capitulo 24

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De repente, un pitido agudo cortó el silencio, seguido por el resplandor de una pantalla en la sala oscura. Una computadora antigua, olvidada en un rincón de la base, se encendió por sí sola. Las luces titilaron, y en la pantalla apareció una imagen borrosa que, lentamente, se fue aclarando hasta mostrar la figura de un hombre. Era Arnim Zola, el científico de Hydra, el mismo rostro que Tony y Steve conocían bien, pero con la frialdad y la distorsión propia de su imagen digitalizada.
Zola comenzó a hablar con su voz monocorde, su tono carente de emoción, como si nada de lo que estaba sucediendo le importara.
—Ah, bien, parece que alguien ha activado mi grabación. Qué conveniente. ¿Sabían ustedes lo que estaba pasando, o prefieren que sea más claro? —dijo Zola, su rostro estático pero su voz llena de malicia.
Antes de que cualquiera pudiera decir una palabra, la pantalla cambió y mostró un video antiguo, de baja calidad. La fecha estaba grabada en la esquina inferior derecha: 16 de diciembre de 1991. Y en el instante que el video comenzó, los recuerdos de todos se vieron obligados a enfrentar una cruda realidad.
Era el video de la muerte de los padres de Tony.
La cámara estaba enfocada en una calle oscura, el sonido de un motor rugiendo. En ese instante, Tony sintió cómo un nudo se le formaba en la garganta, como si su mundo entero hubiera vuelto a girar hacia ese dolor que había estado guardando durante años. El video mostraba cómo sus padres, Howard y Maria Stark, estaban en el auto, cuando de repente, el vehículo se detuvo. En ese mismo momento, una figura emergió de la oscuridad. Bucky, bajo el control del Soldado del Invierno, disparó sin dudar, matando a los Stark con una frialdad aterradora.
—¡No! —Tony gritó, dando un paso atrás, las manos temblorosas de furia y horror. —¿¡Esto es lo que querías mostrarme!?
Steve, al ver el horror en el rostro de Tony, intentó acercarse, pero se quedó petrificado al ver cómo el video continuaba. La figura de Bucky, en su versión más oscura, estaba claramente en el centro de la masacre. Su mente retrocedió en el tiempo, recordando los años de entrenamiento, las misiones, los recuerdos de ese hombre que había sido su amigo, pero también su enemigo. Sabía lo que era capaz de hacer, pero no podía imaginar que esa imagen, ese rostro, estuviera vinculado a la muerte de alguien tan cercano a él.
Tony, con el rostro lleno de odio, volteó hacia Steve.
—¿Lo sabías? —dijo con voz quebrada, pero llena de furia. Sus ojos, usualmente tranquilos, ahora ardían con una mezcla de dolor y cólera—. ¿Sabías que fue él?
Steve, que había intentado mantenerse en silencio, ahora se sintió como un niño pequeño atrapado en una mentira. A medida que las palabras salían de su boca, la culpa lo envolvía por completo.
—No tenía idea, Tony… —su voz vacilaba, incapaz de sostener el peso de su propio arrepentimiento. —No sabía que él estaba involucrado. Bucky estaba… no estaba en control.
Tony no pudo soportarlo más. La rabia explotó dentro de él como una furia incontrolable. Se alejó de Steve, su cuerpo tenso y su respiración entrecortada.
—¡No me salgas con mentiras, Rogers! ¡Sabías! —Tony rugió, apuntando con el dedo hacia Steve—. Lo sabías, y aun así, me dejaste vivir con esta mentira. Con esta maldita mentira todo este tiempo.
Steve intentó acercarse, pero Tony lo evitó, retrocediendo aún más. La rabia de Tony era comprensible, pero la culpa de Steve lo estaba devorando por dentro.
—Tony… —dijo, pero su voz ya no parecía suficiente para alcanzar a su amigo, que lo miraba con ojos llenos de resentimiento.
La tensión en la sala era insoportable. El video seguía repitiéndose en la pantalla, mostrando las imágenes desgarradoras de la muerte de los padres de Tony una y otra vez, como si el universo estuviera asegurándose de que no pudiera escapar de la verdad.
Bucky, parado un paso atrás, no sabía cómo reaccionar. Sabía que esto era inevitable, pero ver el odio y el dolor en los ojos de Tony lo hizo sentirse como un monstruo.
—Lo siento, Tony —dijo Bucky, su voz baja y temblorosa—. Lo siento mucho.
Tony no respondió. Su cuerpo entero estaba temblando de furia, pero lo que más le dolía era el hecho de que Steve y Bucky, las dos personas que consideraba más cercanas, le ocultaron algo tan vital, algo que hubiera cambiado todo.
La pantalla finalmente se apagó, pero el daño ya estaba hecho.

Entré el amor y el odio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora