El Romanticismo

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Muchas veces siento que vivimos en el mundo del revés, donde aprendemos que lo bueno es malo y que cualquier acto de maldad significa algo bueno. En esta generación estamos muy errados en los conceptos asociados a una relación de amor.

Romantizamos que los celos son buenos porque significan que la persona te quiere y quiere tenerte a su lado; romantizamos que el no permitirnos salir es porque nos quieren cuidar y nos importamos. Que el generarme celos significa que quieren mi atención y la agresión con la posesión es por el miedo a perdernos. Todo esto en un mundo donde el desinterés se vuelve atractivo. ¡Es muy triste!

Permítanme compartirles lo que pienso sobre las relaciones amorosas: el amor es como la luna y el sol. Por más que cada uno tiene su propio ciclo, se unen para formar hacer de la tierra un lugar habitable, funcionan en armonía perfecta.

El amor que encontramos tiene que ser como la luz del sol que, por más que brille en el día, por las noches también hace brillar a la luna. Esto quiere decir que no hay que dejarse de lado a uno mismo por compartir o amar a alguien; hay que elegirse para acompañarse y apoyarse en sus vidas independientes. Disfrutar de sus logros, empatizar en sus emociones y alentarse a sus metas. ¡El amor sano existe!

Existe la confianza, la lealtad, la empatía y el cariño. Si tienes que encerrar a un pajarito para tenerlo contigo, nunca vas a saber si ese pajarito en su libertad te elegiría. Las acciones muestran más que las palabras y lo real y verdadero puede durar para siempre. ¡No se limiten!

Deja de existir y comienza a vivir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora