La madrugada se desplegaba en silencio, después del bullicioso festival. El aire fresco se colaba entre las calles desiertas, mientras los últimos murmullos de los aldeanos se desvanecían y las luces del lugar comenzaban a apagarse, como si todo el pueblo se adentrara lentamente en un sueño profundo. La calma era casi sobrenatural, como si el mundo entero hubiera detenido su marcha para darles un respiro.
Dentro de la casa, Jeonghan y Soonyoung estaban en silencio, ambos absortos en sus pensamientos. El ambiente, cargado de la quietud de la noche, envolvía la habitación con una sensación de complicidad no verbalizada. Jeonghan no podía dejar de pensar en la agitación que sentía en su interior, esa mezcla extraña de emoción y duda que lo acompañaba desde la llegada de Seungcheol al pueblo. Soonyoung, percibiendo el cambio en su amigo, rompió el silencio con una pregunta suave, como si esperara que Jeonghan se abriera solo cuando estuviera listo.
—¿Te pasa algo? —preguntó, su voz cálida y curiosa, una ligera sonrisa en sus labios. Había algo en su mirada, una mezcla de ternura y paciencia, que invitaba a la confianza.
Jeonghan suspiró profundamente, sintiendo el peso de las emociones que había estado evitando toda la noche. La pregunta de Soonyoung lo desconcertó de inmediato. ¿Qué me pasa?, pensó, casi como si esperara tener una respuesta más clara para dar. Pero no era así. No podía simplemente ponerle palabras a lo que sentía.
Pensó en Seungcheol, en cómo lo hacía sentir últimamente. En el nerviosismo que lo invadía cada vez que se encontraba con él, en la emoción que lo recorría al escuchar su voz, en la calidez inexplicable que lo rodeaba cada vez que sus miradas se cruzaban.
—Es complicado, Soonyoung —dijo finalmente, su voz vacilante, como si las palabras se le escabulleran de entre los dedos—. No pensé que... —se interrumpió, buscando las palabras que pudieran explicar ese torbellino de sentimientos que no entendía del todo—. No pensé que alguien pudiera hacerme sentir así de nuevo.
Soonyoung lo miró, sus ojos brillando con algo más que curiosidad. Parecía como si todo en su mente hubiera encajado de golpe. Sin rodeos, y con una sonrisa cómplice, dijo lo que ambos sabían.
—¿Te refieres a Seungcheol, verdad?
Jeonghan ni siquiera se sorprendió, sabía que su primo lo leía como si fuera un libro abierto. Asintió, rascándose la nuca bajo la mirada de Soonyoung.
—Sí... pero es extraño. Después de lo de Joshua, aprendí a estar solo.
A ser feliz estando solo.
Recordar a Joshua le trajo un nudo a la garganta, pero continuó, como si necesitara exponer sus pensamientos en voz alta
—Con Joshua me acostumbré a estar solo porque, al final, siempre lo estaba.
Había algo amargo en sus palabras, como si el recuerdo de esa relación estuviera teñido de resignación. La falta de reciprocidad, el desgaste de las promesas no cumplidas, le habían enseñado a reducir sus expectativas, a conformarse con la soledad que siempre había sido su compañera.
—Y no creo que esté preparado para sentirme así otra vez —admitió con una mezcla de nostalgia y miedo, la incertidumbre dibujándose en su rostro.
Soonyoung lo miró con comprensión, como si pudiera entender lo que Jeonghan no se atrevía a decir por completo.
—Es normal tener miedo —dijo suavemente, su voz cargada de empatía—, pero creo que Seungcheol es alguien por quien vale la pena arriesgarse.
Jeonghan lo miró, intentando asimilar sus palabras.
¿Vale la pena?
Algo en su interior le decía que sí, pero el miedo lo detenía. Algo en su pecho le gritaba que tal vez esa conexión con Seungcheol podría ser diferente, pero la idea de abrirse completamente de nuevo lo llenaba de incertidumbre.
—Quizás solo... necesito tiempo —respondió finalmente, su voz más baja, como si tratara de convencerse a sí mismo.
Soonyoung le dio una palmada en el hombro, su sonrisa cálida y solidaria. Sabía que Jeonghan necesitaba procesarlo a su propio ritmo, sin presiones.
.
Mientras tanto, en la otra parte del pueblo, Seungcheol y Minghao caminaban lentamente por un sendero apartado, disfrutando del aire fresco que cortaba el calor de la noche. La conversación surgió de manera natural, como siempre entre ellos, pero cuando Minghao hizo la pregunta, Seungcheol se detuvo.
—¿Y bien? ¿Qué pasa entre tú y Jeonghan?
Seungcheol se quedó en silencio por un momento, sin saber exactamente qué responder. ¿Qué pasaba realmente entre ellos? Jeonghan lo descolocaba, despertando emociones en él que no lograba comprender del todo.
—No lo sé, Hao —confesó, su voz baja, casi pensativa—. Es... diferente. Desde que llegó al pueblo, siento que todo ha cambiado. Pero también está el hecho de que, al final del verano, él se va a Seúl, y yo me quedo aquí. No sé si tenga sentido sentir algo por alguien que está de paso.
Minghao lo miró con una sonrisa suave, pero sus ojos reflejaban una comprensión profunda, casi desarmante.
—El hecho de que se vaya no significa que tengas que ignorar lo que sientes. Si te gusta, ¿por qué no decírselo?
Seungcheol rió con un suspiro, negando con la cabeza.
—No es tan fácil. Él viene de otro mundo, con una vida completamente diferente a la mía.
¿Qué sentido tiene enamorarme de alguien que ni siquiera se quedará?
Minghao lo miró fijamente, sin apartar la vista de él.
—Tal vez te hace sentir así porque es algo especial, y si no aprovechas esa oportunidad, tal vez te arrepientas —dijo con seriedad, como si ya hubiera pasado por algo similar—. Piensa en eso.
Seungcheol se quedó en silencio, las palabras de Minghao resonando en su mente mientras miraba al cielo oscuro, donde las estrellas titilaban como promesas lejanas. No sabía qué hacer con esos sentimientos, pero en su corazón, algo le decía que Jeonghan era diferente. Algo especial, algo que no quería dejar ir.
.
La noche continuaba su marcha tranquila, y el aire fresco del campo se colaba por la ventana de la habitación de Jeonghan. Acostado en su cama, observaba el techo, incapaz de conciliar el sueño. Sus pensamientos volaban, pero todos parecían regresar a la misma persona.
¿Cuándo fue la última vez que alguien me hizo sentir así?
Desde el festival, algo en él se había despertado, un cosquilleo que no podía identificar del todo, una ansiedad que no desaparecía.
Había decidido pasar el verano en Jeonju sin muchas expectativas, más por el cariño a su abuela que por un verdadero interés en el lugar. Al principio, pensó que este sería un verano más, una pausa en su vida habitual. Pero entonces, Seungcheol apareció, y de alguna manera, Jeonju dejó de ser solo un lugar más.
Lo extraño era cómo Seungcheol había logrado hacer que incluso la rutina del campo se sintiera vibrante, emocionante. Jeonghan recordaba la risa de Seungcheol, sus bromas, sus manos firmes cuando le enseñaba algo nuevo. Todo en él lo hacía sentirse conectado, no solo al lugar, sino a algo más profundo, algo que no entendía completamente.
Hace tiempo, estar solo me daba paz. Ahora, la soledad me hace pensar en él.
.
En su casa, Seungcheol también estaba en su cama, mirando las vigas de madera del techo, sumido en sus propios pensamientos. Jeonghan le mostraba su mundo de una manera nueva, emocionante, pero también dolorosa.
Nunca había considerado que alguien pudiera cambiar su perspectiva de Jeonju, pero ahora, pensaba en él constantemente. Jeonghan no pertenecía a este lugar, lo sabía, pero de alguna forma, su presencia hacía que todo pareciera más cálido.
Jeonghan no pertenece a este lugar... pero yo quiero que lo haga.
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▸ Verano en Jeonju ៸៸ 𝙅𝙚𝙤𝙣𝙜𝘾𝙝𝙚𝙤𝙡
Fanfiction꒰ 𝗼𝗿𝗶𝗴𝗶𝗻𝗮𝗹 .𖧧 ࣪ Jeonghan, un chico de la ciudad de Seúl visita un pueblo pequeño llamado Jeonju durante el verano, donde se enamora de el local Choi Seungcheol, descubriendo la belleza de la vida rural. 𓍯 🌱 ˖ ࣪ 𝘱𝘭𝘦𝘢𝘴𝘦, 𝘴𝘵𝘢𝘺 �...