Pokémon; espíritu del bosque verde

Capitulo 42: Ken'ura no Ryū

-Después del combate, Alana, con una sonrisa de admiración hacia los tres entrenadores, comenzó a explicar lo que sabía sobre la Mega-Evolución.

_Este poder trasciende cualquier otro que hayan conocido hasta ahora. -dijo mientras observaba a los tres con seriedad.- No es solo llevar a un Pokémon a sus límites, como un usuario de potenciación, ni simplemente compartir la fuerza de su entrenador como ocurre con la sincronización. La Mega-Evolución es mucho más que eso. Es como una fusión de auras, donde tanto el usuario como su Pokémon logran una sincronización perfecta. -Continuó la lider, Taresu, Masao y James escuchaban atentamente, intrigados.-  Ambos fusionan sus energías en una más fuerte, una que ninguna de las dos partes podría alcanzar por separado, al menos no sin un buen entrenamiento. Pero la Mega-Evolución lleva esto a otro nivel, uno que va más allá de los límites conocidos de los Pokémon, haciéndolos trascender lo que creíamos posible.

_¿Cómo se logra? —preguntó James, siempre curioso sobre los detalles. Alana lo miró y le respondió con calma.

_Es un fenómeno único, que solo se logra con un lazo increíblemente fuerte y un control de aura muy superior. -Hizo una pausa para que sus palabras calaran en los jóvenes.- La energía que genera la Mega-Evolución se desborda y sobrecarga el aura muy rápidamente. Por eso, el usuario debe ser capaz de liberar esa energía mientras la controla. Es un desafío para cualquier entrenador y Pokémon, incluso para los más experimentados.

-Con esas palabras, Alana le hizo un gesto a uno de sus alumnos, pidiéndole que le trajera la Pokéball de su Altaria principal. El alumno asintió y fue en busca de ella.

En ese momento, el teléfono de Alana sonó. Miró la pantalla y, al ver el nombre de la llamada entrante, frunció el ceño antes de atender.

_Flannery, ¿qué sucede? -preguntó Alana al responder la llamada, y sus palabras atrajeron la atención de James.

-James escuchó el nombre de la líder de gimnasio de tipo fuego y quiso acercarse para escuchar más, pero Masao lo detuvo, haciéndole una seña para que guardara silencio. Sabían que esto era un asunto de líderes de gimnasio, no algo en lo que debían intervenir.

-Alana asintió varias veces mientras escuchaba a Flannery al otro lado del teléfono, su expresión volviéndose cada vez más seria. Finalmente, colgó y guardó el teléfono en su bolsillo.

_Lo siento, chicos, pero debo irme inmediatamente. -dijo con un tono firme y decidido.

Sacó tres medallas de su bolsillo y se las colocó rápidamente a Taresu, James y Masao, como si fueran pins.

_Felicidades por su victoria. Han demostrado ser dignos. -Les sonrió de manera sincera, pero apresurada. Luego tomó la Pokéball de su Altaria, liberándolo en un destello de luz brillante.- Debo ir a la Torre del Árbol. Hay algo que requiere mi atención.

-Alana se despidió rápidamente y, en un instante, estaba montada en su Altaria, elevándose hacia el cielo mientras el techo del gimnasio se cerraba tras ella.

-Los tres aspirantes se quedaron en silencio, todavía emocionados por el combate, pero también con ganas de saber más. La información sobre la Mega-Evolución había sido fascinante, pero sabían que había mucho más que Alana no había podido explicar.

-Uno de los alumnos de Alana se acercó entonces, entregándoles sobres individuales con el dinero de su premio por ganar la medalla.

_Gracias -dijo Taresu, algo distraído, mientras el alumno se retiraba.

-Ya fuera del gimnasio, James suspiró, aún ansioso por saber más sobre la Mega-Evolución. Masao estaba en silencio, concentrado en sus propios pensamientos sobre el control del aura. Sentía que su camino aún era largo. De repente, Baiore apareció, esperándolos en la entrada del gimnasio.