Pequeña esperanza

32

"¡Ran! ¡Ran!" Escuché una voz a lo lejos, diciendo mi nombre.

Abrí los ojos lenta y pesadamente. ¿Qué había pasado?
El mundo entero me daba vueltas, la cabeza me iba a explotar, todo el cuerpo me dolía.

Intenté moverme pero me fue imposible. Estaba ¿Atado? ¿Por qué estaba atado?

¡Mierda, es verdad!

Levanté la cara y miré a mi al rededor, sólo para ver a Rindou al lado mío en una silla, él también atado con las manos al respaldo de la silla y sus pies a las patas de la silla. Supongo que esa misma era mi situación.

Ran:¿R-Rindou?

Rindou: Al fin despiertas...-

Ran:¿Dónde estamos?

Rindou: No lo sé... ¿Estás bien?

Ran:¿Y Izanami? ¿Celia..? ¿Dónde...?

Rindou me miraba, incrédulo.

Rindou: Ran, Celia está muerta - dijo mientras lágrimas se acumulaban en sus ojos - tú mismo lo viste.

Imágenes y recuerdos hicieron un tornado en mi mente, la confusión y miedo me invadió. Mi respiración se volvió irregular. Una fuerte opresión hizo invasión en mi pecho, un oscuro silencio inundó mi mente y como un vaso que cae al suelo... me rompí, de mí no quedó nada, sólo fragmentos.

Ran: N-no.. Celia... M-mi hijo...-

Un tipo de traje entró, quien llevaba a mi sobrina a tirones del cabello, a ella no la llevaban atada... Claro, ¿Qué podía hacer una niña contra un adulto? Nada. Seguido de él, entraron otros tipos armados, que se posicionaron detrás de Rindou y de mí.

Secuestrador:¿De quién es la niña?-Habló el hombre del traje. Izanami no hablaba, sólo sollozaba. -Les hice una pregunta...-

Rindou:¡E-es hija de alguien del servicio!

Comprendía lo que Rindou intentaba hacer, quería que creyeran que no teníamos relación alguna con Izanami y que tal vez, la dejaran, pero no comprendo su estupidez, ellos están en el mismo mundo que nosotros y las cosas no funcionan como Rindou pensaba.

Secuestrador:¿Por qué me mientes?- jaloneo a Izanami del cabello para ponerla justo frente a Rindou y luego frente a mí -¡Mírenla bien! ¿Acaso no les parece conocida?

Rindou: Ya dije que es hija de alguien del servicio.

Secuestrador: Entonces, si no es alguien importante supongo que... - en un movimiento rápido sacó una navaja y la acercó al rostro de Izanami-no importará si daño un poco esa carita.

Ran: Rindou...

Rindou:¡Es mi hija! ¡Es mi hija!— el hombre detuvo la navaja a tan solo milímetros de la piel de Izanami.

Secuestrador:¿Cómo te llamas, mocosa?

Izanami: I-I-Izanami.

Secuestrador: Entonces, Izanami, para que veas que no soy una mala persona no te obligaré a hacer nada que no quieras...—le hizo una seña a sus hombres, quienes nos apuntaron a la cabeza con sus armas...

Tres Horas Después.

P.o.v Rindou.

Izanami estaba entre mis brazos, con la mirada perdida y la cabeza agachada, no dejaba de llorar.

Maldición, eso no tenía que haber pasado... ¡Yo la tenia que haber protegido de cualquier mal que hubieran querido hacerle! Pero no pude hacer nada... No pude hacer nada que no fuera sólo mirar y rogarle a esos malditos que la dejaran, que no la tocaran.