Piero jugueteaba con los cabellos su madre, aún dormida. Ya habían pasado casi cuarenta y ocho horas desde el ataque, y su padre y varios hombres habían interrogado a los que lograron atrapar.
Él y su hermana estaban con su madre, sin querer dejarla. Aún le dolía intentar hablar, por lo que se comunicaba con señas torpemente por los cortes en sus manos y su hombro herido.
Los prisioneros habían revelado muy poco acerca del ataque. Fueron enviados por un hombre que les había pagado para secuestrar a su mamá o a uno de los gemelos. Eso fue lo último que mencionaron antes de que Leonardo los matara por sucumbir a la rabia.
—No cabe duda de es "ese" sujeto... —dijo Leonardo tamborilleando los dedos sobre la mesa.
—¿Tienes idea del cuál es el problemas de ustedes dos para que haga ese ataque? —preguntó Danetto.
—Ni siquiera sé quién es... pero éste no es el primer ataque hacia mí.
—Te daré mi apoyo en lo que pueda. Por estos momentos creo que es mejor que se mantengan aquí, hasta saber que es seguro para ustedes volver. Les doy la bienvenida a mi casa para quedarse todo el tiempo que quieran. Además, tu esposa aún necesita reposo.
Leonardo le dió una mirada interrogativa a sus gemelos y ellos se encogieron de hombros.
—Será lo que tú decidas... —dijo Beatrice.
—Entonces, nos quedamos...
—¿Por cuánto tiempo? —preguntó Piero.
—Si por mí fuera —inició Danetto—, me encantaría que se quedaran unos meses.
Leonardo soltó una risita sin humor.
—Sé que nos querrás fuera de tu casa a la semana siguiente.
—Por favor, sólo será por uno o dos meses. Realmente quisiera pasar con ustedes ese tiempo. —suplicó Danetto— No sería tan malo estar conmigo. ¿cierto?
—No si no hay seguridad aquí.
—Esta es la más segura, el salón fue un blanco.
Leonardo guardó silencio por un momento. Los gemelos se acercaron a él y asintieron para facilitarle la tarea.
Suspirando, asintió. —Solo será un mes, no más de eso, ¿de acuerdo?
—Bueno, es mejor que nada. Es suficiente para mí, gracias por aceptar —Danetto se levantó y se acercó a los gemelos—. Siéntanse como en casa.
...
Miraba sus manos, flexionando y extendiendo sus dedos. Se sentía entumecido e incómodo. Había demasiado ruido en su mente, deseaba silencio, tan solo por esa noche.
Quería descansar.
—Otra vez no puedes dormir, ¿verdad? —preguntó Beatrice en la oscuridad a su lado.
Ya eran más de media noche, y ambos estaban acostados juntos en la misma cama.
—Desde el ataque, las voces volvieron. Sabes que no me gusta la violencia... pero el ataque provocó algo...
—Mataste a esos hombres, y lo disfrutaste... ¿no es así?
—Sí y no... No se qué fue lo que pasó realmente. Yo... yo no quería matarlos... pero una voz me incitaba a hacerlo, y de la peor manera, no una muerte rápida. Los hice sufrir. —Se estremeció—. Verlos sangrar... fue emocionante y aterrador. Aterrador porque yo lo provoqué. Yo los maté, y me gustó, pero después... después ya no... Es demasiado confuso, me estoy volviendo loco.
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RETORCIDA SANGRE (Ese Es El Trato 2)
Ngẫu nhiênSEGUNDO LIBRO DE LA SAGA (ESE ES EL TRATO) 1 - Retorcido Capricho. 2 - Retorcida Sangre. 3 - ... 4 - ... 5 - ... Los gemelos, nacidos bajo las alas amorosas de su familia, conocerán la verdadera naturaleza de su mundo. Nadie los concederá. Nadie...