La Vida

3 0 0
                                    


¡Qué gran dilema! Lo que sabemos de la vida es que todos tenemos una y probablemente la única que vamos a tener. Vive tu vida como más quieras, vívela como tú la sientas. ¡Es tu vida! No vivas por los demás, no vivas por lo que dirán, no vivas en piloto automático. Toma tus propias decisiones, haz realmente lo que sientes. Encuéntrate a ti mismo y descubre cómo te gustaría vivirla.

Muchas veces buscamos hacer cosas por el simple hecho de enorgullecer o dejar contentos a los demás, y nos limitamos el vivir como realmente queremos. Otras tantas seguimos la corriente y tomamos decisiones basadas en lo que socialmente se considera mejor para una vida más plena y feliz. Pero la felicidad es relativa para cada persona. No podemos disfrutar de la vida sin saber quiénes somos realmente y qué nos gusta.

Quiero compartirles un sueño que tuve que pareció tan real que me hizo entender cómo yo quería vivir mi vida. Venía de una semana en la que me encontraba mal del estómago y, por temas de horarios, no quería ir al médico. Esa noche soñé que me tomaba el tiempo para ir; parecía tan real, era yo con todas mis emociones y pensamientos, sentía mi cuerpo y ese malestar que tenía. En ningún momento dudé si lo que estaba pasando era real.

Cuando entré a la consulta con el médico, después de realizar unos estudios previos, el doctor me comentó que tenía cáncer. Que el cáncer estaba tan avanzado que no había ninguna cirugía ni tratamiento que me fuera a mejorar. Realmente, el médico me dio una fecha de vida. Me dijo que, con suerte, viviría 2 años. En ese momento me costó entender; recuerdo salir del hospital y sentarme en un muro afuera con la mirada ciega a la nada. Me tomé el tiempo de pensar en todo, de repasar mentalmente todo lo que tenía planificado.

Pensé en decirle a las personas que quería lo que me habían diagnosticado, pero me imaginé un futuro de gran dolor para ellos. Seguramente querrían dejar muchas cosas de lado para pasar más tiempo conmigo y, además de eso, sufrirían todos los días. Pasaría más tiempo consolando a ellos por mi partida que dedicándome tiempo a mí para aceptar esta realidad que hoy me habían comunicado. Decidí no contar nada, pero pensé y me pregunté a mí mismo: ¿Y ahora? ¿Qué te gustaría hacer?

Cuando comencé a pensar en mi día a día y mi rutina, me di cuenta de que estaba feliz con todo eso, que realmente no quería cambiar nada y lo único que quería para esos 2 años restantes era vivir mi vida tal cual la venía llevando. Disfrutando únicamente el presente y viviendo cada día como si fuera el último. Con esa rutina que yo había armado para hacerme sentir bien día a día y acostarme todas las noches pensando que, si ese fuese el último día, yo podría decir que fui feliz y no me arrepiento ni me lamento por nada.

Ese sueño me enseñó a vivir mi vida de esa forma. Obviamente, cuando desperté, me sentí muy agradecido y aliviado por mi salud, pero aprendí una gran lección de él. Vive cada día como si fuera el último, ya que nunca sabemos cuánto tiempo tenemos ni qué tan larga o corta será nuestras vidas.

¨Que la vida me perdone todas las veces que no la viví¨- Escritora argentina María Elena Walsh

Deja de existir y comienza a vivir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora