43. Fast & Furious

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43. Fast & Furious

Pisé el acelerador con mucha fuerza y salí disparada hacia adelante a gran velocidad. Maya estaba casi a mi altura, pero con mucha más seguridad de la que tenía yo.

Aparenta, aparenta.

Giré bruscamente el volante para esquivar unas cajas e inmediatamente tuve que dar otro para evitar un impacto directo con la pared.

Aprovechando aquello, Maya terminó por adelantarme, con una mirada de superioridad.

No podía ganarme, no podía.

Seguramente lo haga

Giré en la esquina de otro edificio haciendo que las llantas chirriaran en el suelo y dejaran surcos negros allí por donde habían pasado.

Pisando aún más fuerte el acelerador acorté los metros que me separaban de mi rival en cuestión de segundos.

Tan ocupada estaba intentando colocarme por delante, que no me di cuenta de que se acercaba una nueva curva.

No giré a tiempo, y la velocidad hizo que el coche derrapara y que la parte trasera se estrellase inevitablemente contra la pared.

Me dolió escuchar el sonido de cristales rotos y pintura rayada, destrozada y abollada, además del fuerte impacto que me hizo rebotar en mi asiento.

Ni se te ocurra hacerle un sólo arañazo a su coche, Megan.

-¡Mierda!-golpeé el volante furiosa, y arranqué para poder salir de allí violentamente cuanto antes.

No me costó mucho más completar la primera vuelta y llegar a la meta, donde apenas escuchaba los gritos de los espectadores con el ruido del motor.

O tal vez era que no tenían interés en animarme.

En cualquier caso, me decidí a no reducir la velocidad y a centrarme en la carrera. Giré en otra curva y vi la ventaja que Maya había conseguido sacarme: ella ya estaba en la siguiente curva del final de la calle.

Estaba claro que no la alcanzaría. Miré hacia el edificio que quedaba a mi derecha, y encontré la solución. No la alcanzaría a menos que...



A veces es mejor no pensar dos veces las cosas. Porque entonces entran las dudas, los temores, y las ventajas y desventajas.

Las puertas del edificio blanco y abandonado salieron disparadas hacia adelante cuando las atravesé sin perder un solo segundo girando rápidamente el volante hacia la derecha. Crucé el espacio vacío del interior, y cogiendo más velocidad, atravesé las siguientes puertas para salir al exterior, que rayaron el morro del coche.

No estaba loca, ¿verdad?

Giré justo a tiempo para evitar otro impacto con el edificio que se encontraba enfrente y me metí de nuevo en otro edificio abandonado. Si había calculado bien, tan sólo me quedaban dos más para salir a la calle de la línea de meta.

Sin embargo, no había tenido en cuenta que en el último edificio habría gente envuelta en tabaco y alcohol por todas partes. Presioné la bocina con fuerza, asustada, ¡atemorizada! Parecía que algunos de aquellos no iban a poder apartarse a tiempo para no quedar aplastados bajo las llantas desgastadas de mi decrépito coche.

Una pareja apasionada se apartó de las puertas en el momento justo que las atravesaba y giraba en dirección a la meta.

Una simple fracción de segundo me bastó para comprobar que mi plan había dado el resultado esperado. Había cumplido mis expectativas y ahora era Maya la que se colocaba por detrás de mí.

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