Día 18: thighs riding

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—¿Te queda mucho, Aruna? —dijo Liv sin dejar de fregar los utensilios de cocina que usó para hacer la tarta de fresas y melocotón.

Aruna enterró el rostro en el cuello de su amiga, ahogando los gemidos de placer brotándole de la garganta. El hechicero la abrazó de los costados, atrayéndola todo lo posible mientras continuaba restregándose cada vez más rápido.

—Me voy a tomar eso como un no.

El hombre tenía los pantalones y los calzoncillos a la altura de los tobillos, frotando la polla entre los muslos desnudos de la bruja.

—Venga, ¡que se me quema la tarta, date prisa!

Murmullos incomprensibles invadieron la cocina. Aruna estrechó el agarre, incapaz de contenerse. Aceleró el ritmo, jadeando al aumentar la velocidad. Se sentía increíble, oleadas de placer lo abrumaban al notar la presión de los muslos de su amiga presionándole la polla, suaves y mullidos, húmedos por el semen.

Se derramó por completo en ella, empapándole la piel del cálido líquido blanco. Aruna se separó, tomando profundas bocanadas de aire.

—Dioses, qué bien se siente —susurró en éxtasis, todavía estremeciéndose de placer—. Joder, joder, qué buenas piernas tienes. Ya podrías compartir conmigo un poquito de esos muslos, agoniosa, que yo tengo patas de pollo.

—Genética, bonito. Ahora deja que me limpie, tengo que seguir. 

Kinktober 2024.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora