Capitulo 19.5; Malvalanova

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James y Masao llegaron a la entrada de la Ruta 110, donde el sol brillaba intensamente sobre el agua. Sin decir una palabra, ambos se lanzaron al agua, el fresco alivio del río los envolvió inmediatamente. Comenzaron a nadar con rapidez, dirigiéndose hacia una pequeña isla en medio del río, donde se encontraba la antigua central eléctrica de Malvalanova. La emoción del viaje llenaba sus corazones, sabiendo que estaban a punto de enfrentarse a un nuevo desafío. Mientras nadaban, Masao, quien lideraba el camino, giró la cabeza para hablar con James.

_Nunca pensé que nadaríamos hasta aquí. Érico siempre tiene una manera de sorprendernos. -dice el erudito ya que no esperaba tener que nada para llegar a un punto, creía que debía entrenar a un Pokémon para eso primero. James, que nadaba a su lado, sonrió.

_Sí, pero al menos no nos hizo venir con un traje de buceo o algo más complicado. Además, este lugar... tiene algo especial, ¿no lo sientes? -dice el chico de ojos dorados mientras sigue nadando. Masao asintió mientras sus brazos cortaban el agua, acercándolos más a la isla.

_Sí, hay algo en el aire, una especie de electricidad... Supongo que no es solo una sensación. Este lugar está cargado de energía. Debemos tener cuidado, no sabemos qué tipo de Pokémon nos encontraremos. -iba el en constante alerta. Llegaron a la orilla de la pequeña isla y se levantaron sobre la arena húmeda, empapados por la travesía. Masao y James compartieron una mirada de determinación antes de sacar sus pokeballs.

_¡Wingull, Beautifly, salgan! -ordenó Masao mientras lanzaba las dos esferas al aire.

_¡Masquerain, es tu turno! -dijo James, lanzando la suya.

Los tres Pokémon voladores aparecieron, batiendo sus alas enérgicamente. Wingull y Beautifly comenzaron a volar alrededor de sus entrenadores, usando el viento de sus alas para secar el agua de sus cuerpos, mientras que Masquerain desplegó sus elegantes alas para ayudar a James a secarse. James sonrió mientras sentía el aire seco que le proporcionaba su Pokémon.

_Siempre puedes contar con tus compañeros ¿o no masao?. Masquerain, buen trabajo. -dice el moreno mientras acaricia un poco a su Pokémon volador. 

-Combusken de James salió de su pokeball poco después, acercándose a sus entrenadores con una actitud protectora. Levantó sus brazos y, con una concentración precisa, generó pequeñas llamas suaves y cálidas, suficientes para secar las ropas de ambos sin riesgo de quemarlas.

_Gracias, Combusken -dijo James, acariciando al Pokémon que disfrutaba de su tarea. Luego miró a Masao.- Parece que estamos listos para entrar.

Masao asintió, sacando la llave que Érico les había dado. Se acercó a la puerta gigante de metal que daba al subterráneo, sintiendo la vibración bajo sus pies.

_Aquí vamos -dijo mientras insertaba la llave en la cerradura. Un chasquido metálico resonó cuando la puerta se desbloqueó y se abrió lentamente, revelando la oscura entrada a Malvalanova.

-Al cruzar el umbral, una intensa sensación eléctrica los envolvió. El aire estaba cargado de estática, y pequeñas chispas ocasionales iluminaban las esquinas del pasillo de metal oxidado. El lugar, aunque abandonado, seguía vivo con la presencia de energía que atraía a los Pokémon eléctricos. Las paredes estaban cubiertas de cables antiguos y maquinaria corroída, pero lo más notable era el zumbido constante que resonaba por todo el lugar, como si los circuitos aún estuvieran activos de alguna manera. Masao miró a su alrededor, concentrándose en sentir las presencias que se movían en la oscuridad.

_James, ten cuidado. Los Pokémon aquí son salvajes y están muy alertas. Cualquier movimiento en falso podría provocar un ataque, y no queremos que un Voltorb explote. -dice masao en constante alerta. James, manteniéndose alerta también, asintió.

Pokémon; espíritu del bosque verdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora