OCHO

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CAPITULO 8

"DESCUBRIENDO EL CORAZÓN"




El sol comenzaba a caer cuando me encontré de nuevo en el campus escolar. Mis pensamientos estaban enredados y mi corazón latía con una intensidad que no había experimentado antes. Había algo en la manera en que Derek se movía, cómo sus músculos se tensaban y relajaban con cada movimiento, que me desarmaba por completo. Mientras él se entrenaba con sus amigos, rodeado de admiradoras que no podían apartar la vista de él, yo me sentía como una espectadora en un mundo al que no pertenecía.

Las chicas a su alrededor reían y conversaban, y sus voces chillonas se mezclaban en un bullicio que casi me hacía cubrirme los oídos. Sin embargo, era imposible no fijar la mirada en Derek. Sin su camiseta, sus músculos definidos brillaban con el sudor del esfuerzo, y cada vez que movía los brazos o cambiaba de posición, mi corazón se aceleraba aún más.

«Sé ve tan guapo».

«Sé ve muy bien sudoroso, parece que me lo estoy comiendo con la mirada, pero no puedo evitarlo, Derek se ve tan bien»

Era imposible ignorar lo que sentía. Mi mente estaba en un torbellino de emociones, y mi cuerpo parecía no poder mantenerse a la par. Mi corazón palpita con cada latido, y el calor que sentía no solo era por el ejercicio que Derek estaba haciendo, sino por la manera en que él me afectaba. Me sorprendía a mí misma, notando lo inmensamente atractivo que era, y cómo su presencia provocaba un cóctel de sentimientos en mí.

—Oh, tierra llamando a Melissa —dijo Adriana, interrumpiendo mis pensamientos y llevándome de vuelta a la realidad. —Había olvidado que te quedas pensando de la nada. ¿Pero estás sonriendo? Te ves muy linda cuando sonríes.

Me giré hacia Adriana con una expresión de sorpresa. ¿Sonriendo? Era algo que nunca había hecho conscientemente en público, y mucho menos mientras observaba a Derek.

—¿Qué? —exclamé, incapaz de esconder mi asombro.

Adriana me miró con una sonrisa traviesa mientras sacaba un par de revistas de su bolso, casi como si estuviera encantada de ver mi reacción.

—Estabas sonriendo y te ves muy linda y tierna. Debes hacerlo más seguido.— Sentí cómo mi cara se calentaba hasta el punto de ardor, una reacción inusual para mí, pero ver a Derek sin camisa era una experiencia que no había vivido antes. 

Mi mente estaba abrumada por la mezcla de emociones, y no sabía cómo manejarlo. Me sentía vulnerable y expuesta, y la vergüenza me hacía temblar.

—Yo... —dije en un susurro, tratando de encontrar las palabras correctas mientras las lágrimas comenzaban a acumularse en mis ojos. —No puedo respirar.

El tono de preocupación en la voz de Adriana se hizo más evidente.

—¿Qué pasa, Melissa? ¿Estás bien? —Preguntó con un tono que mezclaba la alarma y la preocupación genuina.

No podía articular una respuesta coherente. La ansiedad y el pánico se estaban apoderando de mí, y mi cuerpo estaba reaccionando de manera que no podía controlar. La idea de haber mostrado una emoción tan evidente me resultaba aterradora.

—Yo... —mi respiración era errática y mi corazón parecía estar en una carrera desbocada. —Tengo pánico.

—Tranquila, sé lo que es —dijo Adriana mientras me envolvía en un abrazo reconfortante. La calidez de su abrazo me brindó un respiro de alivio. —Yo estoy aquí contigo, tranquila, Melissa.

Cuando el corazón habla [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora