capitulo 25

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Rachel estaba consumida por la ira. No quería sentir esa rabia, pero no podía evitarlo. Bucky, quien siempre había creído que era el amor de su vida, ahora. representaba todo lo que había perdido. Él había matado a sus padres, y ella había vivido con esa verdad que la destrozaba por dentro. Aún peor, su hermana seguía desaparecida, y el vacio de no saber nada de ella se agrandaba cada día. Frente a ella, Tony golpeaba a Steve y a Bucky, dejándolos pelear entre sí. El sonido de los golpes resonaba en la habitación, pero Rachel no podía apartar la mirada. Tony estaba furioso, su enojo palpable en cada golpe. Steve, por su parte, sabía que Bucky había sido el responsable de la muerte de sus padres, y aún así había guardado silencio. Y eso la destrozaba aún más. Rachel sentía una profunda traición. No solo de Bucky, sino también de Steve, de todos los que habían estado cerca de ella, y que nunca le habían dicho la verdad. Sentía que todos la habían dejado en la oscuridad, ocultándole las piezas del rompecabezas que tanto necesitaba para sanar. ¿Cómo pudo Steve, alguien a quien había amado, permitir que eso pasara sin decirle nada? El peso de las mentiras y los secretos parecía ser demasiado para soportar. Y ahora, mientras los hombres luchaban, ella se sentía más sola que nunca, perdida entre la rabia y el dolor.
Rachel se levantó del suelo, su cuerpo agotado por la tensión, pero su mente más que nunca en guerra consigo misma. Miró a los tres hombres, ahora envueltos en una pelea frenética, pero no sintió ni miedo ni pena. Solo una fría indiferencia. ¿Qué importaba ya? pensó, mientras se apartaba lentamente de la escena. Con un suspiro cargado de desdén, dio la vuelta y caminó hacia la puerta. No quería más de esa vida llena de traiciones, de peleas y de secretos. Los dejó allí, a su suerte, que se mataran entre ellos si eso les aliviaba.
La pelea continuó con furia, pero Steve, a pesar de la rabia que sentia, parecia estar perdiendo la batalla interna. Con el escudo en las manos, levantó su brazo, listo para atacar a Tony, pero algo lo detuvo. En ese instante, sus ojos se encontraron con los de Tony, y en ese breve contacto, algo cambió. Steve, como si hubiera llegado al límite de su resistencia, no golpeó, sino que dejó caer el escudo con una fuerza desgarradora.
El escudo chocó contra el suelo,
resonando como una sentencia
final. En un movimiento rápido,
Steve se acercó a Tony y, con un
golpe certero, lo golpeó en el
pecho. La luz en el centro de su
pecho, esa chispa que representaba todo lo que había
sido Tony, se apagó al instante.
Tony cayó de rodillas, mirándolo fijamente, asimilando la realidad de lo que acababa de suceder. Steve, herido tanto física como emocionalmente, no dijo una palabra. Sin mirar atrás, se dio media vuelta y comenzó a alejarse, dejando atrás a los dos hombres que, en su propia forma, se destruían. La pelea había terminado, pero Steve sabía que, para él, algo mucho más grande se había roto.

Entré el amor y el odio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora