Día 1: voyager

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¡Primer día del kinktober let's goooo! Espero que lo disfrutéis y recordad que podéis seguirme en mi cuenta NSFW de Twitter Ratt_NSFW

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***

La primera vez que Aruna puso un pie en el tren pensó que, durante las noches, acabaría siendo despertado por el rugido de las ruedas metálicas deslizándose sobre las vías del tren, sin embargo, nada le había preparado para la sinfonía de gemidos entremezclándose con el choque de cuerpos.

Cuando el hechicero abrió los ojos, los rayos de la luna se filtraba a través de la ventana del cubículo que les fue asignado, a duras penas cubierta por una cortina similar a las que se encargaban de dar cierta privacidad a las camas, o, mejor dicho, los nichos en los que debían descansar.

No podía creerse lo que ocurría. Bueno, en realidad sí, pues ese viaje fue planeado casi como una excusa para que los cuatro pudieran mantener relaciones sexuales sin pudor. Entonces, ¿por qué se sentía tan nervioso?

Solo con los sonidos recreó en la mente una imagen visual perfectamente detallada donde el roce, las caricias, los besos y las penetraciones estaban a la orden del día. El calor le descendió de las mejillas, arrastrándose hasta incendiarle el pecho y de ahí, a la entrepierna.

<<Oh, no>>, pensó mordiéndose el labio inferior, deslizando la mano a lo largo del torso hasta meterla debajo del pantalón del pijama. Debía ser cuidadoso, no lo descubrirían bajo ningún concepto.

O al menos, eso fue su intención original. Los dedos le rozaron la polla, masturbándola muy lentamente. A duras penas lograba contener los gemidos.

—Aruna —el hechicero se estremeció en cuanto escuchó la voz grave de Onyx desde el lado contrario del cubículo. El corazón le latía demasiado rápido, le costaba mantener una respiración uniforme, no quería girarse por miedo a revelar la erección perfectamente marcada en el pantalón, a duras penas consiguió apartar la mano derecha disimuladamente, pero al mismo tiempo...

El hombre se dio la vuelta en el colchón, notó los muelles clavándose sin piedad en la espalda.

Se le formó un nudo en la garganta al ver a aquella peculiar pareja en el nicho de Liv, desnudos, empapados en sudor y aparentemente todavía unidos a pesar de haber sido descubiertos en pleno acto.

Liv se encontraba bocabajo, uno de sus brazos caía por el borde y se movía de un lado a otro. Decenas de marcas de colmillos y chupetones le decoraban hombros. Estaba oscuro, aun así, Aruna consiguió distinguir una sonrisa felina en ese rostro enrojecido por el placer. Onyx estaba tumbado encima de ella, abrazándola desde la espalda y con marcas frescas de arañazos por todo el costado descubierto. Sus ojos verdes brillaban como los de un depredador listo para lanzarse al cuello de su presa. Solo los cuernos cargados de joyas y la cola escamosa revelaban su verdadera naturaleza.

—¡Se-seguro que lo habéis hecho para llamarme la atención! —tartamudeó el hechicero. Miró hacia arriba, al compartimento de Nare, ella seguía profundamente dormida. Una risa nerviosa le brotó de los labios—. ¡S-soy irresistible, al fin y al ca-cabo!

—Ya te avisamos de que esto podría pasar —dijo Onyx en voz baja, manteniendo una calma envidiable. El dragón tenía razón, Aruna y Nare fueron advertidos de ello de que aquel viaje iba a ser puramente sexual. Todos con todos, tan sólo había que respetar los límites y deseos del otro individuo. La idea de sentir a Onyx abriéndose pasó en su interior consiguió arrancarle un jadeo desesperado—. Aun así, lo siento por haberte despertado —continuó frotando la cadera contra la de su pareja. Liv se estremeció al instante—. No haremos más ruido del necesario.

Kinktober 2024.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora