resonó en la cabeza de Hyunjin como un eco lejano y amargo. Amigos. Claro que eran amigos. Pero, ¿qué tan amigos podían ser cuando sus pensamientos iban más allá de la amistad? Cuando la sola presencia de Yongbok lo hacía sentir cosas que no debería?

—Lo somos —dijo en voz baja—. Pero a veces… a veces es complicado.

Felix parpadeó, sorprendido por la confesión. Durante un largo momento, el silencio se instaló entre ellos, pesado y cargado de significado. Entonces, algo cambió en la expresión de Felix. Sus ojos se suavizaron, y una comprensión fugaz pasó por su rostro.

—Hyunjin… —murmuró—. ¿Qué es lo que realmente quieres decirme?

El corazón de Hyunjin martilleaba en su pecho. Era ahora o nunca. Podía mentir, ocultar todo como lo había hecho durante tanto tiempo, o podía dar el salto. Pero las palabras se quedaron atrapadas en su garganta, imposibles de pronunciar. Porque si decía algo, si dejaba salir lo que sentía, todo podría cambiar.

Así que solo lo miró, con el rostro lleno de emociones que no sabía cómo expresar. Y Felix, por primera vez, pareció leer la verdad en sus ojos.

No hubo palabras. Ninguno de los dos se movió, pero algo en el aire entre ellos cambió, como si se hubiera trazado un límite invisible que ambos sabían que no podían cruzar. Pero la tensión era palpable, el deseo y el miedo se mezclaban en sus miradas, y Hyunjin supo, en ese momento, que ya no podían fingir que entre ellos solo había amistad.

Yongbok fue el primero en apartar la vista, con un suspiro tembloroso.

—Está bien, Hyunjin —dijo con voz apenas audible—. No tienes que decirlo ahora. Pero… cuando estés listo, quiero escucharlo.

Hyunjin cerró los ojos, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. No podía decirlo ahora. Pero sabía que, tarde o temprano, las palabras saldrían a la luz. Y cuando eso sucediera, ya no habría vuelta atrás.

La línea entre la amistad y algo más se había vuelto borrosa, y ahora ambos lo sabían.

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𝓨𝓸𝓾𝓻 𝓕𝓸𝓻𝓶𝓾𝓵𝓪 𝓞𝓯 𝓛𝓸𝓿𝓮  •𝓛𝓲𝔁𝓳𝓲𝓷/𝓗𝔂𝓾𝓷𝓵𝓲𝔁 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora