Liv se retorcía bajo las constantes oleadas de placer embriagándola, haciéndola gemir a cada embestida de Onyx, cada cual más fuerte, más profunda. Sentía los dedos largos de su marido enterrándose en sus muslos, dejando moretones que seguramente tardarían días en desaparecer, los labios besándole el cuello con una pasión sin igual, que no tardaba en dar paso a unos colmillos cargados de una fiereza animal. Suaves susurros le llegaban constantemente <<te amo, te amo>>, repetía el dragón constantemente, sacudiendo la cola a lo largo de las sábanas deshechas.
El tintineo de las joyas de los cuernos de marfil quedaba ahogado entre los jadeos desesperados de ambos, en el eco del roce de las pieles y el impacto de los cuerpos chocando el uno contra el otro. No aguantaría mucho más tiempo, la mujer era consciente de ello.
Dando un último esfuerzo, se abrazó con fuerza al cuello de su esposo, agarrándose a los mechones plateados como si de un salvavidas se tratase. Las piernas le temblaban, sentía que estaba a punto de derramarse sobre él. Y, sin embargo, una sonrisa traviesa le curvó los labios hinchados tras tantos besos apasionados, lista para llevar a cabo su plan maquiavélico.
—N-Nya —gimió Liv con las últimas fuerzas que le quedaban. Onyx se detuvo en seguida.
Alzándose sobre los brazos, el dragón la contempló patidifuso, las pupilas se alargaron, similares a las de los felinos, mientras las orejas teñidas de rojo estaban alzadas. Liv, atrapada entre él y la cama, se le escapó una carcajada.
—¿Has sido tú?
—Nya —volvió a repetir la bruja, en esa ocasión utilizando un tono aún más agudo, cerrando los puños y llevándoselos a la altura del pecho.
Onyx guardó silencio durante unos breves segundos, analizándole el rostro perlado de sudor, las mejillas enrojecidas y la sonrisa pícara iluminándole el rostro.
—No, lo siento, no voy a seguir con esto —dijo de repente, saliendo de su interior sin vacilar antes de ponerse en pie y caminar hacia el baño.
—¡Ay, Onyx, no seas malo y vuelve! —exclamó Liv rodando sobre la cama, incapaz de creer lo que veían sus ojos. Su marido alzó las manos al aire.
—No, no, eso ha sido demasiado... Inesperado —se giró para contemplarla, ruborizado por la mezcla de vergüenza y la excitación todavía presente. Liv balanceó las piernas sobre la cabeza, adoptando una postura inocente.
—¡Sólo ha sido una broma, cariño! —La risa la traicionó al instante—. Y tú también estás más duro que una piedra, anda, vuelve, que no lo volveré a hacer.
Onyx negó con la cabeza, dispuesto a seguirle el juego un poco más.
—No, no, has arruinado el momento actuando como uno de esos personajes de ficción de Aruna. Ya buscaré una solución para el asunto que tenemos entre manos.
—¿En serio prefieres hacerte una paja, antes que seguir conmigo? —reprochó haciendo un puchero. Onyx se encogió de hombros, exhibiendo una sonrisa cómplice.
—Es tu castigo por hacer eso.
Y sin añadir ni una sola palabra, caminó hacia el baño, dejándola completamente sola en la habitación.
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Kinktober 2024.
RomanceAdéntrate en este reto cargado de amor, pasión y desenfreno durante 31 días.