—No quiero morir. —Escuchó Miranda cuando sintió que el fuego se estaba acercando a ellas.
La mano de Kami temblaba y le apretaba la suya como para partirle los dedos.
«Vos no queres morir y yo no quiero verte hacerlo» pensó recordando su pasado y volviendo al presente con la cara de susto de la que había sido su amiga por casi diez años.
—Dissolvere et copulare —susurró sin soltar la mano de Kami.
Nunca había usado ese hechizo en una persona, a menos que sea ella, pero ya estaban por morir, así que no pasaba nada si no funcionaba.
Kami cayó al suelo vomitando todo lo que tenía y observó un campo lleno de luciérnagas.
«¿Estoy muerta?» se preguntó mientras limpiaba su boca, aunque le parecía muy lejos de lo que sabía sobre morir.
Aparecer en el más allá lanzando todo lo que tenía en el estómago no se encontraba en lo que había leído sobre eso, además no se sentía un fantasma.
Una mano temblorosa se posó sobre su espalda y cuando giró pudo ver a Miranda pero con la mitad del pelo canoso.
—¿Qué pasó? —preguntó levantándose y tomando a la mujer claramente conmocionada de los hombres.
—Te disolví y logré traerte y armarte acá, no sabía que iba a funcionar —explicó y Kami miró detrás de su amiga, el humo del fuego que debía matarlas mostraba lo lejos que estaban.
—¿Y tú cabello? —Kami le mostró un mechón totalmente blanco.
—Me estresé...
Miranda solía usar ese poder en ella misma para transportarse por partes y era la base de toda su magia, pero nunca lo había usado con otra persona, así que el estrés de poder fallar repercutió casi de forma inmediata en su pelo.
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Desde el abismo
Fantasy¿Qué es lo justo? ¿Qué lleva a las personas a enfrentarse o aliarse con otras? En el reino de Lilian conviven diferentes gremios de hechiceros encargados de sostener un sistema que poco a poco se caerá a pedazos. Las personas del gremio del abismo f...