VEINTIDOS

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CAPITULO 22

"RIESGOS DEL CORAZÓN"


Mordí mi labio con nerviosismo y comencé a guardar mis cosas en la mochila, mis manos ya comenzaban a sudar y el ataque de la paranoia vendría pronto, necesitaba salir del pasillo de casilleros cuanto antes. Quise tomar unos de mis libros de terror pero divisé como un papel de color blanco estaba perfectamente doblado a la mitad en una esquina del casillero, mi entrecejo se frunció y lo tomé con duda.

Lo desdoblé dejándome a la vista el contenido de su interior. Mi cuerpo se tensó un poco. Me helé y sentí como la pequeña sensación de presión en mi sien se hizo presente; mi boca se entreabrió haciendo que en mi lengua se sintiera seca. Ahora entendía porque decían que todas las chicas estaban detrás de Derek.

"Si sigues interfiriendo, te haré pagar. Sabes que Derek es mío."

Carajo... ¿Por qué todo tiene que pasar de esta manera? La incertidumbre y el miedo comenzaron a asediarme. Sabía que Cassandra no era alguien con quien quisiera enfrentarme, pero la sensación de impotencia se apoderó de mí. No podía permitir que su intimidación me afectara.

Decidí que necesitaba un respiro, así que me dirigí rápidamente al baño. Cerré la puerta detrás de mí y apoyé la espalda contra ella, sintiendo cómo mi corazón palpitaba con fuerza. Miré mi reflejo en el espejo; mis ojos estaban llenos de lágrimas, y no quería dejar que la ansiedad me ganara.

Respiré profundamente, tratando de calmarme. Pensé en Lukas, en su sonrisa y su apoyo. Si había alguien que podría ayudarme a enfrentar esta situación, era él. Pero, ¿cómo podría abrirme a él sobre todo esto? Me sentía vulnerable y asustada.

—Vamos, Melissa, relájate —me dije a mí misma, mientras me lavaba la cara con agua fría. El contacto del agua me ayudó a despejar la mente. Recordé las palabras de Lukas: "Siempre estaré aquí para ti."

Me sequé la cara con una toalla de papel y tomé un momento para recomponerme. Necesitaba ser fuerte. No dejaría que Cassandra me arruinara el día. Di un paso atrás y relamí mis labios lentamente, me di la vuelta para salir del baño para ver como unos chicos susurraban entre ellos y me miraban con una mala cara, burlonas y algunas sarcásticas.

—¡Melissa! —gritaron y miré hacia la dirección donde provenía aquella voz.

Adriana venía hacia mi dirección, sé supone que ella regresaría la próxima semana, pero al parecer no. Estaba realmente feliz por verla otra vez, la extrañaba demasiado.

—¡Adriana! —exclamé, sintiendo cómo la alegría se apoderaba de mí.

Ella se acercó y me dio un abrazo fuerte, llenándome de su energía positiva. Era como si todo el peso que llevaba en los hombros se aligerara un poco.

—¿Cómo has estado? —me preguntó, sus ojos brillando con curiosidad.

—Ha sido... complicado —admití, tratando de encontrar las palabras adecuadas. No quería preocuparla, pero había tantas cosas en mi mente.

—¿Complicado? Cuéntame, ¿qué pasa? —insistió, mirándome con atención.

Tomé aire y, tras una pausa, decidí que era el momento de abrirme un poco.

—Bueno, he estado lidiando con algunas cosas. Recibí una amenaza de Cassandra, y... —mi voz se quebró un poco al mencionarlo, recordando la nota que había encontrado—. No sé cómo enfrentarla.

Cuando el corazón habla [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora