Lo Bueno de Sentirse Vivo

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¿Cuándo fue la última vez que te sentiste vivo? Muchas veces estamos tan automatizados que nos olvidamos de que estamos vivos, nos sentimos como máquinas en constante funcionamiento, con tantas responsabilidades y cosas por hacer. Sentimos que somos espectadores de nuestra propia vida, pero podemos eliminar esa sensación en cualquier momento.

¿Qué es sentirse vivo? Estoy seguro de que si alguien te preguntara si algo tiene vida, seguramente lo primero que pensarías es si respira, si se mueve, si piensa o siente, entre muchas otras cosas. Conozco varios relatos de personas que estuvieron al borde de la muerte y luego de ese momento nunca se sintieron tan vivos. ¿Pero qué les hizo sentirse vivos? Seguramente todo su entorno continuó siendo igual. Muchas personas que practican deportes extremos también comparten que en el momento que lo están realizando y el después los hace sentir más vivos que nunca. ¿Qué es lo que los hace cambiar de perspectiva?

Recuerdo experimentar la adrenalina al subirme a una montaña rusa por primera vez. El recorrido no fue muy agradable, recuerdo tener miedo en todo el momento de la fila antes de subirme y una vez comenzado el viaje. Cuando el carril tomaba velocidad y subía y bajaba, hasta daba vueltas, en todo momento sentía que me iba a desmayar por toda la presión en el pecho y las sensaciones de mi cuerpo. Cuando finalmente terminó, nunca me sentí tan vivo. Los colores, el aire, todo en mi entorno había mutado. Pero, realmente, ¿qué cambió desde que me subí al momento en que me bajé? Mi concentración. En todas las circunstancias límites de nuestra vida, nuestro cuerpo, como mecanismo de supervivencia, se concentra plenamente en cada detalle a nuestro alrededor y dentro nuestro. No nos da tiempo de pensar en otra cosa. Luego de bajar, realmente estaba prestando cien por ciento de mi atención a mis sentidos. Nunca había estado tan atento.

Lo que realmente nos hace sentir vivos es el estado de conciencia y concentración que le prestemos al momento presente con nuestros sentidos. Muchas veces vemos las cosas con nuestra mente en otro lugar, pero cuando le prestamos atención al detalle, a nuestra respiración y sentimos los olores, miramos realmente el color de las cosas y sentimos con el tacto, las cosas alrededor nuestro, o simplemente el latido de nuestro corazón, nos damos cuenta de que tenemos vida. Reconocemos la belleza en lo simple.

Deja de existir y comienza a vivir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora