El Mural

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Últimamente vivimos en una sociedad donde mostrar tus sentimientos y abrirte con los demás parece ser signo de debilidad. Tanta maldad en algunas personas y tantos sentimientos dolorosos nos llevan a construir un mural. Este mural es más que nada una parte de nuestro inconsciente y de nuestra mente en sí. Automáticamente nos cerramos a compartir nuestros verdaderos sentimientos, alejándonos de cada sensación, ya sea buena o mala, que podamos mostrar a los demás. De esta forma, no les damos el poder de dañarnos ni damos una imagen de debilidad. ¿No te parece extraño?

En lo más profundo de nuestro ser, venimos a la vida a ser felices y disfrutar, pero permitimos que nuestra mente nos proteja de la sociedad y de no sentirnos débiles, bloqueando cualquier señal de nuestras emociones. Sentir y tener emociones es parte de ser humano. No podemos ser felices si no nos permitimos sentir, no podemos trabajar en nosotros ni encontrar nuestro lugar si no nos autorizamos a ser quienes somos. Hay un viejo dicho que versa: "El barco no se hunde por el agua que lo rodea, sino por el agua que deja entrar". Esto es un claro ejemplo de que no importa si estamos rodeados de maldad o de personas que nos hacen sentir incómodos, sólo importa lo que nosotros pensemos de nuestras emociones.

En una clase de filosofía, una profesora decidió hacer un pequeño experimento para demostrar cómo nos dejamos influenciar por la sociedad para encajar. Tomó una tarjeta de color verde y le pidió a los alumnos presentes que dijeran que era de color rojo. Cuando llegó el primer alumno tarde, la profesora empezó a preguntar uno por uno de qué color era la tarjeta que sostenía. Cada alumno contestó, según lo previamente acordado, que la tarjeta era de color rojo. Al llegar el turno del alumno que llegó tarde, contestó automáticamente que la tarjeta era de color rojo. Sabiendo que la tarjeta realmente era verde, optó por el pensamiento general y siguió la corriente para encajar en la clase, demostrando así la consigna.

Cuando realmente te dejas ser, logras alejar todo eso que no es bueno para ti y permites que llegue todo eso aquello que sí es bueno, dejándote fluir con tus emociones. Hay una historia que cuenta que un abuelo le regala a su nieto un auto antiguo y le dice que vaya a tratar de venderlo en una automotora. Cuando el chico llega a ese lugar, le ofrecen 2000 dólares por él. Luego el abuelo le comenta que trate de venderlo por internet y encuentra que esos autos se vendían en 5000 dólares. Y, por último, le dice a su nieto que lo lleve a un evento de autos clásicos. Al llegar, las personas se le acercan a ofrecerle dinero por el auto; uno llegó a ofrecerle 15000 dólares por él. Con esta historia, lo que trato de mostrar es que no importa cómo seamos realmente nosotros, sólo importa dónde vean realmente nuestro valor. Si estamos en un lugar donde tenemos que construir un muro para protegernos, seguramente estemos en el lugar incorrecto. También con el muro impedimos que las personas que tienen que vernos y son buenas para nosotros no nos encuentren. El muro nos impide ser felices porque nos impide ser realmente quienes somos.

Para derribar el "muro" emocional que hemos construido y permitirnos ser auténticos y felices, aquí hay algunas sugerencias:

Autoconciencia: El primer paso es reconocer y entender las barreras emocionales que hemos creado. Tomar conciencia de cómo reprimimos nuestras emociones y cómo esto nos afecta es fundamental para iniciar el proceso de derribo del muro.

Aceptación de nuestras emociones: Aprender a aceptar y validar nuestras emociones, tanto las positivas como las negativas, es crucial. En lugar de juzgarnos a nosotros mismos por sentir ciertas emociones, debemos aprender a aceptarlas como parte natural de nuestra experiencia humana.

Comunicación abierta: Practicar la comunicación abierta y honesta con nosotros mismos y con los demás es esencial. Esto implica expresar nuestras emociones de manera auténtica y sin miedo al juicio o rechazo. Buscar un espacio seguro y personas de confianza con las que podamos compartir nuestros sentimientos puede ser de gran ayuda.

Cuestionamiento de creencias limitantes: Identifica y cuestiona las creencias limitantes que te han llevado a construir el muro emocional. Reflexiona sobre cómo estas creencias han influenciado tu forma de pensar y actuar, y trabaja en reemplazarlas por creencias más positivas y empoderantes.

Apertura al crecimiento: Mantén una mentalidad abierta al crecimiento y al cambio. Reconoce que derribar el muro emocional es un proceso gradual y que requiere tiempo, paciencia y dedicación. Está dispuesto a enfrentar los desafíos que puedan surgir en el camino y a aprender de ellos.

Al implementar estas estrategias y trabajar de manera constante en derribar el muro emocional, estarás en el camino hacia una vida más auténtica, plena y conectada con tus emociones y con los demás.

Deja de existir y comienza a vivir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora