TREINTA

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CAPITULO 30


CAPÍTULO FINAL


LUKAS CADAVAL 

12 de agosto de 2017


Cinco años habían pasado desde que nos casamos y un año después Melissa, salió embarazada. El aire era fresco y el cielo, despejado. Me encontraba en el parque, observando a Melissa jugar con nuestro pequeño. Nunca imaginé que la vida podría ser así de perfecta, especialmente después de todo lo que había pasado. Mi historia no siempre había sido sencilla. Recuerdo los días oscuros en los que las drogas se convirtieron en mi refugio, mi forma de escapar de una realidad que me atormentaba. Era un ciclo destructivo, pero en ese caos, un día, todo cambió.

La vi en esa pequeña cafetería. Estaba sentada sola, con un traje de Halloween que le daba un aire de misterio y encanto. Sus ojos reflejaban una tristeza que me atrapó; su risa, aunque tímida, iluminó el lugar. Desde ese momento, supe que había encontrado algo especial. Era como si el universo me hubiera empujado hacia ella, como si todos mis errores y sufrimientos me hubieran llevado hasta su lado. Cada conversación, cada risa compartida, me hizo olvidar por un instante las sombras de mi pasado.

Y ahora, verla como mi esposa, sosteniendo en brazos a nuestro hijo, me llenaba de una alegría indescriptible. La vida me había regalado a mis dos grandes amores. La mujer que me hizo querer ser mejor y el niño que representaba nuestro futuro. Melissa era mi sol, mi musa, mi inspiración. Prometí que jamás dejaría que se sintiera sola. Sería su apoyo, su compañero en esta aventura que llamamos vida.

—Lukas, ven a jugar con nosotros —me llamó Melissa, interrumpiendo mis pensamientos.

—Voy, voy. ¡No se escapen sin mí! —respondí, corriendo hacia ellos, sintiendo el latido de mi corazón en cada paso.

Mientras corría hacia ellos, el aire fresco del parque me llenó de energía. Melissa sonreía con esa luz que siempre me había cautivado, y nuestro pequeño, con su risa contagiosa, jugaba en el césped. Me senté en el suelo junto a ellos, sintiendo cómo la felicidad envolvía nuestro pequeño mundo.

—Papá, ¿cómo se conocieron ustedes? —preguntó nuestro hijo, con su curiosidad innata.

Melissa y yo nos miramos, una chispa de nostalgia brilló en sus ojos.

—Esa es una historia muy especial —dijo Melissa, acercándose un poco más a mí.

—Sí, un momento que cambiaría nuestras vidas para siempre —añadí, sintiendo cómo los recuerdos nos envolvían.

—Todo comenzó en una pequeña cafetería que estaba abierta 24/7 —comenzó Melissa, su voz suave y cálida—. Era Halloween, y yo estaba vestida de The Boy. Lo entenderás cuando seas más grande y conozcas a ese personaje.

—La vi sentada sola, y me pareció que eras la persona más hermosa del mundo —interrumpí, recordando ese instante como si fuera ayer.

—¿Y tú, qué hacías, papá? ¡Cuéntenme más!—exigió mi hijo, sonriendo alegremente, mientras escuchaba atentamente nuestra historia de amor.

—Yo era un poeta perdido en mis pensamientos. Pero cuando la vi, supe que había encontrado algo único —le dije, con sinceridad. Mis palabras resonaban en mi corazón, como un eco de aquellos días.

—No tenía idea de que ese encuentro cambiaría mi vida para siempre —dijo Melissa, mirándome con ternura.

—Ese día, por accidente dejé caer la taza de café y ella fue en ayuda, cuando la observé de cerca.... fue como si el tiempo se detuviera. Desde entonces, mi corazón supo que ella era mi amor—le confesé, recordando la emoción que sentí al hablarle por primera vez y sentirla tan cerca.

—Y yo estaba tan nerviosa, pero a la vez, emocionada. Sentí que había una conexión inmediata —continuó ella, su mirada iluminada por la magia de aquel recuerdo.

—Esos momentos fueron difíciles para mí. Estaba atrapado en un ciclo que parecía no tener fin, pero tú madre, fue mi salvación—le dije, tocando suavemente su mejilla.

Nuestro hijo escuchaba atentamente, sus ojos brillaban de curiosidad y admiración.

—¿Y luego se enamoraron? —preguntó, como si esperara la parte más emocionante de la historia.

—Sí, nos enamoramos —respondí, sintiendo cómo el amor que compartimos llenaba el aire—. Pero no fue fácil. Hubo momentos difíciles, luchas y lágrimas. Pero cada paso nos acercó más.

—Y después de muchas pruebas, ¡terminamos casándonos! —dijo Melissa, riendo con alegría—. Y ahora estamos aquí, contigo, nuestro mayor regalo.

El rostro de nuestro hijo brillaba de felicidad al escuchar nuestra historia, y sentí cómo el amor que nos unía se hacía aún más fuerte.

—Así que, cariño, la vida nos lleva por caminos inesperados, pero siempre hay espacio para el amor verdadero —le dije, abrazándolo.

—Y siempre, pero siempre hay que escuchar nuestro corazón—agregó Melissa, sonriendo.

—Papá, tú eres un gran poeta —dijo, con ojos brillantes—.¡Quiero escribir también! Para mi hermanita que viene en camino.

Melissa y yo intercambiamos miradas, una mezcla de orgullo y ternura llenó el aire.

—Eso suena genial, cariño. ¿Qué le vas a escribir a tu hermanita? —pregunté, sintiendo la emoción brotar en mi pecho.

—No lo sé todavía, pero puedo empezar con algo que le diga que la amo —respondió, entusiasmado.

—Eso es perfecto —dijo Melissa, inclinándose hacia él—. Las palabras de un corazón son las más bellas. Recuerda, hijo, que siempre hay magia en lo que sientes.

Mientras él comenzaba a trazar algunas letras en el aire, sentí que el amor que compartíamos era como un río, fluyendo a través del tiempo, uniendo no solo nuestras historias, sino también las de quienes vendrían.

—Cuando el corazón habla, siempre encontramos el camino —murmuré, recordando mis propias luchas y la luz que Melissa trajo a mi vida.

—Sí, es verdad —dijo ella, mirándome con cariño a los ojos—. A veces el amor puede parecer complicado, pero siempre vale la pena.

—Y siempre, siempre debemos seguir nuestros sueños —añadí, mirando a nuestro hijo—. Porque cuando el amor está presente, nada es imposible.

Al final del día, en esa pequeña burbuja de felicidad, supe que la vida nos había regalado más de lo que jamás habíamos imaginado. Había amado, había perdido y había vuelto a encontrarme en el amor más puro.

—Estamos juntos en esto, siempre —le dije a Melissa, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza, lleno de amor y esperanza.

Cuando el corazón habla, las palabras se convierten en poesía, y el amor verdadero siempre encuentra el camino.

Cuando el corazón habla [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora