Capitulo 38: El Pokémon De Las Catástrofes

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-Absol, herida tras haber soportado la tormenta en soledad, se refugió en una cueva en las montañas cercanas. Se lamió sus heridas, suspirando con agotamiento. Sabía que, en poco tiempo, tendría que salir de nuevo para asegurarse de que ningún Pokémon o humano quedara atrapado en el inminente desastre. Mientras reposaba, sus ojos se abrieron de golpe al sentir la presencia de un humano que la había seguido. Retrocedió un poco, asustada, no por el joven, sino por la posibilidad de tener que defenderse si fuera necesario.

-Desde la entrada de la cueva, observó al joven moreno de ojos dorados, el mismo a quien había devuelto su gorra. James sostenía en sus brazos un Feebas de color inusual. Absol, desconfiada pero intrigada, decidió hablarle telepáticamente:

_¿Qué haces aquí, humano? ¿Vienes con intenciones hostiles? -preguntó Absol, aunque en su interior podía sentir que la energía de James no era amenazante.James se acercó despacio, mostrando calma.

_No vengo a hacerte daño -dijo él, sentándose cerca de ella y colocando a su Feebas en su regazo-. Solo quiero charlar un poco... Tengo algunas dudas.

-Absol observó a James detenidamente antes de asentir. Con un leve movimiento, se acomodó en sus patas traseras y se sentó frente a él, preparada para escuchar. James la miró directamente a los ojos, decidido a no andarse con rodeos.

_Quiero saber algo... ¿Es verdad que traes el desastre? -preguntó con seriedad, manteniendo el contacto visual. Absol lo observó en silencio por un momento antes de responder telepáticamente.

_No, no traigo el desastre. Mi piel, mi pelaje y, sobre todo, mi cuerno son sensibles a los cambios en la atmósfera, la tierra y el aire. Puedo sentir lo que está por venir. Terremotos, tormentas, sequías, tsunamis... todos esos desastres naturales los puedo prever. No los causo, pero los percibo. -James escuchaba con atención mientras Absol continuaba.- Siento que es mi deber alertar a los humanos y Pokémon sobre los desastres que se aproximan, y trato de asegurarme de que nadie quede atrapado en ellos. Pero debido a que aparezco antes de que el desastre ocurra, los humanos siempre me han considerado culpable. Generación tras generación, los Absol hemos sido tratados como heraldos de la mala suerte, del caos y de la muerte. -James apretó los puños con impotencia, sintiendo la injusticia de la situación mientras la Absol seguía.- Es todo lo contrario. Solo intento advertirles. Y ahora, deberías marcharte. La tormenta no ha terminado; volverá, y será más fuerte que antes.

-James se quedó en silencio por un momento, reflexionando sobre lo que acababa de escuchar. Miró a la Absol, con la feebas en su regazo observando la escena sin moverse. Finalmente, habló con determinación.

_No voy a dejarte pasar por esto sola. -exclamo el moreno mirando con sus ojos dorados a la Pokémon siniestro. Absol lo miró sorprendida, sin comprender del todo su insistencia.

_No necesito tu ayuda. Lo único que me importa es que los humanos y Pokémon estén a salvo. No me interesa el reconocimiento. -le dijo la Pokémon manteniendo el contacto visual. James negó con la cabeza, apretando sus labios.

_No me parece justo que te maltraten y te culpen solo por mitos absurdos. Tú no mereces cargar con esa culpa. Mereces ser reconocida por lo que eres: una heroína. No es justo que soportes todo esto sola. -dijo el joven entrenador, no soportando que ella cargue con eso sola.

-Absol, por primera vez en mucho tiempo, sintió un extraño calor en su pecho. Aunque ella misma no buscaba reconocimiento, ver la convicción en los ojos de James la hizo dudar por un momento.

_No me importa lo que piensen de mí -respondió telepáticamente, su tono sereno pero firme.- Mientras todos estén a salvo, eso es lo único que me importa.

-James sonrió levemente, pero sus ojos dorados mostraban una intensidad que Absol no podía ignorar.

_Lo sé, pero alguien tiene que demostrarles que están equivocados. Yo voy a ayudarte. Te lo debo. -dijo, acariciando suavemente a su Pokémon.

Pokémon; espíritu del bosque verdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora