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Cuando ya todos estaban en la mesa según la hora en la que tenían que estar Jihyo frunció el ceño tras poner la comida en el centro de la mesa

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Cuando ya todos estaban en la mesa según la hora en la que tenían que estar Jihyo frunció el ceño tras poner la comida en el centro de la mesa.

-Ve a buscar a Seungmin, cielo.- dijo en dirección a su hijo y este hizo una mueca.

-No creo que él quiera verme.

-¿Qué hiciste?- cuestionó rápido el mayor sin darle chance ni de terminar de hablar.

-Sólo Heeseung y yo estábamos hablando…- dijo y la mayor rodó los ojos mientras que un molesto Chan se levantó de la mesa.

-Yo lo busco.- dijo subiendo las escaleras.

-¿Qué te he dicho de esas juntas?- cuestionó la mayor y él bajó la cabeza aceptando el regaño.

-Mamá, que él se devuelva caminando. Va a hacer que Seungmin-oppa renuncie como el resto de chicas que nos han cuidado.- dijo y el mayor la miró molesto. -Soy yo la que se va a quedar sin tutor por tu culpa.- se defendió sacándole la lengua y el chico rodó los ojos.

-Que tu papá hable contigo después.- fue lo único que aportó a la conversación para volver a la cocina y traer los vasos.

En la parte de arriba de la casa, Chan tocaba con sus nudillos la puerta del menor.

-No tengo hambre.- fue lo único que dijo sin molestarse en saber quién estaba del otro lado.

Bang abrió la puerta y asomó su cabeza, pasó al cuarto cuando el chico en la cama quitó su atención de su teléfono y volteó a verlo. Cerró la puerta a sus espaldas y se acercó al menor hasta sentarse en la cama.

-¿Qué te hizo Jake? Sé que puede ser muy molestó a veces, y el amigo el doble.- dijo y el menor se alzó de hombros.

-Molestos, pero es lo normal. Están en la edad.- dijo simple y el mayor asintió.

-A esa edad tú eras tremendo.- dijo y el menor se permitió reír.

-Ya te digo yo. Por eso no me molesta, yo era incluso peor… ¿Puedes creer que me ofrecieron un trío?- cuestionó divertido, viendo como al mayor no le divertía tanto. -¿Qué?- cuestionó al ver su mueca.

-No me gustan esos juegos.- dijo y el menor rio.

-Les dije lo mismo.- levantó su mano en el aire, esperando a que el mayor la chocara y rodó los ojos cuando no lo hizo. -La edad te está pegando.- dijo y el mayor enarcó una ceja en su dirección.

-Me conservo bien, niño.- dijo y el menor sonrió.

-Yo sé.- respondió simple, pasando su mano con el pecho cubierto con una camisa negra, extrañando ver esos cuadrados que la noche anterior tocó sobre sus ropas. -Quita esa cara de culo, sí eres amargado.- rodó los ojos.

-¿Quieres que me ponga la tuya?- cuestiona en una broma que no tenía como fin ser graciosa.

-¿Qué te pasa, vale? Si estábamos hablando bien.- dijo y se sentó en la cama, quedando al lado del hombre. -¿No te gustó descubrir que tu hijo dice cochinadas?- cuestionó.

The secret revenge²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora