25. El beso equivocado en el momento más inoportuno.

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25. El beso equivocado en el momento más inoportuno.

¡NOOOOO! ¡Por qué la vida era tan injusta! ¡No me merecía aquello!

Me di de cabezazos contra la palma de mi mano sin cesar.

-Vamos, Meg, deja el dramatismo para la obra.-se echó a reír Grace, mientras cogíamos nuestros papeles y de un salto subíamos al escenario.

¡¿Cómo?! ¡¿Me estaba llamando dramática a mi?! ¡Pero que descaro, aquello era un escándalo, menuda exagerada!..

Vale, ya. Realmente no soy dramática, pero mi situación lo exigía de verdad.

Lidia, nuestra profesora de las clases de teatro, interpretación artística y demás artes escénicas, dio unas palmadas para que cada uno se colocase en su posición.

Miré mi papel y deseé poder quemarlo con la mente. Le dediqué una sonrisa a Mister Potato, que se puso frente a mí y empezó a hablar.

-Oh, Helena, la de hermosa cabellera, la de pálido rostro, dime. ¿Qué es lo que te ata a estas vastas tierras? ¿El amor de tu marido? Yo puedo darte más amor en un día del que él puede ofrecerte en una vida.

En efecto, lo que estábamos representando era una adaptación de la Ilíada, ese libro gordo escrito hace tanto tiempo por los griegos, pero centrándose en la historia de amor entre Helena y Paris.

Yo era Helena, y Mister Potato, Paris. ¡Iba a tener que besarle unas cuantas veces en la obra! ¿Por qué tendría que ser él tan buen actor? Realmente injusto.

Potato era...rellenito. Tenía unas gafas de los años mil y un aparato muy feo no sólo en los dientes, sino en toda la boca. Y su nariz... Bueno, de ahí el nombre de Potato.

-Vamos, Megan, lee tu texto.-me pidió Lilian.

-Sabes que Menelao, rey de Esparta, el que es ahora mi esposo, removerá cielo y tierra para encontrarte. No dejará piedra sobre piedra en la sagrada Troya. Por favor, amado Paris, vete de aquí antes que los guardias vengan y te hagan preso.

Toma parrafón que iba a tener que aprenderme. Y cuando Mister Potato volvió a comenzar a decir su parrafada propia, las puertas del salón se abrieron y entró el grupo que iba a encargarse del decorado.

Seguro que iba a quedar genial, porque los castigados iban a encargarse de ello, así que iban a tener muchos días para hacerlo.

-Vale, siguiente escena, ¡Menelao y Agamenón a escena!

Bajé por las escaleras delanteras del escenario y me senté en una de las butacas para ver cómo seguía la obra.

-Oh, Paris, ¡bésame!

-Heath, mira ahí.

Él, que traía unas cajas de cartón con su grupo de castigados, comenzó a lanzarme besitos y a poner cara de enamorado.

-¿Qué pasa?

-Creo que te has olvidado de coger tu gracia.

Empezó a soltar unas carcajadas enormes, enormemente sarcásticas.

-Igual la tienes tú y todo.

-Idiota.-puse los ojos en blanco.

-¿Quieres saber que tengo para cenar?-se hizo el interesante.

-No.

-¡Puré de patatas!-empezó a reírse sin parar.

-Toma ya.-susurró Grace a mi lado.

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