Capitulo 47: El Comienzo Del Caos

1 1 0
                                    

-Aquiles se levantó lentamente, sintiendo un vacío en su pecho. Miró a su alrededor: el paisaje era un caos, todo destruido. Las rocas estaban esparcidas por el suelo, los edificios cercanos habían sido totalmente destruidos y el aire todavía cargaba con el olor de la batalla reciente. A un lado, sus Pokémon yacían inmóviles, gravemente derrotados, y más allá de ellos, Matías comenzaba a despertar, incorporándose con dificultad.

-Aquiles intentó sentir su aura, pero no había rastro de ella. El poder que una vez había sido su orgullo, la fuente de su ambición y fuerza, se había esfumado por completo. No quedaba nada. Con un suspiro pesado, se puso de pie, sintiendo el peso de la derrota hundiéndose en su ser.

_No hay esperanza... -murmuró con amargura mientras bajaba la mirada, resignado a su fracaso. Matías, fiel como siempre a su líder, se levantó poco después. Aunque visiblemente afectado por la batalla, aún tenía algo en los ojos que Aquiles ya no poseía: la chispa de la ambición.

_Líder... -dijo con voz ronca, acercándose a Aquiles.- Aún queda algo.

-Aquiles lo miró con una mezcla de molestia y desdén. ¿Cómo podía Matías no ver la realidad? Todo estaba acabado.

_No, Matías. -La voz de Aquiles era áspera, llena de cansancio.- Todo ha terminado. He perdido mi aura, mi ejército, y el ánimo de seguir luchando. -Suspiró profundamente.- No hay razón para continuar.

-Pero Matías no se dejó intimidar. Con un brillo desafiante en los ojos, sacó algo de su bolsillo: una Pokeball.

_Nos queda esto, Aquiles -dijo con convicción, extendiendo la Pokeball hacia él. Aquiles frunció el ceño, desconcertado. Bajó la mirada hacia la Pokéball que Matías sostenía en su mano.

_¿Qué mierda estás diciendo? -preguntó, su tono lleno de incredulidad y frustración.- ¿Qué crees que podremos hacer con eso?

-Matías, con una pequeña sonrisa de satisfacción, asintió hacia la cámara secreta que ambos conocían bien.

_Ven. Hay algo que tienes que ver. -dijo con una ligera luz de esperanza en sus ojos.

-Aquiles, aunque molesto, siguió a su subordinado, aún incrédulo ante las palabras de Matías. Lo que sea que estuviera insinuando, tenía que ser importante. Bajaron por un pasillo oculto detrás de las ruinas de la base de Aquiles, hasta llegar a una pequeña cámara subterránea. En el centro, había una máquina de intercambio, con su pantalla iluminada débilmente en la oscuridad.

-Matías se acercó a la máquina y colocó la Pokeball en el escáner. La pantalla mostró al Pokémon que estaba dentro. Los ojos de Aquiles se abrieron con sorpresa al ver el nombre que apareció en la pantalla: Latios.

_¿Cómo... conseguiste esto? -preguntó Aquiles, su voz apenas un susurro mientras observaba la imagen del legendario Pokémon. Matías lo miró con una sonrisa astuta.

_Fue cuando robe las pokeball de los tres entrenadores, yo me guarde la pokeball de latios que fue la primera que analice en la maquine. Al parecer, el joven de sombrero de paja -su tono goteaba desprecio.- se llevó a Latias, pero nosotros tenemos a su contraparte. Y con su poder, aún tenemos una oportunidad.

-Aquiles frunció el ceño. Había algo tentador en la propuesta de Matías, pero la duda seguía pesando en su mente.

_¿Y qué crees que podremos hacer con él? -preguntó finalmente, su tono lleno de escepticismo.

_Latios tiene un poder extraordinario, líder -respondió Matías, sus ojos brillando con ambición.- Si logramos que coopere, podremos usarlo para despertar a Kyogre... y entonces, el océano cubrirá la tierra, tal como siempre has soñado.

-Aquiles permaneció en silencio por un momento. Miró la Pokéball con una mezcla de interés y resentimiento. Sabía que no tenía otra opción. Si había una forma de recuperar su poder, tendría que aprovecharla, sin importar las consecuencias. 

Pokémon; espíritu del bosque verdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora