Me gusta creer que nuestro cerebro se divide en dos sectores: el consciente y el inconsciente. El consciente es todo aquello en lo que nosotros participamos como espectadores y tenemos acceso, mientras que el inconsciente es aquel lugar oscuro en donde no sabemos qué hay. Todo nuestro cuerpo funciona en base a una mente dividida en estos dos sectores. Por ejemplo, no somos conscientes de la absorción de nutrientes que genera nuestro cuerpo, ni del funcionamiento de la digestión, y aun así, lo hacemos. No podemos controlar la velocidad con la que crece nuestro cabello ni transportar la sangre a distintas partes de nuestro cuerpo a voluntad. Todo eso funciona gracias a nuestro inconsciente.
Sin embargo, hay ciertos aspectos de nuestro funcionamiento inconsciente que sí podemos traer a la consciencia, como la respiración, el control de nuestros latidos y el parpadeo. Esto es posible porque podemos transferir esas actividades del inconsciente a nuestro lado consciente. Nuestro lado consciente tiene la habilidad de mover nuestro cuerpo a voluntad, entre otras cosas.
Toda nuestra mente está constantemente recibiendo información de nuestras necesidades; si no somos conscientes de esa información, pasa a realizarse por el inconsciente. Los pensamientos funcionan de manera similar. Nuestra mente guarda todo aquello que escuchamos, vemos o pensamos. Si decidimos no prestarle atención a la información que recibimos, automáticamente se guarda en el inconsciente. Pero que esté allí no significa que no vaya a repercutir en nuestro funcionamiento. El autoconocimiento parte de buscar toda la información en nuestro inconsciente que nos provoca cierto funcionar en nuestra persona, como pensamientos, acciones o emociones. Una vez que logramos ser conscientes del porqué hacemos o sentimos de tal o cual manera, logramos transferir esa información al consciente y podemos cambiar las cosas, mejorarlas.
Por ejemplo, muchas veces recibimos un comentario invasivo de otra persona en un momento de enojo y lo dejamos pasar con la famosa frase: "Me entra por un lado y me sale por el otro". Pero la información nunca se va del todo, queda almacenada, y si no le prestamos verdadera atención a esas palabras, se terminan alojando en el inconsciente, lo cual podría transformarse en alguna creencia limitante involuntaria. Si, en cambio, realmente le prestamos la debida atención a la situación y entendemos que esa persona está actuando así por su propio enojo y realmente está más enojada consigo misma que con la situación que acaba de pasar, podemos aceptar que esas palabras cumplen una función de reflejo y así comprender la situación que está pasando en su mente. Por lo tanto, volvemos consciente esa información y esas palabras, y podemos almacenarlas sin generar ningún cambio en nosotros, porque logramos entender la situación.
Es fundamental entender el porqué de cada acontecimiento e información recibida, ya sean imágenes o palabras, para poder guardarlas de manera organizada en nuestro consciente sin generar cambios involuntarios en nuestra vida. Para eso, debemos estar más enfocados en el presente y el ahora, para poder prestar la debida atención a todos los sucesos de nuestro día a día y almacenarlos debidamente. Una vez que algo nos esté afectando por nuestro inconsciente, tenemos un mayor trabajo para encontrarlo y reacomodarlo en nuestro consciente para que no nos pueda afectar más en nuestro presente. Esa es la verdadera fórmula del autoconocimiento y el cambio para encontrar nuestra mejor versión. ¡Vive conscientemente!
"Hasta que el inconsciente no se haga consciente, el subconsciente dirigirá tu vida y le llamarás destino"- Carl Gustav Jung psiquiatra y psicólogo
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Deja de existir y comienza a vivir.
EspiritualEs un honor dirigirme a ustedes con el propósito de presentarles mi obra titulada "Deja de existir y comienza a vivir", un libro de autoayuda y autoconocimiento orientado a personas que luchan con la depresión, como fue mi caso en el pasado. Este l...