Capítulo 5

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Un extraño sonido chirriante sacó a Bill de su incómodo sueño. Con pereza abrió los ojos y parpadeó al  sol de la mañana que brillaba en la casa.... Bill se quejó en voz alta, sentándose y mirando a su alrededor buscando el  extraño sonido.

—¡AH! ¡¿Qué rayos es eso ?! —Bill gritó histéricamente, saltando desde el banquillo tan rápido que aterrizó en el suelo junto a la cabra que había estado frotando su cabeza contra la pata de la mesa.

—¡Eh, tú! ¡Campesino! ¡Hay una cabra aquí adentro! —Bill gritó al trovador que asomó la cabeza por la ventana para ver lo que estaba pasando.

—Llévala afuera y ordeñala— el hombre se encogió de hombros antes de desaparecer de nuevo.

—¿Qué?— Bill escupió con  incredulidad, corriendo a la ventana. —¡¿Esperas que toque las obscenas... cositas de ese animal?!

El hombre no levantó la vista de donde estaba cortando madera. —Se llaman ubres. Y sí, espero que hagas eso, así que manos a la obra —ordenó oscuro.

Bill se quedó sin aliento. —¡Cómo te atreves a hablarme de esa manera, sinvergüenza! Soy el príncipe de Geraneia, ¡y no me hablarás de esa manera!

—En realidad ya no lo eres— respondió el hombre con calma. —Ahora, por favor ordeña la cabra, Bill.

Bill casi se desmayó por el shock - nadie se atrevía a llamarlo simplemente por su nombre, excepto sus padres. —¡Ordeñala tú mismo, cateto sucio!— Gruñó con furia, retirando su cabeza dentro de la casa y mirando a la cabra. —Animal repugnante— se burló y se sentó en la mesa ya que no había ningún otro sitio para sentarse; iba a permanecer sentado ahí  por el resto de la eternidad si tenía que ser porque no había manera de que fuera hacer trabajo manual como un campesino común.

~*~

Tom gimió en voz baja, mirando hacia la madera que estaba tratando de cortar; este era el peor trabajo del mundo. Era tan agotador y difícil...
'Gracias a dios que soy rey y sólo estoy haciendo esto por diversión...’ Aunque en realidad lo estaba haciendo por ese arrogante mocoso que ni siquiera podía ordeñar una cabra. No es que Tom había ordeñado alguna vez una cabra, pero al menos estaba dispuesto a intentarlo.

—¡Fuera!— Bill gritó histéricamente, persiguiendo a la pobre cabra fuera de la casa con una escoba.

La cabra baló en voz alta, y Tom sabía que era porque quería ser ordeñada; Georg y Gustav le habían informado acerca de todas las cosas que había que hacer y ordeñar a la cabra era una de ellas. Genial... Ahora tenía que ordeñar a la cabra, porque el príncipe se negaba a hacerlo.

Excepto Tom no tenía idea de cómo ordeñar cabras. Seguro sabía la teoría- Gustav le había explicado- pero nunca lo había hecho antes.
'Y entonces yo tendría que tocar sus cositas...’ pensó y arrugó la nariz. De ninguna manera; sólo tenía que esperar hasta... más tarde. Hasta que Bill lo hiciera, o hasta que  le crecieran más grandes y se atreviera a hacerlo él mismo.

Tal vez debía transmitir sus conocimientos de la  cabra a Bill para que estuviera preparado en el caso de que algún día bajara de su corcel.

—Bill— Tom dijo con firmeza al entrar en la casa; el príncipe estaba sentado en la mesa, los brazos y las piernas cruzadas, sin mirarlo.

—¿Qué?—Espetó con molestia.

—Voy a la ciudad a trabajar - Voy a estar de vuelta en la noche, así tú—

—¿Qué?— Gritó el príncipe —¡¿Te estas yendo?! ¿Qué diablos se supone que voy a hacer aquí todo el día? ¿Y quién me va a hacer la comida? ¡Estoy hambriento! ¡Y que alguien encierre a esa cabra pendeja porque me está volviendo loco! — Gruñó con rabia.

El Rey Pico De Tordo - TollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora