Beatrice llevaba varios días pensando en todo lo que había avanzado con el moreno. Todas las sensaciones placenteras que había experimentado con él.
Estaba contenta. Muy contenta.
Pero no satisfecha.
Quería más de él, y no sabía cómo pedirlo sin salirse del acuerdo del trato.
Brandon se mantenía fiel a su palabra de no ir más allá con su exploración.
Una parte de Beatrice estaba complacida con él por cumplir su palabra, pero otra parte, simplemente quería que se olvidara de ese trato y que tomara más de ella.
Los toques y besos ya no eran suficientes.
No puedo creer que esté deseando sexo.
Pero lo hacía. Quería sentirlo todo, pero sólo con él.
Con Brandon.
Me gusta más de lo que esperaba.
El calor subió por sus mejillas al darse cuenta de sus pensamientos.
Maldición. El viejo bastardo me gusta.
Tan rápido como llegó esa revelación, hizo las paces con ella. No lo iba a negar. Le gustaba y mucho.
Por una vez no estaba pensando constantemente en su venganza. Y quería disfrutar de esa libertad.
No estaba segura de los sentimientos del hombre hacia ella. Pero no se estancaría en eso. Solo aumentaría sus nervios.
Entonces lo decidió.
Voy a hacerlo. Estoy lista.
Iría en contra su propia regla. Le daba igual. Era su cuerpo, y ella decidía hasta dónde quería llegar.
Y lo quería todo.
Después de las últimas semanas con toda la revisión de las cámaras de seguridad y la vigilancia en los bastardos, por fin tenía la noche libre, y lo iba a pasar con su hombre de chocolate.
Con una llamada, no necesitaba mucho para iniciar los toqueteos. Él rápidamente se hacía cargo de sus labios y elevaba su cuerpo, volviendo sus nervios a flor de piel.
De vuelta en el alojamiento de Brandon. Ella ya estaba semi-desnuda. Con las ropas esparcidas por el piso.
Solo en bragas, con Brandon devastando su sensible cuello.
—Esta vez... quiero llegar hasta el final —susurró Beatrice con voz entrecortada—. Quiero hacerlo.
Brandon se alejó de ella como si su piel quemara, dejándola confundida. Él negó con la cabeza.
—No, no se puede... —Peinó su cabello hacia atrás—. No es posible.
—¿Qué? ¿Por qué no?
—No está bien, yo solo accedí a enseñarte tu propio cuerpo, a como complacerte sin sentir miedo ni dolor, solo eso, nunca acordamos que llegaríamos a más...
Aquello decepcionó a Beatrice, y también le dio inseguridad.
Dolió.
—Soy tan desagradable como para no querer acostarte conmigo, ¿cierto? —Soltó una risita nasal, negando para sí misma—. Supongo que tienes razón, jamás aclaraste hasta dónde llegaríamos. Pero creo que ésto será hasta aquí... solo hasta aquí.
Estaba con el torso desnudo frente a él y se sentía vulnerable, más porque su ego y autoestima estaban dañados, haciéndola sentir pequeña ante los ojos de Brandon. Todos esos sentimientos encontrados la molestaban.
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RETORCIDA SANGRE (Ese Es El Trato 2)
RastgeleSEGUNDO LIBRO DE LA SAGA (ESE ES EL TRATO) 1 - Retorcido Capricho. 2 - Retorcida Sangre. 3 - ... 4 - ... 5 - ... Los gemelos, nacidos bajo las alas amorosas de su familia, conocerán la verdadera naturaleza de su mundo. Nadie los concederá. Nadie...