16. La primera vez.

142 19 0
                                    

16. La primera vez.

–¿No puedes hacerlo mejor?–me retó.

–Tengo miedo de hacerte daño, nena.–le pegué un buen derechazo que podría haberle roto la nariz pero Heath lo esquivó.

–Así me gusta.–soltó una carcajada.–Que tu odio hacia mí lo canalices hacia los golpes.

Ya era octubre y se notaban los días más frescos. No podía estar en el parque sólo con una camisetita de tirantes. A Heath le daba igual, tenía dos camisetas de manga corta y se las iba turnando. Yo le preguntaba si no era una reversible y la metía a la lavadora por la noche.

Cansada, me quité los guantes y me senté en la hierba.

–Es mejor que hacer yoga.–reí, y Heath se sentó a mi lado.–Ommmmmmmm...

–Déjalo, enana.–soltó una carcajada.

–Ommmmmm... OmmmdiommammHeathmmmm...

–Ommm–me imitó.–Tuuummmmeresmmmtomtaaammmm...

–No empieces que ya sabes lo que pasa luego, acabamos con todos los insultos del diccionario.

–Sólo soy sincero.–sonrió.

–E idiota.

–No, yo creo que soy más del tipo...¡imbécil!–chasqueó los dedos.

–Para nada, si fueras un imbécil tendrías que ser como Derek el traficante.

–¿Vender droga?–me miró raro.

–No, otro ejemplo.–pensé un momento.–¡Potato! Sí, Potato es imbécil.

–¿Y cuál es la diferencia?

–Potato es como un idiota pero insoportable, lo que le hace imbécil.

–Lo que quiere decir que yo soy soportable, enana.

–A ratos..., no, casi nunca.

–Qué orgullosa eres, reconoce que te encanta mi compañía.

–Sí, me gusta tanto cómo estudiar matemáticas.–puse los ojos en blanco.

–Orgullosa, orgullosa...

–No es verdad, no es verdad...

–¿Cómo te soporta Jack?

–¿Cómo te soporta tu madre?

–No lo hace.–se metió la mano entre sus rizos y bajó la cabeza serio.

Mierda. ¡Mierda! Maldita boca  que no se callaba cuando debía. Y ahora no sabía que decirle.

Debía de tener una cara incómoda, porque él me miró y comenzó a reír.

–No es para tanto, lo que pasa es que nunca hemos tenido una conversación seria.

–¿Tú crees?–le miré y asintió.

–¿Quieres tener una conversación seria conmigo?

–No sé...Es la primera vez que me piden algo así, por eso creo que tendré que pensarlo...

–¿Lo ves? Contigo es imposible.–puso una media sonrisa.

–Que no, ¡que no! Voy a ponerme seria.–aseguré.

No te rías no te rías no te rías no te rías no te rías no te rías...

No pude aguantar más y estallé en unas enormes carcajadas mientras Heath sonreía.

–Lo siento, lo siento.–reía.

–En realidad creía que ibas a aguantar dos segundos. Y has conseguido tres.

BETTERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora