13. IT'S RAINING MEN.

244 29 0
                                    

13. IT'S RAINING MEN.

-¡Meg! MEGAN, DESPIERTA DE UNA MALDITA VEZ.

Tiré la almohada al suelo, y me di la vuelta. Solamente a dormiría cinco minutos más. Después me levantaría.

No se lo cree nadie...

¡Soñar es gratis, voz interior! Cerré los ojos, un instante, y cuando los volví a abrir mi mente adormilada consiguió reaccionar.

Mierda, mierda, Heath estaba frente a mí, yo sin vestir, sin desayunar, sin peinar, sin lavar, y sin poder casi abrir los ojos. ¡¿Cómo había entrado en mi casa?! Seguro que había atado y amordazado a mi padre.

No, seguro que yo estaba soñando y punto, él que se fuera a tirarse de una acantilado.

-Deja de remolonear que tenemos que irnos.

-¿Gi?-balbuceé, y él soltó una carcajada. Que bonita sonaba su risa de par de mañana. Y por bonita quiero decir peor que siempre.

-Venga, deprisa, que tenemos que irnos a clase.

-¿Y por qué?

-¿Porque hay clase?

-Que por qué estás tu aquí, en mi casa, en mi cuarto y al lado de mi cama.

-He ido a pasear a Linda y tu padre me ha dejado venir a despertarte.

-Traidor. Vale.-susurré, y me di la vuelta para perderle de vista y cerrar los ojos.

-De acuerdo, lo siento mucho, pero como no hay manera de que te levantes, tendré que recurrir a las medidas extremas.

Decidí no preocuparme demasiado. Las cosquillas pasarían.

-¡ASQUEROSO, NO ME CHUPES!

Me senté en la cama de un golpe, de hecho, Heath estuvo a punto de llevarse un codazo, pero apartó su babeante lengua justo a tiempo. Con la sábana, muy furiosa, lo reconozco, retiré su pringue de mi cara. Yo estaba viendo unicornios. Heath se reía.

-¡¿Pero cómo puedes reírte, es que no tienes corazón?!-le espeté y le intenté golpear con la almohada.

-Me encanta lo dulce que eres por la mañana, Meggi.

-Vete a la mierda y déjame en paz, ¡pesado!-volví a pegarle de nuevo.

-Cómo sigas así, voy a tener que chuparte otra vez.

-COMO ACERQUES TU COSA BABOSA A MI CARA NO RESPONDO DE MIS ACTOS.-me puse firme.

-Bueno, tendré que conformarme con besarte.

Y se inclinó sobre mi cama, dejando besos por mi cuello para intentar llegar hasta mi boca.

-Quita, bicho, no quiero tus besos, cualquier cosa menos eso.

-Entonces tendré que chuparte-sacó la lengua.

-Te mato.-dije, cansada de tener que gastar energías en echarle.

-Puedo morderte.-acarició mi cuello.-No sabes el morbo que da cuando lo haces despacito, con cuidado.

Pellizcó mi cuello, y ya por fin pegué un bote fuera de la cama.

-Te odio.-le fulminé con mi mirada.

-Lo sé, y me encanta.

-Ja, ja.-reí sarcástica.-Fuera de aquí si quieres que me vista.

-Prefiero quedarme.

Le empujé hasta la puerta, pero Heath abrió los brazos, y por mucha fuerza que hacía en la espalda contra él no conseguía moverle.

BETTERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora